Una reforma constitucional que blinde derechos

“El emperador hizo una mueca (…), pero se dijo que era preciso continuar la procesión hasta el final, e irguiéndose aún más continuó su marcha, mientras le seguían los chambelanes que sostenían una cola que no existía.” Así termina el cuento de Andersen en el que un emperador se paseaba desnudo ante la mirada cómplice de todo su pueblo, vestido con un traje mágico que, supuestamente, sólo los tontos no podían ver. La moraleja del cuento es que algo no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo lo proclame. Del mismo modo, la Constitución española esta desnuda, pero la exhibimos como si luciera el mejor traje. Y está desnuda porque no es verdad que proteja todos los derechos por igual, lo cual se ha hecho evidente con la crisis económica y las políticas de austeridad, utilizadas como excusa para poner las finanzas por delante de las personas, en un momento en que el Estado debería haber sido especialmente diligente a la hora de protegerlas.

¿Por qué si no, bajo esta Constitución, la desigualdad crece y ya somos el segundo país más desigual de Europa, con 760.000 hogares sin ingresos? ¿Cómo es posible que se hayan iniciado, bajo la supuesta protección del derecho a la vivienda en su artículo 47, casi 600.000 procesos de ejecución hipotecaria, dejando a muchas personas en la calle sin que hayan podido defender sus derechos ante un juez? ¿Por qué se ha retirado la tarjeta sanitaria a cerca de 800.000 personas cuando el derecho a la salud está reconocido en el artículo 43.1? ¿Es posible creer en la protección del derecho a un medio ambiente saludable en el artículo 45 cuando entre 2009 y 2015 la inversión en este ámbito ha sufrido un recorte del 56% en los presupuestos del Estado? ¿Estamos orgullosos de haber dejado de contribuir a hacer un mundo más justo fuera de nuestras fronteras, reduciendo un 70% el presupuesto destinado a cooperación internacional desde 2009? ¿Cómo han podido aprobarse leyes que limitan el derecho a manifestarse pacíficamente, como la Ley de Seguridad Ciudadana, cuando el artículo 21 reconoce “el derecho de reunión pacífica (…) que no necesitará de autorización previa”?

Hemos analizado la Constitución y su interpretación por parte del Tribunal Constitucional y hemos llegado a tres conclusiones: en primer lugar, hay derechos de “primera” y de “segunda” según su nivel de protección judicial; en segundo lugar, hay interpretaciones de la Constitución, por la ambigüedad de su texto, que se apartan del derecho internacional de los derechos humanos; y en tercer lugar, es necesario incorporar a la Constitución derechos adicionales.

Es necesaria una reforma constitucional. Por eso desde Amnistía Internacional, Greenpeace y Oxfam Intermón pedimos liderazgo a los partidos políticos y apoyo a la sociedad civil para blindar nuestros derechos en el texto legal más importante y que los Gobiernos lo tengan más difícil para atropellarlos. Proponemos cambiar 24 disposiciones constitucionales, empezando por que la Constitución trate por igual todos los derechos humanos, que son indivisibles y universales. Para ello hay que modificar el artículo 53 que mantiene la división artificial entre derechos de “primera” y de “segunda”.

Queremos también que se recoja el principio de “no regresividad” y se blinde la financiación de los derechos para que éstos no sufran los recortes y vaivenes del Gobierno de turno.

Queremos que todas las personas, no sólo las españolas, disfruten de sus derechos y que se corrija la deficiente regulación constitucional de los derechos de las personas extranjeras, como el derecho al asilo y las garantías ante una expulsión. También nos gustaría aumentar las garantías de los detenidos ante la tortura.

Queremos una aplicación y desarrollo más ambicioso del derecho a un medio ambiente saludable que obligue a la protección de los ecosistemas, de la salud de las personas y de los derechos de las generaciones futuras.

Queremos que se incorpore la renta básica como un derecho de “primera” que permita hacer frente a la creciente desigualdad, y que se refleje nuestro compromiso internacional con los derechos humanos en la cooperación al desarrollo, las actividades de las empresas españolas en el exterior, y las transferencias de armas.

La mayoría de los 24 cambios que proponemos tienen precedentes en el derecho internacional y en otros textos constitucionales. Es un proyecto realista. Como en el cuento de Andersen, en el que un niño es el primero en gritar “¡El emperador está desnudo!”, nosotros denunciamos hoy la desnudez de nuestra Constitución... y proponemos cómo resolverla.

Esteban Beltrán es director de Amnistía Internacional España. Jose María Vera es director de Oxfam Intermón y Mario Rodríguez Vargas es director de Greenpeace España.

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