Universidad: esfuerzo, responsabilidad y lealtad

Coincido con el profesor Peces-Barba en que los principios de la ética pública, los valores democráticos y la libertad han de presidir las políticas universitarias y los comportamientos de las autoridades académicas. Pero los éxitos de una institución no son solo mérito de estas autoridades, ni actuales ni anteriores, sino, principalmente, de las personas que con su trabajo diario la hacen avanzar.

Hace cuatro años asumí el Rectorado de una Universidad joven y prometedora. El impulso inicial del profesor Peces-Barba, que ha prestado muchos servicios a la sociedad española, entre otros unos excelentes cimientos para el desarrollo de nuestra Universidad, se fue diluyendo en su larga permanencia como rector durante 18 años. Lamento que, olvidando su obligación de neutralidad como ex rector, que reconoce en su reciente tribuna de EL PAÍS, pero que nunca ha practicado durante estos cuatro años, el profesor Gregorio Peces-Barba enturbie el proceso electoral entrando en juicios sin fundamento que dañan el prestigio de nuestra universidad y que quiero desmentir con total firmeza: no se ha abierto ninguna puerta falsa para remuneraciones extraordinarias, ni del equipo de gobierno ni de ningún otro colectivo, sino que se han establecido reglas claras y transparentes para obtenerlos que no existían en el periodo anterior. Estas reglas se aplican a todos, sin excepción, incluyendo a los miembros del equipo de gobierno. La referencia que hace a la financiación del prestigioso Instituto que lidera es poco afortunada: en la actualidad, y a diferencia del periodo anterior, todos los institutos de la universidad son evaluados por la Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva y reciben una financiación basada en sus resultados, medidos por criterios objetivos y consensuados por todos.

Respeto profundamente el derecho del profesor Peces-Barba de discrepar del camino elegido por la universidad en este periodo y de apoyar a los candidatos que considere pueden recuperar su legado. Reconociendo muchos de los aspectos positivos que tenía la Universidad en 2007, la comunidad universitaria eligió un cambio de rumbo hacia la madurez. Quiero resaltar el gran esfuerzo de nuestro profesorado y del personal de administración y servicios por adaptar nuestras enseñanzas a Europa, que ha conducido a un aumento de la demanda de estudiantes de un 50%. Agradecer el esfuerzo de nuestros departamentos e institutos, que han mejorado mucho sus resultados en este periodo a pesar de la crisis económica (86% el número de tesis, 60% los recursos por proyectos de investigación, etcétera); de nuestros estudiantes que han colaborado en el proceso de cambio; del personal de administración y servicios, que ha gestionado con el mismo personal el gran incremento de actividad registrado en la universidad en estos cuatro años.

El equipo de gobierno ha trabajado para aumentar la transparencia en la toma de decisiones, establecer criterios públicos y claros de contratación y promoción, mantener un compromiso continuo con los principios de austeridad en el uso de los recursos públicos, y defender la Igualdad, la Sostenibilidad y la Cooperación educativa al desarrollo.

Quiero también reconocer el apoyo al esfuerzo y al mérito promovido por el Consejo Social, que ha generado recursos para establecer premios de excelencia para jóvenes investigadores, personal de administración y servicios, estudiantes y antiguos alumnos, mostrando con su ejemplo el gran papel que puede jugar la sociedad en impulsar la mejora de nuestras universidades públicas.

En estos cuatro años se ha avanzado en establecer un modelo propio de universidad pública de calidad, responsable socialmente. Ha sido un proceso largo y difícil, en el que hemos seguido el ejemplo de las grandes universidades europeas, a las que esperamos equipararnos en el futuro. Creo que la sociedad madrileña y española aprecia el enorme esfuerzo y la gran dedicación de toda nuestra comunidad universitaria y nos lo ha reconocido a través del apoyo que hemos recibido tanto de la Comunidad de Madrid como de los Ministerios de Ciencia e Innovación y Educación, que nos han distinguido con el reconocimiento como Campus de Excelencia Internacional. Siempre he sentido que nuestros responsables políticos reconocían y alentaban el gran proceso de cambio que hemos realizado en estos años, y creo que la gran mayoría de las personas de la universidad están satisfechas del esfuerzo realizado y orgullosas de los logros obtenidos. Para todos ellos, mi profundo agradecimiento.

Es una lástima que en pleno proceso de elección a rector de la Universidad Carlos III de Madrid, quien primero ocupó este noble puesto desacredite los logros alcanzados por todos en estos cuatro años y dañe nuestra reputación con afirmaciones injuriosas y falsas. Quizás, olvidó en su discurso el principio de lealtad institucional.

Daniel Peña, rector de la Universidad Carlos III de Madrid.

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