Victorias y derrotas: la Resolución 1701 de la ONU sobre Líbano

Por Mariano Aguirre. Director del Área de Paz, Seguridad y Derechos Humanos de FRIDE (FRIDE, 06/09/06):

Las posibilidades que tiene la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU de lograr que se detenga la violencia entre Israel y Líbano, están en directa relación a la velocidad con las que se despliegue una fuerza combinada de fuerzas internacionales y del ejército de Líbano. Israel no se va a retirar totalmente hasta que esa fuerza no ocupe el sur de Líbano y no haya un solo ataque de Hezbolá. En la medida que no podrá haber un despliegue de fuerzas internacionales antes de dos o tres semanas, es previsible que entre tanto los enfrentamientos continuarán.

Israel ha desplegado 30.000 efectos en Líbano, y los retirará con lentitud debido a tres razones:

a) no quiere dar la impresión de que se marcha cuando Naciones Unidas lo dispone;

b) no desea mostrar que no ha logrado el objetivo de destruir a Hezbolá;

c) quiere comprobar que las fuerzas de la ONU y del ejército libanés son capaces de controlar a Hezbolá.

La Resolución tiene un lenguaje tal de sugerencias, que se enmarca tanto en una operación de mantenimiento de la paz pactada entre las partes (Capítulo VI de la Carta de la ONU) como de obligaciones e imposición que coincide con el uso de la fuerza de acuerdo con el Capítulo VII [1]. Dependerá de la relación entre el Secretario General de la ONU, el gobierno de Líbano y los gobiernos que manden fuerzas el definir en general, y en cada situación, cómo actuar y responder equilibradamente. Si Hezbolá dispara sus misiles será obvio que las fuerzas combinadas deben actuar. Pero si Israel responde con la contundencia que lo ha hecho ahora, ¿se enfrentarán las fuerzas de al ONU y de Líbano al ejército israelí?

La Resolución pone especial énfasis en consolidar al Estado libanés para que tenga el monopolio del uso de la fuerza. Esto tiene serias dificultades dado que el ejército libanés es débil y, a la vez, en gran parte chiíta, lo que dificulta que se enfrente a Hezbolá.

Otras dos cuestiones complejas de resolver serán el requerimiento de la Resolución para que no entre material bélico excepto el autorizado por el gobierno libanés, y que se produzca “el desarme de todos los grupos armados e Líbano”. Controlar los puertos no es sencillo, ni la frontera con Siria.

Será, así mismo, difícil que el gobierno libanés logre el desarme de Hezbolá. En todo caso podría lograr que no use las armas si Israel no realiza ninguna agresión y quizá integrar a una parte del grupo en las fuerzas armadas libanesas. Pero ante la debilidad del gobierno libanés, en parte gracias a la ofensiva de Israel, no es realista pensar que Hezbolá entregará sus armas, y así lo ha manifestado, y pasará a formar parte de la vida política sin hacer valer la guerra que acaba de librar.

¿Quién ha ganado esta guerra?

Si la Resolución 1701 logra detener o disminuir la violencia, la cuestión siguiente es quién ha ganado la guerra de Líbano. Por el lado israelí, el gobierno de Olmert puede alegar que desde el lunes 15 de agosto cesaron los ataques de Hezbolá y que progresivamente esa región estará bajo control internacional. De este modo, se irá convirtiendo en una frontera segura. Desde el lado de Hezbolá la guerra ha servido para mostrar que puede resistir al ejército más fuerte de la región, preservar parte de su arsenal y replegarse para salvar la organización.

Entre tanto, para Líbano ésta es una guerra muy costosa en vidas, heridos y que retrasa el desarrollo económico que estaba teniendo. La reconstrucción posbélica será especialmente dura.

Desde el punto de vista de los actores externos, Irán y Siria han ganado porque la crisis se ha quedado circunscrita a Líbano, y su aliado local, Hezbolá, sigue en pie. Los palestinos han perdido porque Israel les ha seguido asediando durante semanas sin que los medios internacionales prestasen atención.

EEUU ha comprobado que la estrategia israelí que apoyó con entusiasmo tiene resultados dudosos: pese al tiempo que tuvo, la guerrilla de Hezbolá no era tan fácil de derrotar. Europa mostró su debilidad, con la excepción de Francia. Y la ONU ganó algunos puntos al impulsar una Resolución.

En Israel han aumentado las críticas debido a las bajas que se han tenido y a la incapacidad para acabar con Hezbolá pese a la destrucción que se ha ocasionado a Líbano.

La guerra obliga a Hezbolá a perder su fuerza militar en el sur del país pero ha ganado poder para negociar la forma de participación en el futuro gobierno de Líbano. Según diversas fuentes, Israel, y al parecer Estados Unidos, esperaban que los ataques contra infraestructura y objetivos civiles volverían a los cristianos y sunitas contra Hezbolá, pero la reacción ha sido la opuesta [2] Hezbolá ha salido reforzado e Israel debe hacerse a la idea de que en el futuro tendrá que convivir con un Estado que podría ser mayoritariamente gobernado por un grupo político hostil.

Esta guerra significa también para Israel reconocer que la guerra convencional no le garantiza la seguridad. En las guerras anteriores contra sus vecinos Israel luchó contra Estados y se impuso. Pero la combinación de actores armados no estatales con el posible apoyo directo o indirecto de Estados de la región cambia las reglas de la guerra. Israel puede arrasar parte de Líbano pero Hezbolá se repliega y, además, gana apoyo social para ser una fuerza política en ascenso [3].
Documentos:

  • UN News Service.

Notas:

  1. Anthony D´Amato, “The UN Mideast ceasefire Resolution paragraph-by-paragraph”, Jurist, Legal News and Research.
  2. Seymour M. Hersh, “Watching Lebanon”, The New Yorker, 21 de agosto, 2006.
  3. Patrick Seale, “Who won the war in Lebanon”, Agence Global, 12 de agosto, 2006.