En medo de este cafarnaún judicial varios periódicos acaban de publicar unas encuestas independientes. Pocos han reparado en ellas. ¿Recreativas? Al fin y al cabo, no estamos en ningún proceso electoral. Quiero decir, que acaso se hayan hecho para no ser tomadas en cuenta. Lo de Baroja: «Lo importante es pasar el rato».
El dato más sorprendente para alguien como uno, de letras, propenso a caer en la mística de los números, era este: en unas posibles elecciones generales el Psoe vería mejorado en diez el número de sus diputados. Los encuestólogos subrayaban que el aumento se debía a la debacle de Sumar y Podemos y a la asunción por parte del Psoe del programa de esos partidos de extrema izquierda y del nacionalismo vasco y catalán. Dicho de otro modo, a haberse convertido el Psoe en un partido aberrante.
La moderada subida del partido opuesto, el Pp, unos diez diputados también, tampoco le daría la mayoría absoluta, ni siquiera con los apoyos de la extrema derecha.
Entre los logros (no confundir con méritos) del Psoe es el principal haber naturalizado su aberración. Más de cinco millones de españoles encuentran natural, incluso óptimo, que el partido al que votaron gobierne con un amplio espectro (nunca mejor dicho), entre el que se encuentra una representación colorista de partidos de extrema izquierda comunista/ex terrorista, y de la extrema derecha nacionalista. Ese es, qué duda cabe, un logro, como logro es subir indiscriminadamente los impuestos con la excusa de que los repartirán entre los pobres. Curiosamente, a la hora del reparto del botín suelen estar presentes únicamente los ábalos, griñanes y compañía, raramente los pobres, contentados con las migajas.
Propenso también a la novela, es decir, a una interpretación seria de la realidad (como prueba el hecho de que los historiadores, pasados 100 años, se fíen tanto o más de Guerra y paz o de los Episodios nacionales que de los historiadores de hace 100 años), trata uno de anticipar el final de todo este sanchismo. A falta de muertos (ya han desenterrado a Franco: al igual que la resistencia del aire acaba paralizando un objeto inerte en movimiento, el paso del tiempo, acaba en olvido, y quien sepa distinguir güelfos de gibelinos que tire la primera piedra), no es fácil adivinar el acabose.
Eso sí, puede uno buscar similitudes literarias, y llegar a la conclusión de que el principal cometido de este Gobierno parece sacado de un relato kafkiano: su propósito de este neo Frente Popular no es tanto el de gobernar como el de atacar a sus adversarios (también con bulos y fango, por supuesto) e impedir que lleguen al Gobierno. No viven para promulgar leyes en beneficio de todos (o hacer que se cumplan), sino para impedir que sus adversarios les desalojen del poder, recurriendo, si es necesario, a derogarlas o modificarlas para beneficio propio. Y quien como Sánchez accedió al Gobierno con la ganzúa de la anticorrupción, hoy mismo (mientras escribo este artículo) tiene a su mujer sentada ante un juez por corrupción; a la banda de su ex ministro, por lo mismo; a los delincuentes para quienes cambió la ley de malversación, a un tris de romper la baraja en Cataluña, porque tampoco saben si la chapucera Ley de Amnistía cortada a su medida funcionará: y, por último, sacando de la cárcel o impidiendo que entren en ella, Fiscalía y Tribunal Constitucional mediante, a la familia andaluza de los ERE, convertido el propio Sánchez más que en padre del socialismo español, en su Padrino.
Estos hechos los conoce todo el mundo, también los más de cinco millones de votantes socialistas (quiere uno pensar, por respeto hacia ellos, que los conocen). Y, sin embargo, han decidido seguir dándole su apoyo. Los que creen no haber perdido ni su sentido de la decencia ni su capacidad crítica, llegan incluso a reconocer: «Cierto, son un hato de corruptos y mentirosos; se gastan más que nadie en propaganda y en paguitas; el descrédito en las instituciones es mayor que nunca, y están llevando este país a la ruina moral; y sí, la gente empieza a creer que delinquir tampoco está mal, si no te pillan o alguien te saca del aprieto... Pero, con todo, mejor estos que el Pp y la ultraderecha». Los más cínicos concluyen: «Qué listo es». Como si suspiraran: «Me ha estafado, pero es tan inteligente..»..
Puestas así las cosas, sí, ¿para qué negárselo a quien pensando de ese modo renuncia a sus propios derechos y jalea su degradación democrática con el «viva las caenas socialistas»?
Vivir con la idea de que este Gobierno puede durar años es duro, pero soportable. Hacerlo sabiendo que hay más de cinco millones de españoles que lo apoyan resulta devastador. En el mejor de los casos, inconscientes («me tienen harto: no quiero saber nada») y en el peor, inmorales (o malvados, orgullosos de los corruptos, «¿y qué, si son los nuestros»?).
Cuando les aborde un encuestador, no será difícil adivinar su respuesta. Tezanos lo viene pronosticando. Como buen místico, es de los que creen que Dios -o sea, Sánchez, él mismo y el CIS, la Santísima Trinidad- escribe derecho con líneas torcidas.
Es, pues, el momento de seguir el camino, las manos a la espalda y la frente en alto, recordando acaso aquellos versos: «Dichoso el árbol que es apenas sensitivo, y más la piedra dura, porque esa ya no siente, pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo ni mayor pesadumbre que la vida consciente»....
Andrés Trapiello, escritor.