Unir a África para obtener energía

Los países africanos están cada vez más unidos. Este año se firmó un acuerdo de libre comercio histórico. La región del este de África ha hecho un gran progreso en materia de libre movimiento de las personas. Y se ha revivido un compromiso con un mercado único para viajes aéreos lo que, potencialmente, permitirá conectar a los países mejor que nunca antes.

Cada paso hacia una mayor cooperación y unidad en el continente es importante en sí mismo.

En conjunto muestran cómo una nueva generación de líderes africanos entiende que el poder en el siglo XXI refleja una fuerza en números.

Pero, en el caso de África, el poder exige energía en otro sentido: la falta de electricidad sigue retrasando el progreso del continente. Y aquí también la integración es esencial para escalar y conectar los mercados, reducir los costos para los consumidores e impulsar el crecimiento.

A pesar de los avances en los últimos años, más de 600 millones de africanos siguen sin tener acceso a la electricidad. La tecnología solar ha mejorado y su costo cada vez menor la ha convertido en una opción viable. Los crecientes ingresos de capital privado han estado acompañados por reformas nacionales de gran escala en el sector energético, lo que debería ayudar a aumentar la disponibilidad de electricidad. Pero bajar el precio de la energía y lograr que esté disponible en ciudades que crecen y en vastos territorios sigue siendo una tarea abrumadora y, al mismo tiempo, central.

Todos los líderes africanos con los que hablo me dicen que lograr que la electricidad sea asequible es una cuestión de máxima prioridad, y la mayoría han fijado metas ambiciosas para la generación y transmisión de energía. Pero lograr estos objetivos exige adoptar una combinación de tecnologías, lo cual ya es bastante difícil en las mejores circunstancias, pero aún más cuando los países intentan hacerlo por sí solos.

El hecho es que los recursos no estás distribuidos equitativamente entre los países. Algunos tienen gas, otros recursos hidrológicos. Algunos no tienen recursos particulares y construyen plantas de energía termal o importan combustibles líquidos más económicos para satisfacer sus necesidades. A esto se suman las cuestiones de planificación, que normalmente son de dos maneras: o la oferta es excesiva o la oferta es demasiado poca.

El modo más eficiente de superar estos desequilibrios de una electricidad costosa sería mediante un mercado energético común. De la misma manera que el mercado interno para electricidad de la Unión Europea, en términos ideales la comercialización energética se extendería por toda África y formaría parte de la continua evolución de la Unión Africana, que el presidente de Ruanda, Paul Kagame, está impulsando de manera tan admirable. Pero la comercialización energética en altos volúmenes desde Etiopía hasta Lesoto es poco probable en el futuro previsible, y un camino más realista de aquí para adelante sería a nivel subregional.

Una oportunidad de esa índole es a través del Pool de Energía Eléctrica de África Occidental. Poco más de la mitad de la población de la región tiene acceso a la electricidad, y sólo alrededor del 3% de la generación de energía actualmente atraviesa fronteras (en base a los niveles de capacidad actual). Con un mercado integrado, en cambio, la demanda de energía podría satisfacerse en tanto países como Gana, Costa de Marfil y Guinea producen excedentes, mientras que otros como Burkina Faso y Mali están en déficit y dependen de combustibles líquidos costosos.

Un mercado subregional de estas características arrojaría beneficios importantes no sólo para las familias, sino también para los gobiernos y los inversores. Más gente estaría conectada, los países exportadores podrían generar más ingresos y las importaciones se volverían menos costosas, más confiables y más limpias. Según una simulación del Instituto Tony Blair para el Cambio Global y Power Africa del gobierno de Estados Unidos, un mercado energético integrado le ahorraría a la región 32.000 millones de dólares en costos energéticos en la próxima década. Con mejor infraestructura y una mayor oferta, esta cifra podría ser muchas veces mayor.

Desarrollar un mercado subregional también fomentaría el crecimiento económico, crearía empleos e impulsaría el ingreso para millones de personas. Se atraería capital privado a nuevas oportunidades en tanto los mercados nacionales se abran para economías de escala en la producción y transmisión de electricidad. Desde una perspectiva ambiental, un mercado integrado ahorraría unos 23 millones de toneladas de fueloil –aproximadamente el equivalente del consumo de combustible anual de vehículos diésel en el Reino Unido.

Ahora bien, para materializar el potencial de la comercialización energética, se deben cumplir cuatro condiciones. Por empezar, la política de intentar alinear las políticas nacionales con una visión regional debe cambiar. Quienes tenemos una larga historia en la UE entendemos las dificultades de esto mejor que la mayoría, y para algunos países de África Occidental, reducir subsidios costosos e ineficientes pero políticamente populares será difícil. Los réditos de la comercialización compensarían los efectos, pero es probable que a los políticos les resulte algo difícil de ofrecer a sus poblaciones.

Segundo, es necesario desarrollar infraestructura para conectar los mercados nacionales. Los donantes internacionales ya están respaldando gran parte de este trabajo. Es crucial llevarlo a cabo, de modo que las grillas aisladas se integren en un mercado regional único.

Tercero, la oferta de gas debe ser cada vez mayor. Nigeria es la fuente más probable; otra son las importaciones de Gas Natural Licuado de bajo costo. Sin el desarrollo de reservas, los países tendrán que recaer en los combustibles líquidos, a un costo más alto y con emisiones mayores de dióxido de carbono.

Por último, la armonización regulatoria es esencial para garantizar un medio ambiente propicio. Pero también lo es el respaldo de transacciones específicas y por primera vez –como la que recorre la costa occidental de África desde Costa de Marfil hasta Mauritania- que pueden ayudar a los países a superar obstáculos y a abrir la puerta a una comercialización energética más expansiva en el futuro.

Desarrollar este mercado interno es clave para el futuro energético de África Occidental. En los próximos diez años, podría tener un impacto importante en la vida de más de 300 millones de personas. También sería un paso trascendente en el impulso de África por una mayor unidad, más auto-resiliencia y una economía propulsada más por el comercio y menos por la ayuda. Y reforzaría el progreso que están haciendo los líderes africanos en cuanto a proyectar un poder estratégico en el mundo de hoy.

Tony Blair, Prime Minister of the United Kingdom from 1997 to 2007, is Chairman of the Tony Blair Institute for Global Change.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *