Un nuevo modelo de Estado

Cabe imaginar que algún líder político expusiera sus ideas sobre la conveniencia de construir «un nuevo modelo de Estado» y que, dentro de 36 años, aquellas ideas siguiesen siendo actuales? Pues ha ocurrido aquí, ante nuestros ojos. Este es un resumen de soluciones concretas para problemas de hace muchísimo tiempo, pero lo sorprendente es que hoy podríamos hacer el mismo análisis y ofrecer las mismas soluciones:

Unos comentarios sobre el proceso del cambio político, sobre esta profunda transformación que hemos realizado durante los últimos años. Tiempos de mayor estabilidad política no se divisan en el horizonte inmediato. Quiero remontarme al mundo de las ideas y de las ideologías. El quid de la cuestión radica en decidir si nos inclinamos por una “sociedad igualitaria” o por una “sociedad competitiva” aunque la competitiva crea mucha más igualdad que la igualitaria. La solución de los graves problemas de la economía a corto plazo no nos debe conducir a un mayor peso del sector público.

Cinco aspectos considero fundamentales en la Constitución española de 1978: la definición de la forma de Estado; la proclamación de los derechos humanos y las libertades individuales; el equilibrio de poderes entre las instituciones; la definición del sistema económico; y la organización territorial. También el Parlamento puede ser “absoluto y arbitrario”. La Ley quedaba reforzada con el principio de separación de poderes, que ya en el siglo XVII tuvo reflejo en la doctrina inglesa. Como ha reconocido el propio profesor Hayek, el riesgo ahora nace de un posible exceso reglamentista de “proteger” al individuo, dictando leyes y más leyes.

En el terreno de la economía los problemas no son de hoy. Alcanzaron su cota máxima con motivo de la crisis, se debieron haber adoptado medidas profundas de saneamiento y en estructura de los costes laborales. Hay que iniciar el camino de la economía y la sociedad competitiva. En primer lugar hay que restablecer con urgencia el equilibrio del presupuesto. En segundo lugar debe detenerse el crecimiento del sector público; reducir el peso de la burocracia. Tenemos que superar el síndrome keynesiano. La reactivación debe venir porque la empresa privada vuelve a tener confianza en que sus inversiones sean suficientemente rentables.

El principal recurso natural de España son sus mujeres y hombres. Para prosperar tenemos que producir más barato y mejor que nuestros competidores. No debemos mantener tanto capital humano en el desempleo, por el miedo a emplearlo sin posibilidad de rescisión voluntaria del contrato de trabajo. Cuando la Seguridad Social se hipertrofia proliferan la corrupción, la ineficacia y el mal servicio para quienes más lo necesitan. Es urgente una limpieza a fondo. Muchas son las reformas necesarias para que España se acerque al ideal de una economía que premie el esfuerzo y fomente la competencia. El mercado financiero necesita más seguridad y más competencia. En una época de crisis como la presente muchos sectores acuden al Estado para resolver sus dificultades.

La Constitución permitirá que los habitantes sientan que no son necesariamente enemigos de quienes quieren vivir de forma distinta. Esperanzas que no deben fracasar, ni por la rigidez tradicional de unos ni por la violencia mesiánica de otros. La redistribución de la renta debe hacerse ayudando a los ciudadanos pobres directamente, con subvenciones para la adquisición de su vivienda, para la educación de sus hijos, o el cuidado de la salud de su familia, no dando a los políticos fondos para que inicien descabellados proyectos sin futuro.

Yo creo en un Estado que reconozca las libertades individuales y colectivas y que garantice los derechos humanos. Un Estado que fomente la competencia económica y no tolere los monopolios ni los privilegios. Un Estado donde nadie esté por encima de la ley y todos los poderes públicos tengan que dar cuenta de sus actos. Las circunstancias de esta hora no pueden hacernos olvidar a dónde vamos, qué es lo que cada quien propone como modelo de sociedad y de Estado. Elijamos entre los dos modelos alternativos. O caminamos hacia el “modelo competitivo” o lo hacemos hacia el modelo “igualitario”. La primera obligación de quienes aspiran a dirigir la sociedad es explicar a dónde quieren ir. Hay veces que las ideas triunfan después de un obligado retiro en Colombay-les-DeuxEglises».

Pero suum quique tribuere, corresponde aclarar que el mérito de cuanto va dicho, aparte de seleccionar frases e ideas, procurando conservar su significado fuera del contexto, corresponde a un maestro de política y de comportamiento humano, de los pocos que adivinan el rumbo del futuro. Todo lo entrecomillado, aunque parezca actual, ha sido entresacado de un discurso pronunciado hace más de 36 años, la noche del 13 de diciembre de 1978, por el entonces ministro, con quien tuve el honor de trabajar, modelo de persona, político, liberal y amigo, Joaquín Garrigues Walker.

Francisco Segrelles, abogado y marino.

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