YPFB el botín más codiciado

Por José Brechner (GEES, 11/05/06):

El presidente boliviano continúa destruyendo la economía de su país, que se tardó veinte años en estructurar buscando competir en los mercados internacionales. Miles de profesionales retornaron a Bolivia deseosos de contribuir en su tierra, dejando el primer mundo que les ofrecía empleos más ventajosos y un futuro estable y próspero.

El devastador toque de Midas que tiene Morales, provocará la emigración de las mejores mentes que tal vez nunca volverán, haciéndole compañía a sus millones de compatriotas expatriados, que no aguantaron que el gobernante de turno juegue con sus vidas.

Los viscerales populistas tomaron el lugar de los racionales economistas y el resultado no será halagador, aunque coincide con lo planificado por Castro, Chávez y Morales cuyo único objetivo es mantenerse en el poder para siempre, a cualquier costo. Una manera de lograrlo es haciendo huir a los mejores, de manera que los peores, que no entienden lo que pasa, puedan ser ilusoriamente engañados y fácilmente subyugados. Ese es el moderno estilo totalitarista de revolución en democracia.

Bolivia depende totalmente de sus vecinos y de sus relaciones internacionales. Brasil era su principal socio comercial. Con la nacionalización de sus inversiones se convertirá en su enemigo. Evo se está peleando con el más grande de Sudamérica. Después será con el más grande de Norteamérica. La primera fase ya la logró con el Tratado Comercial entre los Pueblos (TCP). El nuevo engendro chavista, que acabará con la pequeña industria exportadora boliviana, que da trabajo a decenas de miles de obreros y artesanos.

Con excepción de la venta de hidrocarburos a Brasil y Argentina, Bolivia exportaba $2.750 millones de dólares al año a Colombia, Chile, Estados Unidos, México y Perú. El mayor comprador era Estados Unidos con $385 millones. Con el rompimiento del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, reemplazándolo por el TCP con Cuba y Venezuela, eliminarán esos ingresos, pero los sustituirán por la palabra de Chávez que promete adquirir toda la soya del país superando su importación anual de productos bolivianos que alcanza a $160 millones. Con Cuba es mejor aún. Castro salvará a Bolivia. Las compras cubanas sumaron el año pasado $5.291 dólares. Leyó bien, son cinco mil doscientos noventa y un dólares, pero según Morales, “el TCP es lo mejor que puede sucederle al país”. – Después los indigenistas se quejan de ser pobres -. Entre las adquisiciones que anunciaron realizar los dos gigantes caribeños, están las chompas de alpaca (jerseys), que siguiendo su lógica, seguramente serán para usarlas en las playas. Los desvariados gobernantes, creen que les hacen daño a los norteamericanos si no comercian con ellos.

Con Chile también priman los intestinos sobre el cerebro. La Argentina siendo productor, vende gran parte de su gas a Chile y compra el boliviano a menor costo. Bolivia podría abastecer a Chile directamente, que gustosa pagaría precios internacionales, pero no lo hace por razones demagógicas ligadas al tema marítimo. Chile es el puerto más cercano e importante de salida de productos bolivianos, sería además el punto ideal para extender los gasoductos y exportar a otros destinos.

La agresiva nacionalización de los hidrocarburos indica que si Bolivia no devuelve o compensa sus inversiones a Petrobrás, Brasil podría iniciar un juicio en La Haya que desembocaría en un bloqueo internacional de fondos. El estado boliviano no tiene el dinero para perforar nuevos pozos, hacer prospecciones, colocar tuberías, ni hacer nada de lo que se requiere para mantener su industria petrolera en condiciones provechosas. El colapso financiero del país es inevitable.

La resucitada Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, que fue el lastre más pesado que tuvo Bolivia antes de su privatización, volverá a comerse los ingresos de los bolivianos. En el pasado, sus administradores convertidos en millonarios instantáneos, se gastaban el dinero sustentando a su poderoso sindicato, manteniendo a sus inoperantes supernumerarios y robándose el saldo. El botín más codiciado de los gobernantes corruptos siempre fue YPFB.