Algo se mueve en el seno de Hamas. Una tendencia a la moderación que si se alienta e invita a una implicación activa en el asunto sería susceptible de transformar la política palestina y el proceso de paz árabe-israelí. Se advierten signos inequívocos de que este movimiento radical de fondo religioso ha modificado sutilmente su inflexible postura con relación a Israel. En los últimos meses figuras destacadas de Hamas han subrayado públicamente que quieren formar parte integrante de la solución del conflicto palestino-israelí, no del problema. Los acontecimientos que se están produciendo en las mezquitas y entre las bases de la población indican un esfuerzo de parte de sus líderes para reorientar la mentalidad de las bases a fin de formarlas e instruirlas adecuadamente sobre la cuestión de la convivencia con el Estado judío, preparándolas así mentalmente para un acuerdo de carácter permanente en el futuro.
Sobre la convivencia con el Estado judío, añadamos que las personalidades religiosas de las mezquitas de la franja de Gaza partidarias de Hamas han empezado a mencionar el ejemplo de Saladino, el famoso militar y estadista musulmán que, tras liberar Jerusalén de los cruzados, les permitió mantener posiciones costeras. La lección moral de la historia es que si Saladino soportó las embestidas bélicas y la acción de unos cruzados sedientos de sangre, los palestinos de hoy deberían estar dispuestos a convivir pacíficamente con un Estado judío situado precisamente en medio de ellos.
La historia de Saladino aporta legitimidad a Hamas y le permite justificar su cambio de dirección ante sus seguidores. La razón de ser de Hamas se basa en una legitimación religiosa y sus dirigentes saben que si la pasan por alto lo harán a su costa y riesgo. Los líderes occidentales y los estudiantes de relaciones internacionales deben valorar que Hamas no puede abandonar su compromiso con el islamismo en mayor medida que EE. UU. su compromiso con la democracia liberal. Eso no supone que Hamas sea incapaz de cambiar o de alcanzar un compromiso; significa, simplemente, que su identidad está sólidamente constituida por su legitimación religiosa. El discurso reciente de Hamas es una gran desviación respecto del pasado.
Anteriormente, los elementos moderados de Hamas apelaron a una calma temporal (tahdia)o bien a una tregua más prolongada (hudna)por ejemplo de medio siglo de duración que, evidentemente, implica un grado de reconocimiento. Los moderados de Hamas justificaron su cambio de política mediante el uso de términos islámicos. A lo largo de la historia islámica, las hudnas evolucionan a veces en forma de treguas permanentes.
Actualmente, los líderes de Hamas van más allá al sentar las bases de un cambio en su postura mediante la ilustración a su base social sobre los requisitos de una paz permanente - el reconocimiento del Estado judío-.Aunque la evolución de la postura de Hamas en el proceso de paz ha sido lenta, gradual y limitada, en los últimos tres años muchos de sus dirigentes han reiterado que querían una solución basada en la existencia de dos estados. Ante la insistencia de un periodista australiano sobre los cambios que Hamas podría hacer hacia un nuevo orden de cosas, Jaled Mishal, líder de Hamas en Siria, afirmó que la organización ya ha modificado su postura en varias cuestiones clave: "Hamas ya cambió. Aceptamos los acuerdos nacionales para un Estado palestino basado en las fronteras de 1967 y tomamos parte en las elecciones palestinas del 2006".
Otro líder veterano de Hamas, Ghazi Hamad, fue más concreto al decir a los periodistas en enero que Hamas se daría por satisfecho con el fin del control israelí sobre los territorios ocupados en 1967 en la guerra de los Seis Días - Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este-.En otras palabras, la organización no insistiría hasta conseguir la liberación de la tierra que en la actualidad incluye a Israel.
Pero sería un error juzgar que la postura de Hamas es monolítica, ya que existen numerosos puntos de vista y discursos contrapuestos en el seno del movimiento. Durante años he entrevistado a más de una decena de dirigentes de Hamas dentro y fuera de los territorios palestinos. Aunque la retórica pública de Hamas apela a la liberación de toda la Palestina histórica, no sólo de los territorios ocupados en 1967, lo cierto es que se desarrolla un debate más saludable en su interior.
Mis recientes conversaciones con las bases de Hamas indican que la organización militante ha evolucionado desde que el grupo llegó al poder en Gaza en unas elecciones libres en el 2006. Antes, Hamas era conocido por sus terroristas suicidas, no por sus funcionarios y burócratas. Pero eso tenía que cambiar. "Es mucho más difícil dirigir un gobierno que oponerse y resistir a la ocupación israelí", me dijo un líder de Hamas en misión oficial en Egipto en el 2007. "Si no proporcionamos bienes y servicios a nuestro pueblo, renegará de de nosotros". Resulta una ironía que, pese a la negativa de Occidente a reconocer su gobierno como legítimo, las exigencias democráticas de gobierno provenientes del interior de Gaza impulsen ellas mismas el cambio en el seno de Hamas.
Fawaz A. Gerges, profesor de Relaciones Internacionales sobre Oriente Medio de la London School of Economics y autor de El viaje del yihadista: dentro de la militancia musulmana, Ed. Libros de Vanguardia.
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