Resumen
Este análisis da un anticipo de los posibles contornos de la futura política energética del presidente norteamericano Barack Obama y evalúa sus ramificaciones potenciales.
Barack Obama ha sido elegido con un programa que incluye los cambios en política energética y medioambiental más ambiciosos e innovadores que se hayan contemplado jamás en EEUU. Los numerosos objetivos sobre energía y cambio climático elaborados por Obama y sus asesores implicarían la transformación radical de la economía energética de EEUU y una reducción por etapas, pero significativa y difícil, de la dependencia del país de los combustibles fósiles, especialmente del petróleo pero también del carbón. La crisis financiera y económica actual complica aún más este reto, al sumarse a la tradicional resistencia al cambio en el terreno de la energía.
No obstante, teniendo en cuenta el enorme capital político de Obama, y la creciente sensación de crisis –incluso de situación de emergencia– que se ha apoderado del país, las difíciles circunstancias actuales podrían proporcionar a la nueva Administración un mayor espacio político de maniobra del que se ha disfrutado hasta ahora para que el gobierno tome las riendas e invierta en estimular cambios significativos en la realidad energética de EEUU. El resultado político más probable será uno de los cambios en política energética más ambiciosos que se hayan visto jamás en EEUU, con la posibilidad real de que Washington reafirme su liderazgo internacional en cuestiones de energía y cambio climático. El reto para Obama será combinar sus ambiciones en relación con la energía y el cambio climático con otros asuntos igualmente urgentes a los que se enfrenta EEUU, tanto a nivel nacional como internacional.
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Paul Isbell, investigador principal y director del programa "La geoestrategia de la energía" del Real Instituto Elcano y Senior Associate del CSIS (Center for Strategic and International Studies), en Washington, DC, vinculado a los programas de Europa y de las Américas.