¿Y de la covid qué?

¿Y de la covid qué?

Alguna vez oímos que de lo poco bueno que se puede atribuir al catastrófico año 2022 está la superación de la pandemia de la COVID. Pues no está tan claro si reconocemos que esta pandemia ha arrastrado mucho más que problemas científicos y se ha convertido en un problema de democracia, de transparencia, de libertad de expresión, de libertades en general, etc… Vaya por delante que el que esto firma, y su familia, tienen al menos tres inoculaciones, y muy contentos de ello. Es más admiramos que la competencia científico-técnica y el avance de conocimientos de la especie humana haya sido capaz de desarrollar en unos meses un remedio de emergencia que ha salvado millones de vidas en el planeta y evitado mucho sufrimiento.

Recordemos que la idiotamente llamada “gripe española” necesitó de 30 años para encontrar un remedio. Tampoco vamos a ocupar ningún espacio neuronal en clamar contra conspiraciones supra estatales dedicadas a matar a los viejos, esclavizar la mente de los niños o dominar orwelianamente el mundo a través de la OMS y las grandes farmacéuticas…Admitimos también que ante la brutalidad asesina del virus SARS, el pánico más que zozobra que invadió a las autoridades, y las muy deficientes estructuras político-sociales de que disponíamos para afrontar tamaño tsunami letal, las malas decisiones y errores acaecidos en un primer momento, casi siempre se debieron a incompetencia y no a mala voluntad dolosa.

Pero hace tiempo que ha pasado el momento de dejar preguntas en el aire, preguntas muchas veces vitales. El ocultamiento, la confusión, la presión sobre los medios de comunicación y la no contestación sistemáticas a las mentiras son el mejor aliado de los llamados “activistas negacionistas”. Vencido el año 2022, desde el enfoque científico, debemos reconocer que no sabemos cuál es la situación actual de amenaza, no tenemos certeza de la necesidad o no de la cuarta dosis, ignoramos todo de nuevas cepas, no sabemos lo que se ha averiguado sobre los inevitables efectos secundarios generales o específicos a colectivos, no sabemos cuál es la situación sobre la vacunación de niños… Tan grave como eso es la sospecha de que no se siga investigando para obtener una vacuna real y no un remedio de emergencia, ni que se esté multiplicando los esfuerzos para conocer y paliar los efectos secundarios. Entendemos que debemos exigir información periódica del más alto y riguroso nivel sobre todas estas preguntas para gestionar nuestra vida como ciudadanos libres. Hemos dicho repetidas veces que la ciencia no sabe, sino que va sabiendo, en casos de esta importancia, debe ir comunicando permanentemente lo que va sabiendo.

Pero cómo político y español, también son inaceptables las ocultaciones y el olvido de temas cruciales. La gestión de la pandemia fue, como poco, anti democrática, letalmente ineficiente y sospechosamente venal. ¿De verdad no va a crearse una comisión independiente de profesionales para evaluar nuestras deficiencias estructurales y evitar que se repitan en el futuro?¿De verdad no se va a analizar la horrible y letal gestión de las residencias para que nunca más? ¿De verdad nadie va a responsabilizarse del secuestro inconstitucional y antidemocrático de las Cortes que supuso el confinamiento? ¿De verdad nadie va a evaluar los efectos deletéreos de la co-gobernanza, tan querida por nuestros separatistas, y de nuestro inefable sistema autonómico desigualitario? Pues cada falta de respuesta supone un atentado contra nuestra democracia.

Por ahora el Gobierno ni siquiera es capaz de explicar porqué somos el único país que aun exige mascarillas en los transportes.

Así que un buen deseo para el 2023 es que despertemos.

Por Enrique Calvet Chambon, ex europarlamentario y Presidente de ULIS.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *