Una gran oportunidad para RTVE

Haciendo uso de mi libertad de expresión, en mi condición de periodista de RTVE, respondo a la invitación de EL MUNDO para proclamar con toda convicción que hoy comienza la que podría ser la última gran oportunidad con la que sacar a la radio y la televisión públicas de su peor momento histórico. Desde aquí apelo al consenso del que nace la elección del nuevo Consejo de Administración, con su presidente José Manuel Pérez Tornero a la cabeza, para que los 6.400 trabajadores de la empresa nos conjuremos en esa difícil tarea que empieza por la obligación ética y moral de unirnos en torno a RTVE y a un liderazgo profesional sustentado en el criterio, la pericia y la excelencia.

Lo escribo con toda honestidad, humildad y esperanza: entre todos debemos garantizar un espíritu de concordia, unidad e ilusión que alumbre un proyecto común a largo plazo para devolver la credibilidad, la transparencia, la reputación y la audiencia dilapidadas durante los últimos tres años a la radiotelevisión que había dejado de ser de todos. Debemos recuperar el honor y el orgullo de pertenecer a RTVE para garantizar un servicio público esencial a los españoles desde la neutralidad, la independencia y el rigor. Sólo así se pueden asegurar el futuro y la viabilidad de la empresa para cumplir un nuevo Mandato Marco y un Contrato Programa que nos obliga con los ciudadanos y con nuestra propia conciencia. Sólo así se pueden obtener resultados óptimos que satisfagan lo que los españoles esperan de nosotros.

Es necesario y urgente que recuperemos el respeto mayoritario de la sociedad, y eso empieza por exigir el respeto del arco parlamentario, del Gobierno y del resto de instituciones a la autonomía profesional, así como el respeto recíproco de las distintas sensibilidades internas. Hay que cohabitar tanto profesional como políticamente, y para ello es necesario despolitizar desde fuera, pero sobre todo despolitizar desde dentro. Si no somos conscientes ni capaces de ello, la audiencia nos seguirá dando la espalda, que es lo que ha sucedido con la pérdida del liderazgo de los informativos, el fracaso de negligentes apuestas de programación en la mente de todos impropias de un medio público y el creciente desprestigio que ha dañado gravemente la imagen y la marca RTVE. Tampoco debemos engañarnos cebándonos con determinados programas y profesionales, descargando todas las culpas diabólicas de la conspiración en la triste era Mateo.

Los que sentimos y conocemos RTVE tenemos las cosas claras y sabemos que la culpa es compartida y proporcional al grado de responsabilidad que determinados personajes y lobbys, también en la mente de todos, han tenido en los últimos tres años. No se pueden premiar ni la incompetencia ni el sectarismo. No se pueden fomentar los rencores ni los afectos ni los ajustes de cuentas. Se debe desterrar toda tentación de purga como la padecida por cientos de profesionales en esta etapa que hoy debe acabar por el bien de RTVE. El color de la radio y la televisión públicas no debe ser negro ni blanco, sino que ha de ser un arco iris de tolerancia y profesionalidad ahora inexistente. El negro camiseta que ha imperado desde mediados de 2018 debe dejar paso al juego limpio, debe integrarse en el espíritu de equipo para que logremos el éxito con la participación de todos. La prioridad son los españoles. Nosotros somos meros intermediarios al servicio de la sociedad, y hay que arremangarse para dejar de mirarnos el ombligo y trabajar en beneficio de la empresa.

Estas son las credenciales mínimas exigibles para oficiar el comienzo de una nueva etapa en RTVE destinada a recuperar el pulso y la decencia. Somos la radio y la televisión que más se debe parecer a España, con sus diferencias y riqueza plural, pero siempre desde la consagración del derecho de los ciudadanos a recibir un servicio público veraz comprometido con la Constitución.

Como dije en sede parlamentaria, enumero públicamente con toda solemnidad, el reto que apremia al nuevo Consejo, la futura dirección y los trabajadores para cumplir con la Corporación RTVE y con los ciudadanos:

1.– RTVE no puede ser un campo de batalla política, sino el punto de encuentro del servicio público honesto, la neutralidad informativa verdadera, la pluralidad objetiva y la libertad.

2.– RTVE no puede dar la espalda a la tarea constitucional que le encomienda la Ley 17/2006 y el Mandato vigente que nos implica en la defensa de las instituciones que van de la Corona a vertebración territorial pasando por el fomento de la separación de poderes y la defensa inquebrantable de los valores y principios democráticos.

3.– RTVE no debe ser un pozo de gasto sin fondo ni criterio, sino un modelo ejemplar de financiación que mire por los intereses de los españoles que pagan la radio televisión pública con el dinero de sus impuestos, entre otras fuentes de financiación.

4.– RTVE debe priorizar la producción propia, evitando el despilfarro, sin externalizar bajo ningún concepto la información y el servicio público, y al mismo tiempo sin demonizar la producción externa si aporta calidad a precio de mercado haciendo buen entretenimiento y ficción.

5.– RTVE no puede ser un vehículo de adoctrinamiento, sino un instrumento social al servicio de la realidad, la verdad y la libertad de los españoles sin discriminación por razones de creencias y pensamiento.

6.– Se hace necesario en esta situación crítica para RTVE que todos apoyemos sin ambages ni dobleces partidistas ni personalistas al nuevo presidente de la Corporación, Pérez Tornero. No olvidemos que su acierto será el nuestro, y que en su mandato nos jugamos la propia supervivencia de RTVE.

Jenaro Castro es periodista de RTVE.

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