Una propuesta federal para España

La Estelada (bandera separatista catalana) y la bandera española cuelgan de los balcones de un edificio en Barcelona, el 14 de octubre Credit Gonzalo Fuentes/Reuters
La Estelada (bandera separatista catalana) y la bandera española cuelgan de los balcones de un edificio en Barcelona, el 14 de octubre Credit Gonzalo Fuentes/Reuters

La relación entre Cataluña y el resto de España ha abierto una gravísima crisis institucional y está causando una importante fractura social que hay que cerrar cuanto antes. Los gobiernos de Cataluña y España han sido incapaces de dialogar hasta el momento y el independentismo catalán ha decidido saltarse la legalidad cayendo en la trampa del todo o nada.

Los días 6 y 7 de septiembre en el Parlamento de Cataluña la mayoría independentista cometió el peor de los errores: vulneró el reglamento del Parlamento, atropelló los derechos de la oposición, liquidó el Estatuto de Autonomía de Cataluña y quebrantó la Constitución.

La mayoría independentista convocó y celebró un referéndum ilegal el pasado 1 de octubre. El gobierno de España tampoco estuvo a la altura: incapaz de entablar una negociación, derivó la cuestión al poder judicial, propiciando la vergüenza de las imágenes de cargas policiales desmesuradas el 1 de octubre, una jornada sin validez jurídica alguna.

Incluso dando por buenas las cifras proporcionadas por el gobierno de Cataluña, solo el 38,47 por ciento de los ciudadanos avalaron su propuesta independentista. Es inaceptable que una minoría pretenda imponer su opinión sobre la mayoría.

Frente a dos gobiernos incapaces de dialogar, los socialistas insistimos una vez más que un conflicto político debe encontrar una solución política a través de un proceso de diálogo, negociación y pacto que solo es posible si se produce en el marco del respeto del Estado de derecho, vulnerado por los independentistas.

Los socialistas no nos resignamos a elegir entre el inmovilismo de unos y el secesionismo de otros. Lamentablemente, hemos comprobado estos últimos días cómo la independencia divide a los catalanes, nos aleja de la Unión Europea y ahuyenta a los bancos y las grandes empresas.

Nosotros no queremos que un 51 por ciento se imponga sobre un 49 por ciento en esta cuestión. Queremos buscar un acuerdo que pueda concitar el apoyo de una mayoría mucho más amplia. La mayoría que quiere más autonomía, una mejor financiación, la transformación de España en un Estado federal que reconozca su carácter plurinacional, pluricultural y plurilingüe, y que este nuevo acuerdo pueda ser refrendado democráticamente por la ciudadanía.

Este nuevo acuerdo, que debería culminar en una reforma constitucional federal, debería contener los siguientes objetivos:

• El reconocimiento de la singularidad de Cataluña, que es una nación en el marco de una España que es nación de naciones y cuya soberanía corresponde al conjunto del pueblo español.

• La garantía de un autogobierno fuerte, con competencias exclusivas en materia de lengua, educación y cultura, y la garantía de que el Estado defenderá y fomentará todas las lenguas de España.

• Una financiación suficiente, solidaria y equitativa, que respete el principio de ordinalidad (para que los que más aportan no terminen recibiendo menos recursos per cápita para la prestación de servicios públicos) y una hacienda federal a través del consorcio entre la agencia tributaria de Cataluña y la agencia estatal de administración tributaria.

Mientras se abre la posibilidad de dialogar en el Congreso de los Diputados sobre la reforma del Estado y mientras el líder de la oposición socialista Pedro Sánchez ha convencido al presidente de gobierno de España, Mariano Rajoy, de la necesidad de la reforma constitucional, la mayoría independentista está amagando, en un monumental disparate, con declarar unilateralmente la independencia. Es una decisión temeraria que puede comportar la suspensión de la autonomía y dificultaría aún más la búsqueda de una solución acordada.

Probablemente la mejor forma de salir del actual atolladero sea la convocatoria de unas elecciones al Parlamento catalán.

La mayoría no quiere que sigamos perdiendo el tiempo en querellas inútiles, la mayoría quiere que vayamos al grano, negociando duro y evitando conflictos y rupturas. La mayoría quiere una Cataluña próspera, respetada, querida y admirada. Una Cataluña líder en España y en Europa.

Esta es mi propuesta, junto con un ambicioso programa de relanzamiento económico e industrial, de políticas sociales, de reducción de las desigualdades, de eficacia de la administración y de mejora de la calidad democrática de nuestras instituciones. Un programa que sitúa en primer lugar los problemas de la gente y que piensa siempre en los ayuntamientos como coprotagonistas en el desarrollo de las políticas públicas.

Quiero que vuelva la cordura, la eficacia y los resultados. Quiero que vuelva un catalanismo orgulloso y pragmático. Quiero recuperar el deseo de amplios consensos, el trabajo transversal, la renuncia a la imposición de ideas de una parte sobre otra. Quiero trabajo conjunto, acuerdos estratégicos en los temas de país. Hay que aprovechar mejor nuestras energías y aplicarlas a objetivos de progreso económico y social.

Esta es la propuesta que haré cuando lleguen las elecciones. Lo haré en nombre de los socialistas de Cataluña y lo haré también intentando representar a todos aquellos y aquellas, cada vez más, que quieren diálogo, negociación y pacto para una Cataluña mejor en una España diferente.

Miquel Iceta es primer secretario del Partido de los Socialistas de Cataluña.

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