Una encrucijada para Alemania ante los acontecimientos actuales en la UE: Brexit, migraciones y grupos políticos

Atrás quedaron los efectos devastadores de la Segunda Guerra Mundial y de las políticas aplicadas sobre el país vencido: el Plan Morgentghau, la partición del territorio en cuatro zonas y las políticas de desnazificación, los planes de desarme industrial diseñados en la conferencia de Postdam y por el Consejo de Control Aliado, los efectos de la Guerra Fría que en 1949 llevaron a la creación de la República Federal Alemana y la República Democrática Alemana, la posterior reunificación iniciada en los años ochenta y que culminó en 1990; con todos los problemas de ajustes económicos, políticos y sociales que ocasionó, etc., en los decenios siguientes, Alemania fue el eje sobre el que giró la construcción de la actual Unión Europea.

Pero fue en la postguerra de la Segunda Guerra Mundial donde se introdujo un sistema económico peculiar en Alemania Federal, la “economía social de mercado”, con el gobierno conservador demócrata-cristiano de Konrad Adenauer que fue elegido canciller en el año 1949, y desde ese instante buscó el impulso del país tanto en el terreno económico como político, a través de las “Mittlestand”, las pequeñas y medianas empresas, y llegando también a crear las nuevas fuerzas armadas germanas “Bundeswher” en 1955, reforzando las relaciones con Francia; los cimientos del posterior eje franco-alemán.

En fechas recientes, se ha celebrado el LX Aniversario de los Tratados de Roma, firmados el 25 de marzo de 1957, y que con la creación de la Comunidad Económica Europea y la Euratom, firmados entre otros por la Alemania Federal, pusieron los pilares de la futura UE.

En los siguientes años sesenta, dirigentes como el general De Gaulle profundizaron en la idea de Winston Churchill, entre otros, de crear una confederación de Estados Unidos de Europa, pero sin embargo hacía énfasis en la aproximación hacia Alemania a fin de crear un poder continental. El comienzo de la Comunidad Económica Europea en 1957, supondría el inicio de una formidable expansión territorial.

Si en el año 1970 se elaboró un plan con el fin de alcanzar una Unión Económica y Monetaria, y al cual se fueron adhiriendo otros países europeos, como el 1 de febrero de 1973, origen de las posteriores siete ampliaciones: 1981, 1982, 1995, 2004, 2007 y 2013, iban a marcar estos hitos de ampliación.

Durante los anteriores años setenta hubo dos políticas claramente diferenciadas con respecto a Alemania, y sobre todo por parte de Francia: una antes de 1974 que buscaba emplear el poder económico, político y militar del Reino Unido para contrarrestar el posible alemán del futuro, aún estaba presente el miedo y otra a partir de ese año, que acercaría los dos grandes polos continentales con vistas a precisamente contrarrestar a la anterior, concebido como una garra de EEUU sobre Europa.

El tortuoso camino de las integraciones de los diferentes países, principalmente de los que procedían de economías planificadas, así como las políticas de estabilización económica y del euro, llevaron a Alemania a convertirse en el motor económico de la Unión. En el año 2016, el mercado laboral alemán superó positivamente al del año anterior, alcanzando los 43,5 millones de personas activas, focalizados en el sector servicios, salud, educación, comercio y hostelería; pero se estima por parte del Ministerio de Economía que en el presente año de 2017 se podría superar la cifra anterior llegando a los 43,8 millones de trabajadores, acompañado de un aumento estimado de la economía nacional del 1,4% y con tasas de paro inferiores al 4%.

En los últimos años, Alemania, bajo la égida de la conservadora y presidenta de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) AngelaMerkel, ha mantenido un rumbo de crecimiento económico que se consolidó en el año 2016, si bien no fue ajeno a las crisis económicas de los países vecinos de la UE y también por las obligadas sanciones impuestas desde EEUU contra Rusia, las cuales le hicieron perder millones de euros, en un país que también tiene dependencia de la demanda externa y por ello obtiene grandes ingresos de sus exportaciones, consiguiendo en ese mismo año un excedente presupuestario disminuyendo su deuda externa al 68% del PIB, 8 puntos más que el exigido por la UE.

Sin embargo, y este es el núcleo del presente artículo, un factor externo ha trastocado el statu alemán, tanto a nivel económico como político, y ese fue la guerra de Siria que comenzó hacia el año 2011 a rastras de los efectos de la llamada “Primavera árabe” que se fue desarrollando por el Magreb.

Una de las consecuencias derivadas bien conocidas de dicho conflicto fue el flujo de refugiados desde Siria hacia otros países colindantes como Jordania, Líbano, Turquía, Egipto e Irak, no hacia los países del denominado “Consejo del Golfo”, sino hacia los anteriores y también hacia la Unión Europea.

Se estimó que cerca de dos millones de refugiados habían abandonado Siria en el año 2013, y como es conocido se emplearon las rutas de acceso definidas por FRONTEX como la Mediterránea Este, la de Apulia y Calabria, Circular de Albania a Grecia, y la Mediterránea Central. También resulta conocida la política de países como Hungría, que mediante la construcción de muros en la frontera con FYROM, desviaron dichos flujos principales hacia Alemania y Suecia, vía Eslovaquia y Austria.

De hecho, y basándonos en los datos de la Agencia de Fronteras, Siria se hallaba a la cabeza de cruces ilegales fronterizos, tanto por tierra como por mar, hacia territorios de la UE, concretamente: 594. 434 en 2015; y 8.697 en 2016, para todas las fronteras, de donde 496.508 de 2015 fueron por el mar. Del mismo modo, las entradas clandestinas del mismo país se situaron en la cifra de 1.673 en el 2015; y 650 en 2016. Se significa al respecto, que las anteriores cifras fueron en ascenso desde el 2013 llegando a su punto álgido en el 2015, disminuyendo en el siguiente 2016.

La UE-28, dentro de poco tiempo la UE-27 con la salida del Reino Unido, aceptó la cifra de 333.350 solicitudes de asilo, y en total entre Alemania y Suecia fueron el 55% de las concesiones de asilo; en concreto para la primera 148.215 en el año 2015 y en total cerca de un millón de refugiados en el país.

Fue precisamente en las elecciones regionales de Baden-Wurtenberg, Renania-Palatinado, y Sajonia- Anhalt, donde se vio de forma clara el impacto de las migraciones en el voto de los ciudadanos. Precisamente, la Unión demócrata-cristiana de la canciller Merkel y el Partido social-demócrata, vieron como les salía un importante competidor, la Alternativa por Alemania, AfD.

Este partido que empezó su andadura en el 2013, sirvió a la vez como inspiración para otro en escena, el partido anti inmigración musulmana Pegida, fundado en el año 2014. Ambos se fueron beneficiando del descontento con las políticas gubernamentales por parte de muchos ciudadanos, sobre todo de la antigua Alemania del Este, y espoleados por los actos vandálicos registrados, ataques a la población, ascenso de actos delictivos y ambiente de inseguridad, que llevó a la Polizeia a notificar en su momento que la situación estaba fuera de control.

En el actual año de 2017, las elecciones regionales de Sarre mostraron la subida de Alternativa por Alemania, que consiguió representación en el parlamento por primera vez, ya que en las pasadas de 2012 no obtuvo ningún escaño.

Y son precisamente estos hechos los que han coincidido con una de las peores crisis de identidad de lo que es o lo que ha podido significar el proyecto de la UE desde aquellos lejanos años cincuenta del siglo pasado.

No se olvide de que uno de los objetivos del Tratado de Roma fue el debatir y tomar decisiones sobre cuál iba a ser el papel de Alemania Occidental en Europa tras la Segunda Guerra Mundial; consolidando la capacidad defensiva frente al antiguo Pacto de Varsovia, pero sin dejar que ella pudiera ser una amenaza para el resto de Europa; favorecer sus intereses económicos sin que ello supusiera que Alemania determinara la economía del resto. Es decir, una operación que buscaba la integración alemana en el nuevo orden europeo, controlando su evolución, y las relaciones con Francia; que si bien en el pasado habían sido uno de los focos de tensión principales desencadenantes de las dos guerras mundiales, a partir de la fecha y sobre todo bajo el paraguas de la OTAN, ambos países deberían aproximarse y hacer coincidir muchos intereses, que Alemania y la UE establecieran lazos económicos con Rusia; la Rusia post soviética.

Pero con el tiempo la economía alemana ha ido controlando a la mayor parte de las economías europeas; pues con el Tratado de Maastricht que se promulgó en el año 1993, se propuso la creación de una moneda única, el euro, para 1999; con ello y con la depreciación del mismo a través del tiempo en relación con otras divisas, se ha podido crear para este país un superávit de cuenta corriente, basado en la calidad de sus exportaciones amén de una divisa competitiva y un bajo consumo interno.

Estas políticas económicas fueron criticadas en su momento en el ámbito anglosajón y pasados los años, junto con la gestión de la crisis migratoria, sirvió como fundamento para la salida del Reino Unido de la UE que surgió del referéndum del 2016 y en el día 29 de marzo, se produjo la presentación formal del embajador del Reino Unido al presidente del Consejo de Europa, de la carta en la que se comunica el proceso de inicio del Brexit.

A partir de ese momento crucial, Alemania y el resto de la UE, sabían que no iban a contar con su hasta entonces segunda economía, pero no obstante, ello podría dar mayor libertad de movimientos y actuaciones a la primera; sin que ello quisiera decir que se allanaba el camino para su liderazgo en solitario. A este respecto, se deben recordar los análisis publicados por expertos acerca de la auténtica acción de liderazgo alemán, puesto que del proyecto de cooperación hegemónico franco-alemán se vio quebrado conforme se afianzaba la crisis financiera de la zona euro, en el contexto de la UE-28.

Es tras ella y a consecuencia de ella, cuando Alemania ha ocupado un puesto de líder financiero, a caballo de la Europa de las dos velocidades con países deudores y acreedores, y en ello se ha alineado con otros países que no son Francia.

Además de este papel impuesto por sus élites económicas y financieras, de primar el aspecto fiscal sobre el de integración política, destaca el “libro blanco de la política de seguridad alemana y el futuro de la Bundeswehr” de 2016, en el que tomando como argumento la acción agresiva de Rusia, pretende incrementar el gasto en Defensa de modo que alcance los primeros puestos mundiales y, en palabras de la ministra de Defensa, la intención alemana de desempeñar un papel militar más destacado que hasta el momento.

A modo de conclusión, Alemania fue la protagonista en el proceso de creación de la UE, y ha sido uno de los pilares fundamentales tras la extinción de la URSS y el fin de la Guerra Fría. De igual modo, y a caballo de los acontecimientos históricos posteriores y las sucesivas ampliaciones de la UE, se ha convertido en el líder financiero alineado con otros países acreedores.

La guerra de Siria, y una de sus principales consecuencias derivadas, las corrientes migratorias irregulares que en un alto porcentaje están dirigidas hacia este país, donde en palabras de su ministro de economía se necesita mucha nueva mano de obra anual, han generado una fractura ideológica no solamente entre sus ciudadanos, sino entre la de otros países de la UE.

Y esa fractura, sobre el concepto de una Unión, económica y financiera, donde es necesaria abundante mano de obra, incluso no comunitaria, a riesgo de diluir las identidades y culturas europeas; choca contra los que piensan lo contrario, y a resultas de ello, aunque realmente no haya sido así del todo, pues se trató de un enorme error por cálculos electorales, el Brexit es un ejemplo.

La futura UE-27 deberá cumplir con la conocida frase de “renovarse o morir”; la gestión de las migraciones puede ser uno de los factores que la cohesione o la debilite definitivamente.

Jorge Garris Mozota, Teniente Coronel de Ingenieros. Doctor en Historia y analista Geopolítico.

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