¿Venezuela abandonará el chavismo? / Will Venezuela abandon Chavismo?

Una semana de manifestaciones en Venezuela. Tres personas asesinadas por arma de fuego, docenas de heridos, docenas más arrestadas y encarceladas. Bandas simpatizantes al régimen intimidan a estudiantes de universidades y escuelas secundarias que protestaban. La pregunta que todos se hacen es: ¿Está el Chavismo finalmente desmoronándose en Venezuela?

Hugo Chávez murió de cáncer hace casi un año, y la pregunta latente sobre Venezuela es cuánto tiempo puede su extraño régimen sobrevivir sin él.

Un país con una población más pequeña que la de Canadá tiene más asesinatos que los Estados Unidos. La inflación supera el 56%. Productos desde el papel higiénico hasta el vino sacramental han desaparecido de las tiendas. Un régimen que dice ser "socialista" ha enriquecido enormemente a la familia y amigos del difunto presidente. Las luces en las calles se atenúan durante la noche debido a que un país con unas de las mayores reservas de energía no puede proveer suficiente electricidad.

El régimen de Chávez se ha mantenido en el poder gracias a cuatro herramientas principales, todas salvo una de éstas están desaparecidas o en vías de desaparecer.

La primera herramienta poderosa era la propia personalidad carismática del difunto presidente. Venezuela tiene una amarga historia nacional, y nadie había sido mejor vocero de los resentimientos y anhelos de sus clases subordinadas que Hugo Chávez. En una nación cuya élite históricamente parecía europea, el rostro de Chávez proclamaba su ascendencia de indígenas y esclavos africanos. Él bromeaba, se enfurecía, le concedía favores a los barrios y se hizo enemigo de las tradicionales clases altas.

Por el contrario, la extraordinaria característica personal del sucesor que Chávez eligió, Nicolás Maduro, era su servil sumisión al líder,quien lo elevó, de ser un piloto de autobús, a ostentar los cargos mas importantes en el gobierno.

La segunda herramienta de poder de Chávez era la hábil utilización de la riqueza petrolera de la nación para comprar el apoyo de grupos privilegiados. Si apoyabas a Chávez, podrías recibir una casa equipada con aparatos, un trabajo en el gobierno o por lo menos una nueva área de juegos.

Chavéz mantuvo el precio de la gasolina a centavos por galón y ofreció subsidiar el arroz y el frijol en las tiendas propiedad del gobierno. Mientras tanto, redujo la protección de la policía en los vecindarios más acaudalados que lo despreciaban, haciendo uso de la violencia criminal como una herramienta de facto de la represión política.

Ahora, sin embargo, Venezuela se está quedando sin dinero para financiar estos planes cuyo objetivo es comprar apoyo. Las industrias están cerrando porque no pueden obtener moneda extranjera para comprar partes cruciales. Las tasas de interés en la deuda de Venezuela han sobrepasado el 15%. La economía, la cual logró un 1% de crecimiento en 2013, ahora está retrocediendo a medida que la actividad económica aparte de la producción de gas y petróleo se paraliza.

La tercera herramienta de poder de Chávez era el control de los medios de comunicación. Las estaciones de televisión independientes fueron eliminadas. La escasez de papel periódico y otras presiones fueron manipuladas para forzar la venta de los medios impresos independientes a los partidarios del gobierno. Sin embargo, es diferente privar a la población de información en la era moderna, especialmente para un régimen maltrecho y técnicamente incompetente como en Venezuela bajo el chavismo. Venezuela no es China, ni la Rusia de Putin. Las personas que entienden cómo funciona el Internet, se oponen al gobierno de forma arrolladora.

La cuarta y última herramienta de poder era una total represión. El mismo Chávez siempre usó esta herramienta con moderación. Prefería tomar represalias económicas en contra de sus oponentes que la violencia. Los llevó al exilio en lugar de enviarlos a campos. Politizó al ejército y a la policía, pero no estaba seguro de usarlos, tal vez porque al final, no confiaba en ellos plenamente.

Cuando visité Venezuela en 2010, todos hablaban de las selectas unidades de policía paramilitar cubana que Chávez supuestamente había tomado prestadas de Fidel Castro. Pero el cambio también está llegando a Cuba, y si dichas unidades existieron alguna vez, ciertamente no se han hecho evidentes en los conflictos de las últimas semanas. En cambio, maduro ha dependido de militantes locales.

Quizá el ejemplo de lo ocurrido en Siria inspira a Maduro a esperar que puede prevalecer si sus fuerzas matan a suficientes personas. Sin embargo, Venezuela está ubicada en una zona muy distinta, cerca de no solo Estados Unidos, sino también de las democracias en Colombia y Brasil que no ven con buenos ojos a una dictadura asesina. (Maduro ha dicho que la oposición está organizando un "golpe de Estado en desarrollo" y ha emitido una orden de captura por cargos de conspiración y asesinato contra el líder de la oposición; el partido del líder de la oposición culpa al gobierno por la violencia).

Chávez tenía una noción instintiva de que podía llegar hasta cierto punto, pero no ir demasiado lejos. Si es que el sucesor de Chávez comparte esa noción de que hay límites, esos límites aún existen, y sin cruzarlos, el régimen de Chávez podría haberse quedado sin los recursos que necesita para sobrevivir.

Como lo demostró el régimen de Castro en Cuba, un sistema autoritario moribundo puede tomar mucho tiempo en sucumbir. Pero los hermanos Castro hablaban en serio sobre mantenerse en el poder. El chavismo no se mostraba serio en nada.

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A week of demonstrations in Venezuela. Three people shot dead; dozens wounded; dozens more arrested and imprisoned. Pro-regime thugs intimidate protesting high school and college students. The question is being asked: Is Chavismo finally cracking in Venezuela?

Hugo Chavez died of cancer nearly a year ago, and the question hanging over Venezuela is how long his strange regime can live after him.

A country with a population smaller than Canada's has more murders than the United States. Inflation exceeds 56%. Goods from toilet paper to sacramental wine have vanished from shops. A regime that calls itself "socialist" has massively enriched the former president's family and friends. Street lights dim at night because a country with some of the world's largest energy reserves cannot provide enough electricity.

The Chavez regime has held power with four principal tools, all but one of which is gone or going.

The first tool of power was the late president's own mesmerizing personality. Venezuela has a bitter national history, and nobody has ever better voiced the resentments and yearnings of its subordinated classes and castes than Hugo Chavez. In a nation whose elite historically looked European, Chavez's face proclaimed his descent from indigenous people and African slaves. He joked, he raged, he bestowed favors on the barrios and made enemies of the traditional upper classes.

By contrast, the outstanding personal quality of Chavez's chosen successor, Nicolas Maduro, was his cringing deference to the leader who elevated him from a bus driver's seat to the top jobs in government.

The second Chavez tool of power was the shrewd deployment of the nation's oil wealth to buy support from favored constituencies. Support Chavez, and you might get a free house stocked with appliances, a government job or at least a new playground.

Chavez held the price of gasoline to pennies per gallon and offered subsidized rice and beans in government-owned shops. Meanwhile, he withdrew police protection from the wealthier neighborhoods that despised him, deploying criminal violence as a de facto tool of political repression.

Now, however, Venezuela is running out of cash to pay for these support-buying schemes. Industries are shuttering because they cannot obtain foreign currency to buy crucial parts. Interest rates on Venezuelan debt have jumped past 15%. The economy, which managed 1% growth in 2013, is now shrinking as economic activity other than oil and gas production grinds to a stop.

Chavez's third tool of power was control of the media. Independent television stations were eliminated. Newsprint shortages and other pressures were manipulated to force the sale of independent print media to government supporters. But it's difficult to cut populations off from information in the modern age, especially for a ramshackle, technically incompetent regime like Venezuela under Chavismo. Venezuela is not China nor even Putin's Russia. The people who understand how the Internet works overwhelmingly oppose the government.

The fourth and last tool of power was outright repression. Chavez himself always used this tool sparingly. He preferred economic reprisals against his opponents to violence. He drove them into exile rather than send them to camps. He politicized the army and police, but he hesitated to use them, perhaps because he did not in the end fully trust them.

When I visited Venezuela in 2010, everybody was talking about elite Cuban paramilitary police units that Chavez had supposedly borrowed from Fidel Castro. But change is coming to Cuba too, and if the units ever existed, they certainly have not been visible in the past's weeks clashes. Instead, Maduro has relied on local thugs.

Perhaps the Syrian example inspires Maduro to hope that he can hang on if his forces just kill enough people. But Venezuela is located in a very different neighborhood, close not only to the United States but also to democracies in Colombia and Brazil that take a dim view of murderous dictatorship. (Maduro has said that the opposition is mounting a "developing coup" and has issued an arrest warrant on conspiracy and murder charges against an opposition leader; the opposition leader's party blames the government for the violence.)

Chavez had an instinctive awareness that he could go so far but not too far. Whether Chavez's successor shares that awareness of limits, those limits still exist -- and without crossing them, Chavez's regime may have run out of the resources it needs to survive.

As the Castro regime in Cuba has demonstrated, a moribund authoritarian system can take a long time dying. But the Castro brothers were serious about hanging on to power. Chavismo was serious about nothing.

David Frum, colaborador de CNN, es un editor colaborador en The Daily Beast. Es autor de ocho libros, entre ellos una nueva novela, Patriots, y un libro electrónico post electoral, Why Romney Lost. Frum fue asesor especial del Presidente George W. Bush desde 2001 hasta 2002.

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