Un vínculo con nuestro pasado

Los animales de compañía han convivido con el hombre desde siempre. Hace unos 12.000 años que el hombre domesticó al perro y más de mil que los chinos seleccionaron al pez rojo y utilizaban a los ratones como mascotas.

En casi todas las sociedades los animales de compañía son un fenómeno social muy antiguo. Su papel ha ido cambiando a un ritmo que varía según sus niveles de desarrollo, pero todas tienen un patrón similar: cuanto más industrializada está, mayor es el número de familias con animales. El porcentaje de familias que poseen mascotas oscila entre el 25% en los países menos desarrollados y el 75% de los países líderes en industrialización.

Las razones de por qué tenemos animales son muy profundas y hay que buscarlas en la evolución de la propia especie humana. El hombre siempre ha estado acompañado de animales, ha evolucionado con ellos. La sociedad urbanizada está cada vez más aislada de la naturaleza y los animales se convierten muchas veces en el último vínculo de la sociedad con nuestro pasado, en una sociedad donde las imágenes de la naturaleza son cada vez más atractivas.

Pero hay más razones: ¿cómo explicar si no que las tribus del Amazonas que viven inmersas en la naturaleza tengan sus mascotas? Los animales nos proporcionan más beneficios; psicólogos y psiquiatras han llegado a la conclusión de que algunas mascotas, como el perro y el gato, proporcionan a su propietario recompensas emocionales importantes, incluso más que las obtenidas por medio de otras personas. Los animales tienen una generosidad y afectividad ilimitadas. Debido a todo ello, los dueños experimentan un sentimiento muy fuerte de lealtad y seguridad. Además nos dan compañía en un mundo donde cada vez hay más personas que se sienten solas.

En pocos años los animales han pasado de ser considerados por la medicina una fuente de enfermedades a verse como una herramienta terapéutica cada vez más importante. Cada día hay más estudios sobre el efecto beneficioso que ejercen en personas con problemas físicos o psíquicos, en ancianos y para conservar la salud de sus dueños.

Cuanto más industrializado es un país más importancia se le da a los animales de compañía. Los políticos se han percatado de que aparecer junto a un animal aumenta la confianza que la gente siente por ellos y como consecuencia el número de votos. En Estados Unidos la elección de la raza de perro del presidente es un tema de interés nacional. La sociedad capitalista se ha dado cuenta de la importancia del sector de los animales de compañía, potenciando esta necesidad innata que tenemos de convivir con un animal. La oferta en este sector aumenta día a día.

Hoy disponemos de unas 400 razas de perros para poder escoger la que mejor se adapte a nuestras posibilidades. Cada vez se incorporan nuevos animales como mascotas, un ejemplo son los denominados exóticos: serpientes, lagartos, tarántulas y un largo etcétera. La potente industria alimentaria nos ofrece un alimento específico para cada animal. Diseñadores de moda reconocidos mundialmente hacen colecciones para animales, se crean perfumes y joyas para ellos, etcétera. El gasto en las mascotas va en alza de forma imparable cada año y el sector de los animales de compañía tiene una importancia creciente en la economía general.

Punto y aparte merece el mundo infantil. Los niños sienten una gran atracción por los animales y desde finales del siglo XIX empiezan a aparecer en los productos culturales dedicados a ellos. Hoy en día los animales están presentes en la mayoría de los cuentos, programas televisivos, películas y juegos. Ratones, perros, gatos y todo tipo de animales parlantes irrumpen en su vida la mayor parte del tiempo. En general, casi todos los niños piden mascotas a sus padres.

Pero este boom de los animales de compañía tiene sus efectos colaterales. Tratar a un animal como una mercancía cualquiera es un error, un animal es un ser vivo que debemos cuidar y hemos de estar dispuestos a hacerlo. Regalar un animal como quien regala un jarrón o comprarlo de forma compulsiva tiene malas consecuencias. Miles de animales mueren anualmente por cuidados inadecuados y otros son abandonados cuando aparece el menor problema.

El comercio de animales exóticos ha estado a punto de provocar la extinción de algunas especies. En 1973 se firmó el convenio sobre el comercio internacional de especies de flora y fauna salvajes amenazadas, con 174 países inscritos, aun así, el tráfico ilegal de animales es el tercer negocio ilícito que más dinero produce en el mundo después del narcotráfico y el tráfico de armas. Tenemos que estar alerta para que el consumismo no supere nuestras necesidades reales de convivir con una

Amadeu Obach Vidal, veterinario clínico.