Un toque de clarín para los mercados en ascenso

Avanzado ya 2012, vale la pena reflexionar sobre cómo un decenio de fuerte crecimiento económico en los mercados en ascenso propició las clamorosas transformaciones políticas del año pasado. Desde los espectaculares acontecimientos habidos en Oriente Medio hasta la oleada de apoyo a la cruzada anticorrupción de Anna Hazare en la India, los dirigentes de los mercados en ascenso están recibiendo desde las calles un mensaje claro, en el sentido de que el crecimiento no lo es todo. Pasarlo por alto redundará en su perjuicio.

Las economías con mercados en ascenso obtuvieron un sólido crecimiento durante el decenio de 2000 e incluso sobrevivieron a la crisis financiera mundial sin un desplome del crecimiento, pero el espectro de la corrupción en aumento está comprometiendo la legitimidad de sus beneficios económicos y erosionando el apoyo para otras reformas necesarias a fin de sostener su impulso de crecimiento.

La corrupción adopta muchas formas, pero en los mercados en ascenso una combinación de factores la ha convertido en un cáncer que en última instancia derriba regímenes. La incesante corrupción en pequeña escala es un importante perjuicio para los pobres en muchos de esos países; de hecho, limita su acceso a los servicios sociales y a las funciones básícas del Gobierno, de los que dependen para su propia supervivencia.

Otro tipo de corrupción entraña la desviación de enormes sumas de dinero de proyectos en gran escala. En la India, por ejemplo, el Gobierno perdió hasta entre 30.000 y 40.000 millones de dólares de ingresos muy necesarios cuando se vendió el codiciado espectro de bandas mediante una subasta amañada.

Para los ciudadanos de a pie, la corrupción en gran escala resulta menos visible, porque, si bien las sumas abarcadas son asombrosas, no se sienten tan directamente sus costos como en el caso de los chanchullos en pequeña escala, pero la percepción de ese tipo de megacorrupción ha cambiado a medida que el crecimiento rápido ha aumentado la desigualdad.

En países como China y la India, el rápido crecimiento económico ha sacado a un gran número de personas de la pobreza, pero no se han repartido uniformemente los frutos de la mundialización y del crecimiento rápido: los ricos pasan a ser mucho más ricos, mientras que una gran fracción de la población sigue en la miseria.

El aumento de la desigualdad de los ingresos en modo alguno está limitado a los mercados en ascenso, pero su combinación de corrupción descarada y desigualdades omnipresentes crea una mezcla tóxica que está socavando el apoyo a las reformas que fortalecerían y consolidarían sus beneficios económicos.

En muchos mercados en ascenso, la falta de libertad política contribuye a la mezcla explosiva. La combinación de corrupción, desigualdad y represión política crea una enorme presión y no hay cauces institucionales por los que darle salida.

Pero unos regímenes políticos más libres no son una panacea. En una democracia como la de la India, quienes están bien relacionados políticamente se benefician del crecimiento sesgado, con lo que aumenta el resentimiento de los que se quedan rezagados. La oportunidad de “expulsar a los granujas” en cada uno de los ciclos electorales contribuye a cierto desahogo, pero no resuelve los problemas que lo producen.

Resulta difícil predecir qué es lo que desencadena la protesta popular, pero los factores económicos son fundamentales. Por ejemplo, el aumento de los precios de los alimentos suele perjudicar a los pobres, en particular los de las zonas urbanas, que gastan gran parte de sus ingresos en ellos y, a diferencia de los trabajadores agrícolas, en nada se benefician de los precios más altos de los alimentos. Con el aumento de las poblaciones urbanas, cada vez resultará más difícil contener esas presiones.

Algunos gobiernos han reaccionado ante los acontecimientos recientes con represión política, restricciones de la información o una combinación de medidas autoritarias. China, por ejemplo, bloqueó las informaciones de los medios de comunicación sobre las protestas en Egipto. Sin embargo, la “primavera árabe” revela la fragilidad de los regímenes políticos represivos que intentan mantener su legitimidad limitando las corrientes de información.

La principal enseñanza que se desprende para los países con mercados en ascenso es la de que centrarse exclusivamente en el crecimiento del PIB puede no ser bueno en última instancia para la estabilidad económica y política. Aun con rápidos aumentos de la renta nacional, si los dirigentes de dichos países no distribuyen los beneficios equitativamente, se volverán vulnerables ante el descontento popular. Abordar la corrupción es decisivo para mejorar el crecimiento a largo plazo y mantener la estabilidad social.

Esas economías necesitan medidas que ayuden a mantener a los pobres fuera de las trampas de la pobreza y que les brinden oportunidades realistas para mejorar su bienestar económico. Algunas de dichas medidas son la ampliación de los mercados financieros para dar a más personas acceso al crédito y la inversión, fortalecer las redes de seguridad social para proteger a los económicamente vulnerables y mejorar el acceso a la educación y su calidad.

Esas enseñanzas son aplicables igualmente a las economías avanzadas, que también padecen las consecuencias del aumento de la desigualdad y de formas sutiles de corrupción, pero, para esas economías ricas, ahora la mayor prioridad es la de restablecer un crecimiento suficiente.

Los mercados en ascenso tienen una oportunidad de oro para seguir obteniendo sus beneficios económicos y afianzar el crecimiento y la estabilidad abordando problemas profundamente arraigados como el de la corrupción. Como han mostrado los acontecimientos del año pasado, los costos de la inacción podrían ser calamitosos.

Por Eswar Prasad, profesor de Economía en Cornell University e investigador superior de la Brookings Institution. Es autor (junto con M. Ayhan Kose) de Emerging Markets: Resilience and Growth Amid Global Turmoil (“Los mercados emergentes. Resistencia y crecimiento en plena agitación mundial”.) Traducido del inglés por Carlos Manzano.

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