Unos presupuestos para Madrid

En los últimos años se está adquiriendo el mal hábito de normalizar un mecanismo excepcional: la prórroga presupuestaria. Esta figura permite a los gobiernos aprobar unos presupuestos sin tener que someter la Ley General de Presupuestos al debate parlamentario y, por tanto, al control de las cámaras correspondientes.

Pero hay algo más grave: los presupuestos que se aprueban no se corresponden con las necesidades y preocupaciones –de carácter económico y social (entre otros)– de los españoles. Del mismo modo que cualquier familia, autónomo, empresario, etcétera, no organiza su economía de acuerdo con problemas pasados, sino a posibles dificultades o imprevistos actuales (pérdida de empleo, un familiar dependiente), los presupuestos deben adaptarse a las necesidades presentes y futuras de los madrileños y no de los políticos. Necesidades presentes de carácter económico como la reducción de la deuda pública, sobre todo, tras la advertencia por la Airef del alto riesgo de incumplimiento de la regla de gasto. La deuda es un impuesto en diferido que hipoteca a las próximas generaciones y merma nuestra soberanía al depender de los mercados. ¿Es posible realizar una bajada drástica de impuestos sin aumentar la deuda pública? Claro que sí, pero ello exige eliminar la grasa que asfixia a las clases medias y trabajadoras: el desorbitado gasto político, las subvenciones ideológicas y el sobredimensionado sector público.

Necesidades presentes de carácter social como la vivienda, inaccesible para muchos madrileños; la sanidad, saturada y prestando servicios a inmigrantes ilegales cuyas facturas no son retribuidas por sus países de origen; la inseguridad que reina en algunos zonas de la región como consecuencia de la política de menas, a la que se han destinado recientemente veinticuatro millones de euros; o la atención a las personas dependientes, ya que actualmente una persona en esta situación debe esperar 276 días mientras se tramita su expediente, cuando la normativa establece que el plazo máximo para resolver los casos es de 180 días.

Todo lo anterior son sólo algunas de las cuestiones que afectan al presente de los madrileños. Pero también al futuro. Si no se abordan presupuestariamente esos temas, la situación va a ir a peor. Por eso hemos introducido una enmienda a la totalidad del proyecto de Ley de Deducciones Fiscales. En concreto por tres motivos. En primer lugar, porque es una bajada poco ambiciosa. En segundo lugar, porque no viene acompañada de una reducción del gasto político. Y, en tercer y último lugar, porque lo que necesitamos es unos nuevos presupuestos que afiancen la prosperidad social y económica de los madrileños.

No nos conformamos con una leve bajada de impuestos, que ni siquiera está contemplada en los Presupuestos que se van a prorrogar, y que ni siquiera compensa el gasto político creado por el Gobierno de coalición del PP y Ciudadanos. En apenas cuatros meses han incrementado el gasto con cuatro nuevas consejerías y numerosas viceconsejerías, direcciones generales, comisarios del bienestar animal, etcétera, que superan con creces los dieciséis millones previstos y cuya supresión permitiría una rebaja fiscal aún mayor.

Nosotros creemos que necesitamos unos nuevos presupuestos que permitan una reducción drástica de los impuestos, del gasto político y de la deuda. Así se lo transmití a la presidenta del Gobierno de la Comunidad en el pleno de este jueves. Queremos llegar a un acuerdo y proponemos tres medidas del acuerdo vigente de Vox con PP y Ciudadanos como punto de partida para las negociaciones: eliminar el gasto político innecesario y las subvenciones con fines ideológicos, racionalizar el sector público institucional y, como consecuencia de lo anterior, una bajada de impuestos ambiciosa destinada a fortalecer a las clases medias y trabajadoras. A partir de ahí estamos dispuestos a sentarnos, hablar, negociar y alcanzar acuerdos. Si en Andalucía fue posible con las mismas formaciones políticas (con Vox, PP y Ciudadanos), ¿por qué no vamos a ser capaces de ofrecer unos presupuestos que den estabilidad y prosperidad social y económica a los madrileños? ¿Qué lo impide? Esta pregunta quizá la deberían responder desde las bancadas del PP y Ciudadanos.

En Andalucía propiciamos la eliminación de las subvenciones a chiringuitos ideológicos y la creación de una deducción autonómica para familias numerosas, un teléfono para víctimas de la violencia intrafamiliar o un plan de seguridad para frenar la violencia en los centros de menas. Hoy Andalucía está mucho mejor, y la mejor prueba de ello es que el Gobierno en funciones de Pedro Sánchez quiera intervenirlo, a pesar de que la máxima responsable del déficit es su ministra de Hacienda.

Los madrileños necesitan unos presupuestos que den respuesta a las preocupaciones y a las dificultades que atraviesan. Prorrogar los presupuestos es un error. Convertirlo en una práctica habitual, una señal de la inutilidad de los políticos.

Rocío Monasterio es portavoz nacional de VOX.

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