¿Votan los adultos pensando en la infancia?

La voz y la opinión del 17 por ciento de los ciudadanos de nuestro país, los niños y niñas, se tendrán menos en cuenta en las próximas elecciones que la de la gran mayoría de la población, la que sí tiene derecho al voto. A las organizaciones que trabajamos en favor de los derechos de la infancia no se nos escapa que el hecho evidente de que los niños y niñas no voten es una dificultad añadida para su visibilidad en los programas, en las políticas públicas y en los compromisos presupuestarios, y que muchas de las temáticas que les afectan quedan demasiadas veces en un segundo plano, aún a pesar de su trascendencia.

Sin embargo, la misión de Unicef de que los derechos de los niños sean una realidad en todo el mundo, también en España, nos ha motivado ya desde las elecciones de 2011 a realizar propuestas en clave de infancia a los partidos políticos para que las incluyan en sus programas electorales.

Las elecciones del 20 de diciembre se producen en un escenario nacional e internacional complejo desde el punto de vista económico y social, lo que plantea la necesidad de hacer un especial esfuerzo para que las propuestas de los partidos políticos a los electores sean a la vez realistas y audaces ante un panorama muy cambiante. En este escenario nacional e internacional en el que la inequidad y la pobreza, el impacto de las crisis económicas y humanitarias o la sostenibilidad económica, social y medioambiental son y serán temas claves (así reconocidos en la Agenda Universal de los Objetivos de Desarrollo Sostenible), los niños en España y en otros países no van a permanecer ajenos a estas cuestiones. De hecho les afectan (y les afectarán) de forma especialmente grave.

Por eso, en el centro de las propuestas de Unicef Comité Español a los partidos está la idea de un pacto de Estado por la Infancia. Los datos son preocupantes: el muy elevado, y además creciente, riesgo de pobreza infantil (que afecta a uno de cada tres niños), una educación que deja fuera del logro educativo a demasiados niños y adolescentes (con un abandono escolar del 22 por ciento), una limitada inversión en las políticas de protección social dirigidas a las familias y la infancia (1,3 por ciento del PIB frente al 2,4 de la media europea), y una cooperación internacional bajo mínimos (con una reducción del 74 por ciento en los presupuestos del Estado desde 2011). Estos indicadores nos hablan de una realidad que no sólo limita el ejercicio de sus derechos a muchos niños, sino que compromete el bienestar futuro de todos nosotros. Por estos motivos es necesario este pacto de Estado por los niños: un pacto por la reducción de la pobreza, por la equidad en el sistema educativo, por una mejor cooperación al desarrollo y sobre todo por la inversión en infancia como una garantía de presente y de futuro. Quizá ya se ha terminado el momento de hacer más con menos, y ahora toca hacer más con más.

¿Han recogido los partidos las propuestas? En un análisis realizado por Unicef Comité Español en más de cien programa electorales de las elecciones municipales y autonómicas del pasado mes de mayo nos llamó la atención que la mención a los niños como punto un principal fue sólo del 15 por ciento, y en casi el 50 por ciento de los casos aparecían en un tercer nivel del índice o, directamente, no lo hacían. En los programas actuales hemos observado que son recogidas por muchos de los grandes partidos medidas concretas como el incremento de las prestación por hijo a cargo, la gratuidad de la educación 0-3 (especialmente para las familias con pocos recursos) o el incremento de los recursos en la educación y su enfoque a la equidad (en el marco de un pacto educativo). En este sentido Unicef invita a los votantes a que echen un vistazo a esos programas, a esas medidas que van dirigidas o tienen un mayor impacto en la infancia y hagan su propia valoración.

Los niños quieren ser tenidos en cuenta. En nuestras consultas a ellos, sea cual sea el motivo, todos están de acuerdo en que quieren participar más en las decisiones que les afectan, que quieren ser consultados y que sus ideas y propuestas sean tenidas en cuenta, «porque para entender a los niños no hay nadie mejor que los niños» explica Zoe, de doce años. Y si nos referimos a los procesos electorales, incluso los más jóvenes son muy conscientes de la importancia para sus vidas de lo que se decide en unas elecciones como las del 20-D.

Entonces, ¿van a votar los adultos pensando en la infancia? Ciertamente no lo sabemos, aunque es posible que aquellos que son padres lo hagan en mayor medida. En todo caso todos hemos sido niños, y quizá podamos reservar un pedazo de nuestro voto (al menos de nuestra reflexión sobre él) para esa parte de nuestra vida.

Javier Martos, director ejecutivo de UNICEF COMITÉ ESPAÑOL.

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