Y sin embargo, se mueve

Cándido Méndez es secretario general de Unión General de Trabajadores (UGT) y presidente de la Confederación Europea de Sindicatos (EL PAÍS, 30/12/05).

Un espectador imparcial que llegue a España, según qué voces escuche (algunas emiten sonidos un tanto desafinados), podría pensar que aquí no existe en estos momentos otra realidad que no sea el debate territorial y, especialmente, el del Estatuto de Cataluña. Es más, que en nuestro país no hay vida más allá de este debate, que, según la oposición del puño tendido, es nocivo y paralizante. Sin embargo, sabemos que este debate forma parte de la normalidad de la vida democrática, está encauzado correctamente en el ámbito parlamentario, y en el desenlace las mejoras del autogobierno y de financiación territorial serán coherentes con la cohesión social política y fiscal de España.

En la UGT sabemos también que el reloj de la historia no se ha detenido, como algunos pretenden permanentemente, sino que podemos afirmar, categóricamente, como Galileo frente a sus inquisidores, "y, sin embargo, se mueve".

España se mueve, y se mueve, en gran medida por el empeño de la clase trabajadora y de los sindicatos, en la dirección correcta.

En este sentido, este año de 2005 que ahora termina ha supuesto la afirmación de un proceso en marcha de mayor igualdad y participación social en nuestro país. La Declaración para el Diálogo Social firmada en 2004 por sindicatos, patronal y Gobierno recuperó la participación sindical y el diálogo social, después del periodo anterior muy parco en estas materias. A partir de esta declaración se inició un proceso que tiene como objetivos prioritarios la consecución de más empleo, estable y de calidad, asociado a una mayor competitividad de las empresas, en el marco de un nuevo modelo productivo y elevando los índices de cohesión social.

La economía de España ha seguido creciendo por encima de la media europea, pero con bastantes desequilibrios. Considerable déficit comercial, elevada inflación y alto endeudamiento de las familias. En el terreno productivo se mantiene la escasa aportación de la industria, con la balanza demasiado inclinada hacia el sector de la construcción. UGT viene demandando al Gobierno medidas de fomento en las actividades industriales de medio y alto contenido tecnológico, con mayores aportaciones en I+D+i.

Este modelo que nosotros propugnamos, inserto en la modernidad y apto para competir en un mundo cada vez más globalizado, exige la mejora de la calidad y la igualdad en el empleo, reducir los elevadísimos índices de temporalidad que siguen soportando los trabajadores en España (especialmente mujeres y jóvenes) y regular la subcontratación. Resulta innecesario insistir en que un modelo para nuestro país que pretenda competir a través de la reducción de costes laborales (por cierto, los de España siguen siendo altamente competitivos en el contexto de la UE), sería inviable.

El modelo de modernización que UGT defiende permitirá a nuestro país actuar desde la eficiencia, el desarrollo tecnológico y unos servicios adecuados a las necesidades del presente. Para ello resulta, además, indispensable incrementar la formación de los trabajadores a lo largo de toda la vida laboral y elevar la calidad de la enseñanza en todos sus niveles. En ese sentido va el inminente acuerdo sobre Formación para el Empleo, enmarcado en la Declaración para el Diálogo Social y la Ley Orgánica de Educación.

En este año de sequía, un gran nubarrón ensombrece el mundo del trabajo. Los accidentes laborales, muchos de ellos mortales, han crecido en 2005 y siguen haciendo de España un lugar muy inseguro para ejercer una actividad laboral. Los sindicatos, con la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, vamos a impulsar nuevas iniciativas de prevención. En cualquier caso, UGT seguirá siendo beligerante para que se incremente la vigilancia y control en esta materia, y para ello es fundamental que se cree como hemos exigido una fiscalía especial para accidentes laborales.

Decíamos que el proceso de Diálogo Social ha dado ya frutos sustanciosos a lo largo de 2005. Hay tres resultados que conectan directamente con exigencias permanentes de la UGT: la normalización laboral y social de cientos de miles de trabajadores inmigrantes, la mejora del salario mínimo interprofesional que está permitiendo converger con Europa recuperando pérdidas acumuladas desde hace años, y la ganancia de poder de compra de las pensiones mínimas, tanto contributivas como no contributivas. Analizada la última década, la ganancia se ha producido en más de un 50% en los dos últimos años, y del resto del incremento de dicho poder de compra, la mitad la acordamos con el ministro Manuel Pimentel para el año 2000.

La Mesa de Promoción de la Autonomía Personal y la Atención a las Personas en Situación de Dependencia acaba de culminar con la firma de un acuerdo que va a permitir poner en marcha un sistema que beneficiará a más de 1.300.000 personas, que supone la mayor ampliación del ámbito de cobertura de nuestra protección social desde 1990 y que será un instrumento legal muy eficaz para la igualdad de género y la creación de empleo. UGT fue pionera en su Congreso de 1998 en reclamar la atención a la dependencia como un ensanchamiento vigoroso del Estado de bienestar. Frente a vaguedades como las que figuraban en el Acuerdo de Pensiones de 2001 (que UGT rechazó y que derivaban la cuestión a una comisión de trabajo para su análisis), el acuerdo ahora firmado por el Gobierno socialista y los interlocutores sociales instaura un nuevo Sistema Nacional de Dependencia que consagra un auténtico derecho universal y subjetivo, amparado en una norma básica, garantía de la igualdad de prestaciones en todo el Estado.

Con las Administraciones Públicas se han alcanzado acuerdos con resultados positivos en materia de reducción de la precariedad en el empleo, retribuciones, avance en el conocimiento de los derechos de representación y negociación y conciliación de la vida personal y laboral.

Existen dos ámbitos que están en proceso de negociación y que sin duda tienen importancia. El primero es el referido a la Mesa de Mercado de Trabajo que sigue en una situación complicada, pero en la que la UGT tiene la voluntad de alcanzar un acuerdo, que será posible si llegamos, sobre todo, a un punto de encuentro entre la patronal y los sindicatos, con la implicación del Gobierno, deslindando con inteligencia el terreno que existe más allá de las líneas rojas innegociables de una y otra parte y que, en cualquier caso, tiene que ser útil, para la mejora de la estabilidad del empleo y de la igualdad entre hombre y mujeres en las empresas y no para una mayor degradación de la contratación en nuestro mercado de trabajo.

El otro es el referido a la mesa sobre la reforma de la Seguridad Social en la que el Gobierno ha presentado un documento equilibrado que UGT considera útil para la negociación en curso. Junto a las medias de mejora que afectan a la mayor parte de las prestaciones, en especial las mínimas, se proponen otras de racionalización del gasto y de mayor proporcionalidad entre lo cotizado y las prestaciones que se deben recibir. En la negociación, UGT prestará especial atención a las propuestas sobre viudedad para ajustarla a la realidad sociolaboral actual y sobre los requisitos de acceso a la jubilación anticipada y a la jubilación parcial, para que se preserve su conexión con el contrato de relevo y la coherencia entre lo que se debate en la Mesa de Mercado de Trabajo y la protección social.

El Acuerdo de Negociación Colectiva (ANC) suscrito por la patronal y los sindicatos, viene incrementando el valor y los contenidos de los convenios colectivos y contribuye de forma positiva a la creación de empleo y al crecimiento económico, por eso nos planteamos su prórroga para el 2006.

En nuestro sindicato, que tiene vocación internacionalista desde su fundación hace más de 100 años, estamos también trabajando, dentro de la Confederación Europea de Sindicatos, para que en Europa el modelo de bienestar social que es signo de identidad, no sólo no se pierda, sino que se incremente. Ahora mismo peleamos para que la directiva sobre Tiempo de Trabajo garantice derechos laborales que los trabajadores han alcanzando tras decenios de lucha y para que la directiva Bolkestein no introduzca una desregulación en los derechos laborales que sólo generaría competencia desleal entre las empresas.

Más allá de Europa seguimos demandando la eliminación de la miseria que asola a amplias zonas del planeta. A la OMC, a cuyo reciente fracaso acabamos de asistir en Hong Kong, le exigimos que defienda el trabajo decente y el respeto de los derechos humanos como parte sustancial de la liberalización del comercio.

Lejos de la complacencia de los conformistas, sino con la ilusión y la exigencia de los que saben que nos queda un largo y complicado camino por recorrer, en UGT creemos que, con todas las dificultades, que no son pocas, vamos .en la buena dirección. Que culminemos la cima con éxito va a depender del esfuerzo solidario de todos. Los trabajadores de este país estamos dando buen ejemplo de ello.