Una Constitución de todos y para todos

Hace hoy 40 años que nueve de cada 10 españoles refrendaron con su voto la que con el tiempo ha sido conocida como la Constitución del consenso. Al decir sí a la Constitución, los españoles suscribimos un pacto sobre el que hemos construido un espacio común: para nuestra convivencia, para el libre ejercicio de nuestros derechos y para nuestro desarrollo humano, social y económico. Estuvimos de acuerdo en inaugurar para España un tiempo de libertad y de concordia, y contamos con la guía de hombres y mujeres generosos que dejaron a un lado sus diferencias ideológicas y condujeron un admirable y cívico proceso de Transición a la democracia. Fueron ellos quienes consiguieron la «base común para entablar sus tratos de concordia» que ya reclamaba el que fuera presidente del Gobierno y del Congreso de los Diputados, Francisco Martínez de la Rosa, a comienzos del siglo XIX. Ese logro les convirtió en los protagonistas identificables de la Transición.

Pero sin ninguna duda el gran protagonista de nuestra Transición fue el pueblo español.

Hoy, las Cortes Generales, como representantes del conjunto de los españoles, rendimos homenaje a sus protagonistas: al pueblo español, al Rey Juan Carlos, al presidente Adolfo Suárez, a los ponentes constitucionales y a todos los parlamentarios constituyentes.

No fue una tarea sencilla, y tampoco lo fueron los pasos que debieron darse luego para proporcionar operatividad y contenido a la empresa de convertir a España en una nación moderna, plenamente identificada con las libertades y los estándares de vida del mundo más avanzado.

La Constitución -y el consenso que la hizo posible- fue la base que nos permitió poner en marcha ese proyecto y acometer todos los retos que teníamos por delante.

Al amparo de la Constitución desarrollamos el sistema autonómico que permite la gestión descentralizada y la plena expresión de la personalidad histórica, lingüística y cultural de nuestras diversas comunidades; pudimos entrar a formar parte de la Europa unida, que encarna los valores de la democracia, del pluralismo y del desarrollo social y económico, sobre la base de principios profundamente inclusivos y humanistas; conseguimos fortalecer y ampliar nuestro Estado del Bienestar, que garantiza la protección social y la atención de las necesidades ciudadanas mediante prestaciones de calidad.

Los españoles hemos podido definir nuestro futuro y participar activamente en la vida democrática, apoyando las opciones políticas de nuestra preferencia y contribuyendo, cada vez con más protagonismo, a construir una opinión pública que se expresa libremente.

Los jóvenes viven con la mayor familiaridad ese contexto de libertad y de progreso, pero es importante que conozcan el camino por el que nuestro país ha debido transitar para llegar a consolidar tantos logros como los que hemos conseguido.

Hemos vivido con ilusión los grandes cambios experimentados en estas cuatro décadas. Algunos han sido momentos difíciles, que nos han exigido implicarnos en una activa defensa de nuestra convivencia democrática frente a las amenazas de la violencia, del terrorismo, de la intolerancia.

Pero, sobre todo, hemos compartido la experiencia de construir un país. Esa experiencia común comenzó con el proceso de nuestra Transición a la democracia y hoy es necesario que la misma base de acuerdo y de concordia si-ga siendo el sustento de nuestro trabajo para continuar avanzando hacia una España cada vez mejor.

Hago mías las palabras del Rey Don Juan Carlos cuando afirmó:

«...entre todos hemos construido los cimientos de una estructura sólida para la convivencia en libertad, justicia y paz. Esos cimientos constituyen nuestro punto de partida para construir la España a la que todos aspiramos».

Una España mejor.

Hace 40 años los españoles decidimos nuestra transformación política, social y económica sobre la base de un gran acuerdo nacional.

Hablar hoy de la Constitución es renovar ese gran acuerdo y comprender que es la base y el sustento de nuestro Estado de Derecho y de nuestro Estado del Bienestar.

Decía el filósofo Kierkegaard que «la vida solo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero ha de ser vivida mirando hacia delante».

Las décadas transcurridas al amparo de leyes e instituciones democráticas nos demuestran que los españoles somos capaces de conseguir grandes logros si mantenemos vigentes los principios constitucionales sobre los que se funda nuestra convivencia, nuestra solidaridad y el progreso común de nuestra nación. Feliz 40º aniversario.

Ana Pastor, presidente del Congreso de los Diputados.

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