Un pacto de Estado imprescindible para salvar la investigación del cáncer

Un investigador de la talla de Bert Vogelstein ha probado que solo el 30% de los cánceres están asociados a factores de riesgo de nuestros hábitos y nuestro entorno, mientras que el restante 70% aparecen como consecuencia de la vida. Solo la investigación de los mecanismos moleculares y biológicos del cáncer puede conducir a su curación.

Cada vez va a haber más enfermos de cáncer en España, 1 de cada 2 hombres y 1 de cada 3 mujeres lo van a sufrir. ¿Cómo podremos lograr vencerlo? La respuesta: solo con Investigación. De hecho, la investigación del cáncer es la única vía para su curación. La investigación permite descubrir y emplear los fármacos más apropiados para cada paciente en función del mecanismo molecular de la enfermedad y evita fármacos inútiles. Desde un punto de vista económico, la investigación es la única oportunidad de desarrollar un sector bio-industrial de alto valor estratégico, científico y económico.

La investigación nos brindaría la oportunidad de ser independientes tecnológicamente en un sector cada día más necesario, y nos permitiría exportar conocimiento y tecnología. Representa una oportunidad económica sin precedentes en nuestro país, que requeriría la movilización de todos los agentes, sin embargo, desde la administración se le está dando la espalda.

La fotografía del investigador oncológico español en 2018 lo encuadra en una carrera con escaso futuro: el desastre en los últimos 10 años ha conducido a un panorama desolador. Puestos de trabajo perdidos, escasa y devaluada convocatoria de empleo público, deterioro de sueldos, degradación de las condiciones en los puestos de trabajo solo son una muestra de actual nivel de deterioro.

El borrador de los Presupuestos Generales del Estado para el presente ejercicio y el último informe sobre el estado de la Ciencia y la Tecnología en España de la Fundación Alternativas confirman que, un año más, otro más, la inversión en investigación no para de decrecer. El gasto global en estas actividades se ha desplomado hasta el 1,19% del Producto Interior Bruto, un nivel menor que el de hace una década. Asimismo, el porcentaje de la inversión del Estado en I+D ha variado en un -9,1% desde el año 2009 según cifras del INE y Eurostat. Mientras, en el resto de los países europeos no ha hecho más que aumentar, su media es de 27,4%, por ejemplo, en Reino Unido lo ha hecho en un más que envidiable 39,3%.

Pero esto no lo es todo, la falta de dinero no es el mayor problema de la ciencia en España. El día a día está plagado de burocracias y leyes para controlar el gasto público y cumplir con los objetivos de déficit fijados por Bruselas. El principal problema de la ciencia en España no es la calidad ni el talento, sino la falta de masa crítica y un sistema administrativo anquilosado y burocratizado.

Por ello, desde ASEICA (Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer) exigimos con carácter urgente un Pacto de Estado por la investigación oncológica que implique un cambio de estrategia a corto, medio y largo plazo. Reclamamos una financiación estable, más convocatorias de empleo, becas y ayudas públicas regladas y predecibles herramientas fiscales que favorezcan el mecenazgo y la entrada de la inversión privada en el sector, al mismo tiempo que una reducción de la burocracia y la reorganización estructural del sistema, entre otros muchos. En definitiva, una reorganización y un impulso en la inversión. Este pacto es necesario ya que la actual investigación en cáncer en España se caracteriza por su dependencia tecnológica, un hecho muy grave que ralentiza el progreso de la ciencia en España.

La falta de compromiso del Gobierno con la innovación y la investigación en cáncer y una larga lista de tareas pendientes en I+D+i suponen un atraso de una década para el sector científico y desacelera, cuando no cierra puertas, líneas de investigación oncológica que ayudarían a controlar la epidemia del cáncer que hoy se sitúa como la primera causa de muerte en varones y la segunda en mujeres en nuestro país.

La Red de Asociaciones de Investigadores y Científicos Españoles en el Exterior, presente en 14 países, afirma que hay entre 15.000 y 20.000 investigadores españoles fuera de nuestras fronteras. El Gobierno debería ver que nuestros investigadores están encontrando oportunidades laborales en el extranjero, lo cual es muy positivo, siempre y cuando ese talento sea recuperable. Pero si, por el contrario, perdemos ese cúmulo de conocimientos atesorados por nuestros jóvenes talentos, estamos renunciando a la oportunidad de cambiar nuestro modelo de crecimiento económico.

Creemos poder afirmar que la estrategia en investigación y ciencia del Estado de los últimos 10 años no ha funcionado. El modelo ha fracasado por varios motivos: los recortes, la falta de seguridad jurídica, la inestabilidad laboral y la ausencia de una Planificación Estratégica de los objetivos a lograr. Las cifras lo confirman, el número de publicaciones empieza a decrecer, el número de patentes con participación española es insignificante, la calidad y el impacto de las citas está bajando… en definitiva, hemos descendido en el ránking mundial.

En los investigadores oncológicos españoles el malestar actual es patente. Y aunque los resultados globales de la ciencia española se han maquillado gracias a las ayudas europeas, el resultado inmediato es descorazonador. Es cierto que en los últimos años hemos mejorado en la captación en número y porcentaje de ayudas comunitarias, los conocidos como Fondos 2020. Y también es cierto que, este hecho ha cubierto algunas deficiencias del sistema español ayudando a mantener líneas de investigación oncológicas y favoreciendo la continuidad de los contratos hasta tal punto que España se ha convertido en el país europeo que más proyectos lidera. Pero a pesar de ello, lo conseguido con años de trabajo y dedicación se tambalea. Los investigadores tenemos voluntad de trabajar en España y esto se refleja en la calidad de nuestros trabajos y en la infatigable tarea de conseguir recursos para la investigación, pero no es suficiente: necesitamos que el Gobierno desarrolle un plan urgente que corrija las deficiencias del sistema de los últimos diez años.

En la celebración este domingo 4 de febrero del Día Mundial Contra el Cáncer, desde ASEICA y en nombre de sus numerosos y preocupados socios investigadores, reclamamos una actuación estructural urgente. En España contamos con centros de primer nivel e infraestructuras punteras, pero hay que dotarlos con investigadores y mantener / actualizar la tecnología. Por ello, nuestra prioridad es conseguir una estabilidad y un compromiso del Gobierno.

Tenemos que ser capaces de revertir esta situación, y para ello necesitamos la ayuda e implicación del Estado, como primera premisa, pero también del resto de la sociedad. Esta demanda no debe solo proceder de los investigadores sino de todos los ciudadanos. Les va mucho en ello.

Invertir en ciencia y tecnología es apostar por una sociedad inteligente con perspectivas de progreso. Invertir en ciencia es invertir en el futuro de los españoles. Porque todos algún día seremos enfermos y entonces quizás será demasiado tarde.

Carlos Camps es presidente de ASEICA (Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer) y jefe de Oncología del Hospital General de Valencia.

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