"Yo os azotaré con escorpiones": ¿De Roboam al doctor Sánchez?

Pedro Sánchez, el doctor No de la política española, no tiene un plan económico para España. Evidentemente, Sánchez quiere subir todo tipo de impuestos, pero eso no es un plan económico. Esto estaba bastante claro para cualquiera que hubiese visto actuar al PSOE en el último año y medio. Sin embargo, llámenme ingenuo, uno esperaba que la ministra de Economía, Nadia Calviño, tuviese alguna idea económica realista, aunque luego no le hiciesen caso. Por eso, cuando el martes escuché su discurso, llegué a la tristísima conclusión de que nadie en el Gobierno sabe a dónde vamos, y si alguien lo sabe, no es capaz de decirlo.

Para empezar, en materia de economía, para el gabinete del doctor Sánchez sólo existen los impuestos, nada más. A nadie parece importarle ni el paro -que es el primer problema para los españoles-, ni la productividad, ni las exportaciones… Por si esto fuera poco, únicamente parece haber un debate de ideas sobre cuánta irresponsabilidad fiscal asumimos. Para la parte más sensata del Gobierno, hay que reducir menos el déficit. Para los demás, y para Pablo Iglesias, virtual ministro de Hacienda, lo que hay que hacer es no reducir más el déficit mientras haya necesidades sociales pendientes.

En segundo término, todos parten de un axioma: hay que incrementar el gasto público. Por definición, para el doctor Sánchez y sus aliados podemitas no existen el gasto superfluo, las duplicidades, ni el concepto de gastar mejor. Por cierto, en algo que parece inexplicable, todos ellos se han olvidado del fraude fiscal, y toda la estrategia consiste en incrementar los impuestos a los que ya los pagan.

Asumiendo todo esto, lo peor es la brutal falta de realismo. Empecemos por la idea de falsear la política fiscal que realizaron los gobiernos del PP y el PSOE durante la crisis. El otro día, la ministra de Economía abogó por subir los impuestos como una idea buena en sí misma, en cualquier concepto o situación: "No soy partidaria de bajar los impuestos, sino de todo lo contrario". A continuación, criticó durísimamente la rebaja fiscal del PP en 2015 y 2016 diciendo que nos había privado de una reducción de deuda de 10.000 millones de euros. Si Calviño o el doctor Sánchez quieren revertir esto, lo que están proponiendo es una subida brutal de impuestos a la clase media y trabajadora.

El principal problema, para empezar, es que la ministra se olvida, quizás porque no lo padeció, de que entre 2008 y 2014 las subidas de impuestos fueron continuas. Las estadísticas de los tipos medios efectivos de la Agencia Tributaria son simplemente demoledoras. En 2014, los tipos medios efectivos de IRPF, Sociedades, IVA e Impuestos Especiales eran los más elevados de la historia.

Esencialmente, lo que la ministra denomina "rebajas fiscales" no fue más que una reversión, parcial, de una parte del subidón fiscal de Montoro en 2012. Esto afectó indiscriminadamente a todos los contribuyentes del IRPF, no sólo a los que ganaban más. Además, se subió el IBI, y el PP acometió la mayor subida del IVA de la Democracia. Por último, entre otras subidas fiscales, también se subió el impuesto de sociedades, recortando agujeros y posibilidades de deducción.

Al año siguiente, se empezó a resolver el déficit de tarifa de la electricidad -que creó Aznar y disparó Zapatero- por el expeditivo sistema de incrementar las cargas fiscales y parafiscales que se repercuten al consumidor. Esto es bueno recordarlo cuando sufrimos los mayores precios de la electricidad en una década.

En resumen, con este panorama ni siquiera a los propagandistas del PP se les hubiera ocurrido justificar una subida de impuestos con el argumento de que este partido los bajó irresponsablemente. De hecho, en los siete primeros meses de este año, la recaudación de Hacienda ha sido la más elevada de la historia. Con un PIB muy ligeramente superior al de 2007, la Agencia Tributaria ha tenido, hasta julio, últimos datos disponibles, unos ingresos homogéneos de 123.543 millones de euros. En 2007 fueron 111.887 millones.

Aunque haya más paro,estamos recaudando más que antes de la crisis, bastante más. En fin, si escuchan a cualquier responsable económico socialista o podemita, difícilmente escucharán datos, no sé si porque no se los han mirado o porque contradicen su discurso, o por alguna razón desconocida.

Los datos contradicen brutalmente la tesis de que pagamos pocos impuestos. Sin embargo, cuando el Gobierno lanza el mensaje de que no hay que reducir el déficit, genera una incertidumbre brutal en los mercados: si cuando más se recauda no se intenta rebajar el déficit, cada vez deberemos más. Y todos sabemos cómo acaba eso. Y ya no es un mensaje, es la senda de déficit que el Gobierno del doctor Sánchez trajo al Congreso. Esa senda, por cierto, fue rechazada, y no por el Senado, sino por el Congreso. El Gobierno debía haber traído una nueva senda de déficit en agosto, y como saben, incumpliendo flagrantemente la ley, no lo ha hecho.

En lugar de cumplir la ley, lo que hizo la ministra de Economía fue amenazar con aumentar todavía más los impuestos en nada menos que 7.000 millones de euros si en las Cortes no aprobábamos la senda de déficit que proponía el Gobierno socialista. Eso sí, Nadia Calviño lo hizo con una sonrisa, no como se dirigió su jefe, el doctor en Economía Pedro Sánchez, a los diputados de Ciudadanos al día siguiente… Los precedentes de esta actitud son poco halagüeños. Aquí tienen un ejemplo: "Si mi padre os azotó con látigo, yo os azotaré con escorpiones". (Libro de los Reyes 1, 12:11). Así habló Roboam, rey de Israel, hijo de Salomón y nieto de David, cuando los israelíes le pidieron una rebaja de las cargas e impuestos establecidos por el anterior rey Salomón. Las crónicas cuentan que diez de las doces tribus de Israel abandonaron a Roboam, que fue el último rey en reinar en todo Israel.

Permitan esta digresión porque todas las ocurrencias fiscales socialistas y podemitas de este verano no sólo tienen en común la falta de datos y seriedad, sino también la intención de castigar y no de recaudar: desde el impuesto a los malvados bancos, siguiendo por acabar con las SICAV, continuando por las tecnológicas, las grandes corporaciones, e incluso los 18 millones de grandes responsables de la polución -es decir propietarios de coche diésel (yo debería considerarme moralmente superior por haberlo comprado de gasolina)-, los especuladores (tasa Tobin) y, por supuesto, los ricos (que ganan más de lo que establezca Podemos, ahora parece que 140.000 euros o quizás menos).

Así, simplemente no se recauda. De todas estas medidas no salen 7.000 ni 4.000 millones al año. Eso sí, la distorsión que se origina en la economía es brutal. Como ya comentamos en agosto en EL ESPAÑOL, esto ya se está haciendo notar en una economía que se está desacelerando.

En estos últimos días, no sólo estamos comprobando que el doctor Sánchez tiene cada vez menos imagen, y especialmente menos equipo, sino que carece absolutamente de plan. Lo más inteligente que podría hacer es llamar a las urnas. No sólo porque es lo que los españoles se merecen, poder elegir su gobierno, sino porque es lo que más le interesa al propio Sánchez. El que no sabe dónde va siempre acaba en otra parte.

Francisco de la Torre Díaz es diputado y responsable de Hacienda de Ciudadanos.

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