Votar en Francia: por la extrema derecha o por Europa

Europa se enfrenta a un cambio de era. Intentando reescribir la historia, Putin ha lanzado un ataque brutal contra Ucrania y su gente. Las imágenes de Mariupol, Bucha o Kramatorsk evocan recuerdos de los tiempos más oscuros de Europa.

Pero la agresión de Putin va más allá. Ha quebrantado la regla más fundamental de nuestro orden de paz europeo: no mover las fronteras por la fuerza, como tantas veces habíamos hecho a lo largo de nuestro sangriento pasado. La guerra de Putin va dirigida contra los valores que defienden Francia y nuestros países: democracia, soberanía, libertad y Estado de derecho.

Sin embargo, los populistas y la extrema derecha de todos nuestros países vienen reivindicando a Putin como modelo ideológico y político, replicando sus ideas chovinistas. Se han hecho eco de sus ataques a las minorías y a la diversidad y de su objetivo de uniformidad nacionalista. No debemos olvidar eso, no importa cuánto esos políticos ahora estén tratando de distanciarse del agresor ruso.

Por eso, la segunda ronda de las elecciones presidenciales francesas no puede ser una elección ordinaria para nosotros. La elección a la que se enfrenta el pueblo francés es crítica, para Francia y para todos y cada uno de nosotros en Europa. Es la elección entre un candidato demócrata, que cree que la fuerza de Francia se amplía en una Unión Europea poderosa y autónoma, y una candidata de extrema derecha, que abiertamente se pone del lado de quienes atacan nuestra libertad y nuestra democracia, valores basados en las ideas francesas de la Ilustración.

Francia ha sido un país central en el proyecto europeo. Clave en la reconciliación europea, tras dos desastrosas guerras mundiales en el siglo pasado. Y en las crisis de los últimos años, fue necesario el liderazgo francés para impulsar una mayor solidaridad europea, sabiendo que una Europa fuerte y unida no limita la soberanía nacional, y es la única forma de garantizar que nuestros países puedan prosperar y competir con potencias autoritarias, como Rusia.

Con Francia apostamos por una mayor solidaridad europea, cuando la pandemia de la covid golpeó nuestro continente. Como resultado, la Unión Europea puso en marcha el mayor fondo de recuperación de su historia, para mantener nuestros sistemas de bienestar social. Hoy, la tasa de desempleo en la Eurozona es la más baja jamás registrada, a pesar de la pandemia. En lugar de repetir los errores del pasado y recortar el gasto en medio de una crisis, estamos invirtiendo miles de millones en nuevas tecnologías, justicia social, una defensa europea más sólida y un futuro más sostenible y sin emisiones de carbono para todos nosotros.

Algunos afirman que todo esto se puede lograr mejor solos. “Recuperar el control” fue la promesa de los partidarios del Brexit. En cambio, han provocado interrupciones en el transporte y las cadenas de suministro, una caída en el comercio exterior y, en general, unas tasas de inflación más altas que las de la Eurozona. Aquellos que se suponía que terminarían estando mejor ―los trabajadores, los jóvenes y los más vulnerables― fueron quienes terminaron sufriendo más sus consecuencias.

La verdad es que solo unidos tenemos el poder de mantener nuestra prosperidad y bienestar. Solo unidos podremos dar forma a la globalización de una manera humana. Y solo unidos defenderemos la paz y el orden internacional, que están siendo atacados.

Por eso necesitamos a Francia a nuestro lado. Una Francia que ha sido, una y otra vez, faro de democracia y fraternidad para Europa y el mundo. La nación que acogió a los exiliados que huían de las dictaduras de Franco y Salazar. Una Francia que defiende la justicia, contra líderes antidemócratas, como Putin. Una Francia que defienda nuestros valores comunes, en la Europa en la que nos reconocemos, libre y abierta al mundo, soberana y europea, fuerte y compasiva al mismo tiempo.

¿Qué Francia saldrá de las urnas el 24 de abril? Los ciudadanos de la República Francesa tienen la elección.

António Costa, Pedro Sánchez y Olaf Scholz son los dirigentes socialdemócratas de Portugal, España y Alemania.

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