Visión de Europa en positivo (para variar)

Cuando se va a cumplir un mes de la elección de Ursula von der Leyen, ex ministra de Defensa alemana, como próxima presidenta de la Comisión Europea y a poco más de dos meses de las elecciones al Parlamento Europeo, es buen momento para hacer una reflexión sosegada sobre lo acontecido y esbozar un retrato actual de la Unión.

El 26 de mayo, los europeos revalidaron su confianza en el Partido Popular Europeo (PPE). Fueron, además, las elecciones comunitarias con más alta participación en 20 años. En España, votó el 64% del electorado frente al 47% que lo hizo hace cuatro años. Estos datos se deben, en parte, a la coincidencia de estas elecciones con las municipales y la mayoría de las autonómicas, una circunstancia que he aplaudido porque permitió una campaña con candidatos locales y autonómicos, quienes verdaderamente conocen el impacto que los fondos europeos han tenido en el desarrollo de pueblos y ciudades. No es casualidad que sean estos líderes los que más visitan las instituciones en Bruselas. Es necesario y positivo que los gobiernos hagan coincidir siempre la celebración de estos tres comicios.

La alta participación en toda Europa ha puesto de manifiesto que los ciudadanos ya perciben la UE como parte de su cotidianidad y de su futuro. Hay una mayor conciencia de Europa. Y ello, a pesar del Brexit. Estoy convencido de que el precipicio al que el Brexit arroja al Reino Unido ha actuado de revulsivo, reforzando la cohesión, la unión y la confianza en la UE del resto de ciudadanos de los 27 Estados Miembros.

Analistas y encuestas nos asustaron alertando sobre la espectacular subida de fuerzas populistas, de derechas e izquierdas, llegando a afirmar que forjarían una mayoría en la Eurocámara. Afortunadamente, los partidos pro-UE siguen siendo mayoritarios, y así lo confirman no sólo los escaños en el hemiciclo, sino también las negociaciones entre las principales fuerzas políticas -populares, socialistas y liberales- para situar al frente de las instituciones europeas a líderes de indudable europeísmo.

Cabe recordar que en países como Bulgaria, Hungría, Austria, Finlandia y Suecia las fuerzas extremas y populistas experimentaron un retroceso. Mención aparte merece Grecia, primer país europeo en padecer el populismo de la mano de la extrema izquierda de Syriza liderada por Alexis Tsipras, a quien Pablo Iglesias definió como «león que ha defendido a su gente». Los ciudadanos castigaron su falta de gestión y la frustración creada por sus vacuas promesas. En las europeas y, a las pocas semanas, en las elecciones parlamentarias, los griegos votaron mayoritariamente al partido de centroderecha, miembro del PPE, Nea Demokratia, liderado por Kyriakos Mitsotakis. Y con Mitsotakis, Grecia ha vuelto también a la senda del compromiso internacional con la democracia, la libertad y los derechos humanos al reconocer a los pocos días de convertirse en nuevo primer ministro, a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela.

Hemos empezado bien el nuevo ciclo político de la UE. Conscientes de que no nos podíamos permitir una parálisis del gobierno europeo, negociamos en tiempo récord, poco más de un mes, los nombramientos de la presidenta de la Comisión Europea; del presidente del Consejo Europeo, el primer ministro belga, Charles Michel; de la presidenta del Banco Central Europeo, la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde; y del jefe de la diplomacia europea, el ministro de Asuntos Exteriores en funciones español, Josep Borrell.

Ya como candidata, Von der Leyen, llevó a cabo una negociación titánica para conseguir el apoyo del Parlamento Europeo, conocedora de la importancia de evitar un parón institucional. Al contrario de lo ocurrido en España con el candidato socialista a la presidencia del Gobierno, Ursula Von der Leyen confrontó ideas programáticas y debatió con los principales grupos políticos incorporando muchas de las demandas a su programa. Hizo su trabajo y estuvo donde tenía que estar. Frente a los "interlocutores prioritarios" de Sánchez, Ursula von der Leyen demostró moderación y capacidad de consenso para aglutinar a las fuerzas tradicionales pro-europeas, alejada de socios estridentes.

Ahora bien, estos buenos resultados de los partidos europeístas no deben distraernos del euroescepticismo todavía instalado en sectores de la sociedad y que requiere mejorar la comunicación para hacer llegar nuestro mensaje, presentado resultados tangibles.

Además, los retos de los últimos años siguen estando muy presentes. Me refiero a la virulenta crisis económica que azotó Europa en el año 2010 o al drama de una crisis migratoria sin precedentes que despertaron la necesidad de un enfoque conjunto europeo.

Y destaco los nacionalismos, presentes en España a través del falso relato independentista en Cataluña y con una situación actual incierta en Navarra, recién entregada por los socialistas a radicales y batasunos. Aquí, mi obligación y compromiso como navarro, español, demócrata y representante de todos los españoles en la Eurocámara, es trabajar con determinación para que los aprendices de dictadores con ansias independentistas buscando anexionar Navarra al País Vasco, con la complicidad de la socialista María Chivite, no consigan contaminar a la opinión pública europea o hacerse eco en las instituciones de la UE. Los españoles pueden estar seguros de que los eurodiputados del Partido Popular actuaremos siempre con responsabilidad en la defensa de la unidad de España. Espero que otros eurodiputados de otras formaciones políticas se unan.

Y mientras, seguimos trabajando por una Europa más justa, más solidaria y más próspera, al frente de la lucha contra el cambio climático, sin olvidar el papel de liderazgo mundial que la UE tiene ya que empezar a ejercer con determinación, superando su actual condición de soft power. La creciente escalada de tensión en Irán, la amenaza rusa, la inestabilidad en Oriente Medio y el norte de África, la rivalidad entre China y Estados Unidos así como las dictaduras en América Latina claman un paso al frente de la Unión Europea.

Antonio López-Istúriz White es secretario general del Partido Popular Europeo.

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