¿Y si la publicidad no es la solución?

¿Volverá la publicidad a TVE? ¿En qué formato? ¿A todas las cadenas? ¿Solo durante el primetime? ¿Se ampliará aún más la figura del patrocinio cultural? Estas son algunas de las preguntas que se escuchan en todos los rincones del sector audiovisual desde que el pasado 14 de noviembre, el PP presentara un Proposición no de Ley con el objetivo de que el Congreso inste al Gobierno «a modificar el sistema de financiación de la Corporación RTVE» con el fin de hacerlo «sostenible y viable financieramente».

Desde que la noticia saliera a la luz todos los actores involucrados de una u otra forma en el mundo de la televisión hemos sido preguntados o aconsejados sobre el tema. Todo el mundo tiene una posición y tanto profesionales como políticos han opinado al respecto. Sin embargo, más allá de las opiniones, es necesario hacer una reflexión objetiva y basada en los datos antes de embarcarse en una decisión del calado económico y social que supondría la vuelta a la publicidad de RTVE.

Las cifras muestran a las claras que TVE tiene un problema financiero que debe solucionar. Eso es innegable. 113 millones de euros de déficit este año lo corroboran. Sin embargo, ¿se debe este grave problema económico a la falta de ingresos? Las propias cifras nos dan la respuesta. No. Con un presupuesto que para el último ejercicio ascendía a los 940 millones de euros, las cadenas de televisión privadas y los operadores de telecomunicaciones aportando 212 millones de euros para su financiación, ¿de verdad alguien cree que RTVE necesita mayores ingresos?

En sus mejores momentos RTVE llegó a conseguir en torno a 600 millones de euros gracias a los anuncios, sin embargo, ya en 2009, último año en el que TVE contó con publicidad, la facturación total de la televisión pública fue de solo 422 millones de euros, un 17,7% de la inversión publicitaria en televisión.

Desde entonces, el mercado publicitario ha ido reduciéndose para las televisiones en nada menos que 674,4 millones de euros, una caída del 28,3%, según datos de Infoadex. Al mismo tiempo, la audiencia de la televisión pública se ha desplomado. Desde noviembre de 2009, en que La 1 todavía era líder de audiencia, hasta mayo de 2014, su sha

re ha caído en 5,5 puntos. La 1 cerró el pasado mes de septiembre con el 10%, y en el mes de julio, bajó a su mínimo dato histórico mensual, un 8,9%. Y las previsiones de algunos analistas no auguran mejoras sustanciales. Analistas del Banco Sabadell han realizado un estudio en los que asumen una audiencia media para el conjunto de canales del Grupo RTVE del 16,7% en 2015, pero reconocen este escenario «especialmente optimista para el operador público, ya que la vuelta a la publicidad y la mayor competencia del actual escenario podrían hacer reducir su audiencia».

Ahora sí, con las cifras delante, planteémonos ¿cuánto puede llegar a ingresar TVE en concepto de publicidad? Desde luego, no lo necesario como para resolver su problema económico crónico. El ya mencionado estudio del Banco Sabadell concluye que el regreso de la publicidad a TVE no es la solución para la cadena pública. Según los analistas de este banco los bajos niveles de audiencia de TVE junto a un mercado publicitario aún muy deprimido (un -47% vs. máximos) implican que esta medida apenas supondría una diferencia relevante de ingresos para TVE. Una estimación de Arthur D Little confirma que RTVE hubiera tenido entre 250 y 180 millones de ingresos menos de los que tuvo en 2013 si hubiera continuado con su modelo de financiación previo. Y los propios expertos de Banco Sabadell señalan que el problema de fondo consiste en delimitar el servicio que debe ofrecer una televisión pública y en recortar sus costes, que se encuentran un 30% por encima de los de Mediaset y Atresmedia, pese a contar con menor audiencia.

Demostrado pues que los problemas de TVE son de gestión y no de falta de ingresos, debemos reorientar las preguntas y la búsqueda de soluciones para TVE.

Es momento de dar un paso más allá, obviar el estéril debate sobre la vuelta de la publicidad y hacernos preguntas mucho más pertinentes que permitan abordar desde su raíz los problemas y las necesidades del radiodifusor público. Preguntas como ¿con cuántos canales debe contar TVE?, ¿cuenta con una estructura acorde a su labor e índices de audiencia?, ¿están bien administrados sus recursos?, ¿debe competir TVE con las cadenas privadas por los grandes eventos deportivos o su labor es dar visibilidad al deporte minoritario?, ¿debe olvidarse del entretenimiento y centrarse en programas informativos y de servicio público?

Estas, y no otras, son las preguntas que debería estar haciéndose el sector audiovisual y el debate que nuestros políticos tendrían que plantear en el Congreso y Senado. Porque creo firmemente en una televisión pública y en la necesidad de la misma como parte vertebradora del país. Creo que existen sin lugar a dudas contenidos, programas y eventos que deben preservarse y cuya emisión gratuita y en abierto para todos los espectadores debe garantizarse por parte del Estado. Sin embargo, para asegurar en España una televisión pública de calidad, lo primero que debemos hacer es definir con claridad su papel en el ecosistema audiovisual nacional y cuáles deben ser sus atribuciones y sus límites.

La ausencia de publicidad no ha sido nunca el problema, y tampoco su vuelta sería la solución.

Andrés Armas, director general de UTECA.

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