Una oportunidad para Haití, una responsabilidad de todos

Desde Haití nos han llegado en los últimos tiempos las imágenes más duras de la desesperanza. Hemos visto cómo sus ciudadanos huían de la violencia y de la pobreza, buscando refugio en un país donde la seguridad es un sueño de otra época. Hoy Haití es el retrato de un Estado que todavía no ha podido garantizar el motor de una sociedad: la confianza de su población en un futuro mejor. Ésta es la fuerza que modifica el discurrir de la Historia y que le ha sido robada al setenta por ciento de los haitianos que vive por debajo del nivel de pobreza extrema. La seria y prolongada crisis económica, política y social de la que Haití está saliendo con dificultad, ha provocado que su Producto Interior Bruto (PIB) se haya reducido en un dos por ciento cada año durante los últimos veinticinco años y que el desempleo haya alcanzado al setenta por ciento de la población, y de forma dramática a los jóvenes.

Restaurar la ilusión individual y colectiva es, sin duda, el gran reto de la sociedad haitiana. España no ha querido permanecer al margen de esta escalofriante situación, como tampoco se ha mantenido insensible la comunidad internacional, y en particular Latinoamérica, que se ha volcado con la esperanza y la mirada puestas en la reconstrucción y desarrollo del país.

Haití tiene y merece una oportunidad. En este empeño estamos todos y por eso celebramos ayer en Madrid la Conferencia internacional de donantes, para impulsar de manera decidida su desarrollo económico y social. Como anfitriones de la Conferencia hemos aunado esfuerzos, coordinando las iniciativas existentes en una misma dirección. Todos, Estados y organismos multilaterales, nos hemos reunido con el compromiso de acompañarles en la reconstrucción de su sociedad, su economía y su vida política para intentar devolver al rostro de los haitianos la mirada de quien confía en el futuro.

El compromiso de España con Haití viene de largo. Hemos estado desde el principio en los esfuerzos de estabilización y de ayuda a la reconstrucción que lleva a cabo Naciones Unidas, a través de la MINUSTAH. Hemos apoyado el trabajo de esta misión, mediante un contingente militar, cuando el principal objetivo era la desmovilización de los contendientes, y más tarde con un contingente policial para la crucial tarea de asentar la seguridad del país, uno de los retos fundamentales para su reconstrucción y desarrollo. Además, poco a poco, personas e instituciones que forman parte de la cooperación española han ido incorporándose decididamente al reto que supone trabajar en Haití. Junto a la Agencia Española de Cooperación Internacional ya son varias las organizaciones no gubernamentales que desarrollan iniciativas propias en condiciones difíciles. Nuestro país ha renovado su compromiso acorde con la magnitud de la tarea.

Hace dos días España y Haití firmaron su I Comisión mixta de cooperación y sentaron las bases y prioridades de actuación; entre ellas la educación, la gobernabilidad y la igualdad entre hombres y mujeres. Mientras que en 2004 la ayuda a Haití fue de 3,6 millones de euros, desde el 2005 al 2008 España contribuirá con 38 millones de euros. El consenso en esta materia es absoluto. La semana pasada el Congreso de los Diputados pidió por unanimidad el aumento de la ayuda destinada a Haití.

Sin seguridad, Haití no puede establecer las condiciones mínimas para su estabilidad y su desarrollo. Por ello, desde la comunidad internacional se ha subrayado esta tarea como el pilar sobre el que desarrollar otras iniciativas. Se está trabajando firmemente en el fortalecimiento institucional, garantizando la gobernabilidad, al mismo tiempo que en programas conjuntos de cooperación sobre el agua, el acceso a una alimentación básica y la reforestación, que España está poniendo en marcha junto a países como Argentina, México y Brasil. Compromisos adquiridos en las recientes Cumbres iberoamericanas.

La Comunidad internacional de donantes reunida ayer en Madrid y a la que han asistido cualificados representantes 85 Estados y organismos internacionales ha acordado ayudar a Haití en la elaboración de una estrategia en materia de gobernabilidad; ha decidido trabajar con el Gobierno haitiano en un documento de lucha contra la pobreza; y se ha propuesto como objetivos prioritarios aumentar la eficacia de la ayuda, y asumir la corresponsabilidad entre Haití y la comunidad internacional. La eficacia en el sistema de ayudas creemos que debe basarse en una relación equilibrada entre los desembolsos realizados y los resultados alcanzados con ellos. Todo ello partiendo de la certeza y la confianza en que debe ser el gobierno haitiano quien lidere el proceso de desarrollo.

Después de dos años, y de algunos momentos de dificultad, en Madrid se ha confirmado que con el compromiso y esfuerzo de todos hay esperanza y oportunidad para los hombres y mujeres de Haití.

Leire Pajín y Trinidad Jiménez, secretarias de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación.