Un pacto medioambiental

La adopción de un Pacto Mundial por el Medio Ambiente, liderado por la comunidad internacional de juristas, no es una iniciativa reciente. Sin embargo, la aprobación en septiembre de 2015 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), seguidos de la adopción, en diciembre de 2015, del Acuerdo de París, han dado un nuevo impulso a la idea de un Pacto Mundial. La gravedad de las agresiones al medio ambiente ha reforzado la conciencia y la necesidad de impulsar iniciativas de calado. Ha llegado el momento de dar un paso decisivo de apoyo a un Pacto Mundial, en cuyo contenido se refundirán en un único texto los grandes principios que guían la acción medioambiental.

El Pacto Mundial pretende erigirse en la piedra angular del derecho internacional del medio ambiente, hoy día fragmentado en una decena de convenciones internacionales sectoriales. A diferencia de la Declaración de Río de 1992, el Pacto Mundial estará dotado de fuerza vinculante. De carácter universal, será un “acuerdo paraguas” cuya aplicación se revisará periódicamente por un comité de seguimiento, foro de intercambio de criterios y recomendaciones. Impulsará una doble dinámica mundial: legislativa, al incitar a los Estados a dotarse de leyes y reglamentos exigentes, y jurisprudencial, convirtiéndose en una fuente de derecho para los tribunales nacionales, ante los cuales el pacto será invocable. Los ciudadanos también podrán invocarlo. Proporcionará a las empresas un marco jurídico mundial uniforme, reforzará la seguridad jurídica y permitirá luchar contra los dumpings que penalizan a las empresas más concienciadas con la protección del medio ambiente.

En este nuevo y favorable contexto, los trabajos de redacción del Pacto Mundial comenzaron hace unos meses. En el marco de Le Club des Juristes, el principal think tank jurídico de Francia, el cual reagrupa a grandes especialistas franceses del derecho medioambiental, se ha preparado un anteproyecto de Pacto Mundial en estrecha colaboración con una red internacional de eminentes expertos de 40 nacionalidades —incluida España—. A finales de junio hemos reunido en París a muchos de ellos, procedentes de todos los continentes, para ultimar los detalles finales. Se trata de un texto breve, pero ambicioso y realista, compuesto de un preámbulo y 26 artículos. La mayor parte de los principios enunciados cuentan ya con un amplio consenso en el derecho internacional del medio ambiente. Citaremos algunos ejemplos: el derecho a un medio ambiente sano, el deber de protección de los recursos naturales, los principios de prevención, de precaución y de reparación del daño ambiental, la información y la participación del público, el papel de los actores no estatales, el principio de no regresión o el de acceso a la justicia medioambiental.

En junio tuvo lugar un gran acto internacional de lanzamiento del proyecto, celebrado en el Grand Amphithéâtre de la Sorbona. Participaron personalidades comprometidas con la protección del medio ambiente, como Ban Ki-moon, Arnold Schwarzenegger, Mary Robinson, el ministro francés de Medio Ambiente, Nicolas Hulot, así como la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, junto con eminentes jueces y juristas de todo el planeta. El presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, clausuró el acto y anunció, de forma clara y rotunda, el apoyo de Francia al proyecto de Pacto Mundial, el cual se ha comprometido a presentar el próximo septiembre ante la ONU.

El apoyo del presidente Macron constituye el punto de partida oficial del Pacto Mundial. La meta será, esperamos, su adopción en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas. A partir de ahora se abre una etapa de trabajo diplomático y político, cuyo objetivo es la formación de una coalición de Estados decididos a apoyar el proyecto en las Naciones Unidas.

Tras los dos pactos internacionales adoptados en 1966 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, uno relativo a los derechos civiles y políticos, otro referido a los derechos económicos, sociales y culturales, el Pacto Mundial por el Medio Ambiente consagrará una tercera generación de derechos fundamentales, los vinculados a la protección medioambiental. Cincuenta años después, es el momento de avanzar en este camino, pues las agresiones al planeta y a la humanidad son graves y no pueden esperar.

Laurent Fabius es presidente del Consejo Constitucional de la República francesa y antiguo Presidente de la COP21; Yann Aguila es abogado y presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Club des juristes.

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