Una partitura correcta para interpretar ya

Poco antes de que se celebrasen las elecciones del pasado 20-N, el Círculo de Empresarios proponía a los futuros legisladores la puesta en marcha de un programa urgente de ajuste y crecimiento. Un plan de choque integral y creíble de política económica centrado, de forma inmediata, en tres grandes ámbitos de actuación: la consolidación fiscal, la reforma laboral y la normalización del crédito.

La intervención de Mariano Rajoy al solicitar su investidura como presidente del Gobierno recoge en buena medida estas inquietudes que el Círculo expresaba en su documento, independientemente de que en algunos detalles menores no estemos muy de acuerdo. Considero que la música anunciada corresponde a una partitura correcta y que tendremos que esperar a la interpretación de la misma para saber el alcance de sus efectos.

En principio, nos parece razonable situar el problema del paro como el principal desafío al que hay que hacer frente desde el primer momento. Y también nos parece sensato apelar al diálogo como instrumento para encauzar y coordinar la energía del país hacia el objetivo de la recuperación. Los esfuerzos y los sacrificios que se vislumbran en el horizonte serán más llevaderos con diálogo que sin él, al margen de que el Gobierno deba dar un paso al frente y gobernar siempre que el diálogo se estanque. Al fin y al cabo, las medidas necesarias para salir de la crisis son urgentes y ya hemos perdido mucho tiempo en activarlas. Ese retraso no es responsabilidad de Rajoy, pero sí es responsabilidad suya hacer frente a la situación desde este mismo momento.

Respecto a la estabilidad presupuestaria, lo que ha anunciado no supone ninguna sorpresa con respecto a la reforma constitucional aprobada en agosto para fijar un techo de déficit, y todo lo que procede en este sentido es, como anunció, desarrollar la Ley de Estabilidad Presupuestaria. En cuanto a la necesidad de controlar el gasto público, sí hay que reconocer como positivo el anuncio de congelar las contrataciones de funcionarios (con las lógicas excepciones) hasta que salgamos de la actual situación, propuesta que también coincide con la sugerida por el Círculo de Empresarios.

En relación con las pensiones, actualizar su valor es de justicia, como también lo es plantearse una mejora de la tributación de los planes de pensiones, aunque esto no resuelva el problema a futuro. Siguiendo en este ámbito fiscal, no nos parece sin embargo buena idea la de recuperar la deducción por inversión en vivienda habitual ya que, como hemos dicho muchas veces, esa deducción acaba siendo fagocitada por el precio y no facilita necesariamente la decisión de compra.

Lo anunciado en relación con la reforma laboral suena bien, pero falta concretarlo. Este era un asunto en el que no debíamos esperar concreciones de momento, pues al fijarse el día de Reyes como fecha límite para el acuerdo entre los agentes sociales no parecía razonable decir mucho más, por lo menos hasta que se agote ese plazo. Sí son algo más concretas, y van en la buena dirección, las medidas relacionadas con el Plan de Empleo Juvenil, entre las que destaca la reforma del sistema de Formación Profesional, otro tema ya propuesto en su día por el Círculo.

Quizás lo que más se puede apreciar del discurso desde un punto de vista empresarial es ese reconocimiento de que los motores del cambio, los protagonistas de la reforma, los agentes de la recuperación, son los propios españoles, y que la tarea del Gobierno no consiste sino en coordinar sus esfuerzos y facilitar sus tareas.

Por eso las medidas fiscales de apoyo a emprendedores, pymes y autónomos deben ser bien recibidas. Muchas de ellas están en línea con las propuestas desde distintas instituciones, y desde luego por el Círculo, que en un reciente documento consideró a las pymes y a los emprendedores como claves para la recuperación del crecimiento y del empleo.

Otro asunto sin duda trascendente es el de la reestructuración del sector financiero, con ese cambio en el sistema de regulación y supervisión que evite indecisiones y bloqueos, esa apelación a más fusiones y esa referencia a la venta de inmuebles en manos de las entidades financieras y a una valoración muy prudente de los activos menos líquidos.

En resumen, una partitura agradable de leer que tendrá que interpretar el primer Gobierno de Rajoy en un tempo presto o prestissimo. Ya ni el allegro sirve a estas alturas.

Por Claudio Boada, presidente del Círculo de Empresarios.

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