Un premio Sájarov para las mujeres bielorrusas

La caída del muro de Berlín, hace más de 30 años, no abrió el paso a la libertad y a la democracia en toda Europa. Aún existe un país donde el KGB ha mantenido su nombre y su actividad, las estatuas de Lenin y Stalin siguen en pie y los derechos humanos son sistemáticamente vulnerados. Es Bielorrusia. Allí ha reinado el silencio durante décadas, viviendo de espaldas a la realidad europea y al avance del mundo.

Sin embargo, la descarada manipulación de las elecciones presidenciales del pasado 9 de agosto provocó unas masivas protestas contra Alexandr Lukashenko, conocido como "el último dictador de Europa". Fue un grito de "basta ya" sin precedentes en una sociedad que vive asfixiada y, en gran medida, desinformada. Desde entonces, la represión desatada por parte del régimen autoritario está siendo inaudita e inadmisible en un país vecino de la Unión Europea y en pleno siglo XXI. No podemos permanecer callados.

Por esta razón, el Parlamento Europeo ha otorgado el premio Sájarov de 2020 a la oposición democrática de Bielorrusia, representada por un Consejo de Coordinación que surgió de la iniciativa de un grupo de mujeres, figuras políticas y miembros de la sociedad civil.

Entre estos héroes de la libertad resplandece la premio Nobel de literatura Svetlana Alexiévich, pero todas ellas, todos ellos, merecen nuestra admiración y apoyo. Todas ellas, todos ellos, viven en la actualidad encarcelados, en arresto domiciliario o en el exilio. Alexiévich, que en su día dio voz a las víctimas de la tragedia de Chernóbil, ha tenido que salir del país –un auténtico exilio– para poder seguir denunciando el "terror" al que están sometidos sus conciudadanos.

Lamentablemente, a veces la historia se repite en sus peores versiones. Andrei Sájarov fue un físico y disidente de la Unión Soviética. Y desde 1988, el Parlamento Europeo concede anualmente un premio con su nombre, el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia. Este es un homenaje y un reconocimiento a aquellas personas u organizaciones que defienden las libertades y los derechos humanos.

Hoy, los restos del naufragio comunista siguen oprimiendo a una parte de nuestro continente. Hoy, debemos seguir amparando a la disidencia, a aquellas personas que saben que los derechos y las libertades ni son un regalo, ni están garantizados. La Unión Europea lanza, así, un claro mensaje a todos aquellos que son víctimas de la vulneración de los derechos humanos, de aquellos que son oprimidos por regímenes autoritarios e ideologías inhumanas: no estáis solos.

Al comunicar el nombre de los galardonados, el presidente del Parlamento, David Sassoli, destacó la "valentía, resistencia y determinación" de aquellos que se mantienen "firmes ante un adversario mucho más fuerte", pero que "tienen a su favor algo que la fuerza bruta no puede derrotar: la verdad".

Estas palabras me recuerdan las de aquel intelectual checoslovaco y faro de la disidencia tras el telón de acero, Václav Havel. En su libro El poder de los sin poder, nos animó a "vivir en la verdad", aunque desde el poder se traten de ocultar los problemas reales y los fenómenos de crisis "bajo el espeso manto de la mentira".

No demos nunca la democracia y la libertad por descontadas. Defendamos la verdad. Defendamos a Svetlana Alexiévich, a Svetlana Tijanovskaya, a Maria Kolesnikova, a Veronika Tsepkalo… y a todas estas valientes mujeres bielorrusas que luchan, junto al resto de la oposición democrática bielorrusa, por superar la más atroz rémora del pasado.

Dolors Montserrat es portavoz del PP en el Parlamento Europeo y exministra de Sanidad

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