V….. de derrota

Hay preguntas retóricas emblemáticas que convierten en inmortales los análisis, los discursos, los poemas, o las historias de cualquier clase en las que se formulan: ¿Hasta cuando abusarás Catilina de nuestra paciencia? de la primera catilinaria de Cicerón; o la doble interpelación ¿Dónde está ¡oh! muerte tu aguijón? ¿Dónde está ¡oh! sepulcro tu victoria? que San Pablo toma del profeta Oseas; o ¿En que momento se jodió el Perú, Zavalita? de «Conversaciones en la Catedral», una de las mejores novelas del pasado y del presente siglo. Son frases míticas que trascienden la propia obra por su valor intemporal. A Vargas Llosa le dieron un merecido premio Nobel, antes, incluso, que a Bob Dylan, cuando la Academia Sueca comenzó a entender que la cultura iba por otros derroteros, creando, por cierto, serios agravios comparativos: ¿Y de Sabina, qué? o ¿Qué me dices de Loquillo? se preguntarán justificadamente sus miles de seguidores.

Algunas de esas frases deberían ser declaradas Patrimonio de la Humanidad, de tal forma que copiarlas no pudiera ser objeto de condena como plagio, sino reconocimiento de buena formación y cultura. El expurgo de los libros, periódicos y revistas publicados en el mundo entero para identificar estas frases míticas, y el poder para elevarlas a la categoría de Patrimonio de la Humanidad se atribuiría a un nuevo organismo de la ONU. Formará parte del poblado universo del multilateralismo en el que se ha diluido la vieja aspiración internacionalista del marxismo. Son en general entidades que, con el dinero de los países ricos, financian ingentes estructuras burocráticas de utilidad dudosa, destinadas a entorpecer en lo posible a sus financiadores, aunque sin un correlativo beneficio para los países más pobres que las controlan.

La Unesco ha hecho un gran avance en la universalización de la cultura, con un generoso presupuesto destinado a identificar festejos y actividades que enaltecen valores y costumbres injustamente relegados al modesto ámbito de un término municipal. Sus funcionarios deciden si tienen los merecimientos para ser declarados Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, y ser reconocidos en su verdadero valor, urbi et orbe. El último proceso iniciado para alcanzar la referida categoría -algo así como una canonización laica- ha sido la tomatina de Buñol, batalla incruenta de tomatazos en la calle que todos recordarán haber visto alguna vez en televisión. Los escolares de mi generación debemos aceptar la ceguera y la estrechez de miras en las que fuimos educados reduciendo a siete las grandes maravillas del mundo. Creo que todas salvo una están, además, desaparecidas, con lo que vaya usted a saber.

La pregunta, célebre, de Vargas Llosa es muy posiblemente uno de los comienzos más elegantes de una novela. En las últimas semanas cualquier respuesta cegata que no viera más allá del propio Perú quedaría sin sentido alguno. El verdadero origen de los problemas del Perú y de toda América, del norte y del sur, está en Colon y los conquistadores y evangelizadores españoles que llevaron universidades, cultura y religión a aquellas tierras. La historia que conocíamos era un simple trampantojo para ocultar los crímenes y los desmanes españoles. Las hordas de blancos y ciudadanos de color han vengado recientemente en las estatuas de aquellos desalmados los crímenes cometidos. Han incluido en la lista a Winston Churchill y otros próceres ingleses. No constan sin embargo dirigentes de países africanos y asiáticos en los que pervive la esclavitud. La corrección política es así. La venganza está justificada aunque sea con un efecto puramente simbólico.

¿En qué momento se jodió España? No se puede formular esa pregunta de forma intemporal, ya que España se ha jodido en numerosas ocasiones a lo largo de la historia y por las más diversas razones. Hay que atenerse al pasado inmediato. Y ahí, pienso yo, no hay más que una respuesta posible: en el momento en que el populismo comenzó a ser realmente influyente en la política de la Nación.

Al populismo puro y duro le precedió la progresía estética y cultural, el movimiento de lo políticamente correcto que es un populismo elitista y con pretensiones. Es el soporte doctrinal. Pura elucubración estéril. No se faja en la vulgaridad de la emigración de los subsaharianos o en los problemas de PER. Solo aborda temas elevados, feminismo, ecología, cambio climático etc. En ocasiones desciende y se hace carne mortal en alguna manifestación, pero siempre restringida, reservada a personalidades cinco estrellas.

En España nos aflige hoy un populismo real originado en la izquierda comunista, harta de perder escaños en cada elección desde los tiempos de Anguita. Les han quitado el sitio los de Podemos. Habían aprendido la lección en Suramérica. Montaron el show de la Puerta del Sol y se encontraron con el regalo de Pedro Sánchez y de una nueva militancia del PSOE a la que lo que le gusta es, precisamente eso: el show de la Puerta del Sol. ¡Déjeme de transición y de un régimen periclitado! Es hora de que el pueblo resuelva por sí mismo y definitivamente sus problemas. ¿Qué problemas? ¿Cómo? Primero el poder, los detalles ya los veremos luego. No hace falta ser un lince para vislumbrar el desastre si no salimos pronto del carril populista.

El PP resultaba demasiado tibio. Y surgió Vox. Se le acusa de ser un partido fascista. Es rotundamente falso. Se ignora su programa e implica un total desconocimiento del fascismo. Es un cliché que queda bien para los mítines de la izquierda y simplifica las intervenciones televisivas del Gobierno. El problema de Vox es su planteamiento táctico: frente al populismo desatado de izquierda propone pequeñas dosis de populismo de derechas; homeopatía pura. Pero la política no funciona como la medicina. España no es Francia, ni Hungría, ni Polonia. Vox crea una imagen de confrontación de bloques que atemoriza a muchos votantes. Y la derecha solo gana elecciones desde el centro. Es un hecho contrastado. Solo desde el centro hay posibilidades reales de ganar al populismo. No es cuestión únicamente de la Ley D’Hondt.. Hoy por hoy la v de Vox es v de derrota.

Daniel García-Pita Pemán es miembro correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.

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