Zapatero, en un callejón con una única salida

Por Cayetano González (EL MUNDO, 08/06/06):

¿Es lógico y sensato que el presidente del Gobierno siga adelante con su plan de negociación con ETA, cuando no cuenta para ello con el apoyo ni del principal partido de la oposición ni de una inmensa mayoría de las víctimas del terrorismo? Si estuviéramos hablando de un político con cintura -ésa que para él es la esencia de la democracia- y con una voluntad verdadera de pactar las cuestiones realmente importantes con el PP, y no de aislarlo y pretender presentarlo como la derecha mas extrema, la contestación a ese interrogante sería negativa. Pero, vista su trayectoria, no hay que ser demasiado optimista.

En el verdadero Debate sobre el estado de la Nación que tuvo lugar el martes, Zapatero reclamó para sí, como jefe del Ejecutivo, lo que denominó «principio de confianza», consistente en que la oposición apoye al Gobierno en la política antiterrorista y en que no ponga pegas a lo que éste haga. ¿Se ha preguntado alguna vez Zapatero por qué él no se ha ganado esa confianza de la oposición, que sí tuvieron en su momento tanto Felipe González como Aznar? ¿Se ha preguntado el presidente por qué quienes más han sufrido la acción criminal de ETA, las víctimas, van ya por la cuarta manifestación contra la política antiterrorista de este Gobierno?

Para intentar responder a estas preguntas, le sugiero a Zapatero que piense lo difícil que resulta confiar en alguien que te ha estado engañando durante dos años, negando, incluso en sede parlamentaria, cualquier tipo de contacto con el mundo de ETA-Batasuna. Además, ese engaño al PP y a todos los españoles se remonta a cuando Zapatero era líder de la oposición, porque para entonces ya estaba el PSE hablando con Otegi. Que piense el presidente lo difícil que es confiar en alguien que afirma solemnemente que «primero la paz, luego la política» y, a continuación, alienta y autoriza una entrevista de su sucursal en el País Vasco con una formación política ilegalizada por ser parte de la estructura de ETA, como es Batasuna. La gravedad de este hecho radica no en no haber informado al PP de ese encuentro y pedir ahora perdón por ello, como ayer hizo el todoterreno José Blanco en la típica maniobra de despiste, sino en tenerlo.

Que piense el presidente que es muy difícil confiar en alguien que ya ha pagado un precio político por la paz. La tregua del 98 -ésa en la que en su intervención del martes intentó enredar mediante la manipulación de los hechos- llegó porque el Gobierno del PP se negó a sentarse a hablar con ETA y entonces los terroristas se fueron con el PNV y firmaron el Pacto de Estella. Sin embargo, la de 2006 llega porque Zapatero negocia esa tregua con la banda terrorista. Y para ello, por ejemplo, permite que el Partido Comunista de las Tierras Vascas se presente a las últimas elecciones en Euskadi o utiliza al fiscal general del Estado como una marioneta para que salve a Otegi de la cárcel.

Zapatero está metido en un buen lío. ETA y Batasuna lo van a maltratar. Van a abusar de él. El problema es que cuando se abusa y se maltrata a un presidente, todos pagamos las consecuencias.Se ha metido en un callejón que tiene una única aunque complicada salida: la rectificación, entendiendo por ésta la vuelta al entendimiento con el principal partido de la oposición sobre la base de los principios recogidos en el Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo.

Para ayudarle a esa rectificación, los ciudadanos de a pie tienen pocos medios, pero uno de ellos es salir a la calle, manifestarse pacífica y democráticamente contra esta política claudicante y humillante de Zapatero ante ETA. Ahí radica la importancia y la fuerza moral de la concentración que la AVT ha convocado el próximo sábado por la tarde en la madrileña plaza de Colón.Una vez más -van tres en un año-, el presidente tendrá que oír este grito unánime de los miles de ciudadanos que se manifiesten: Negociación, en mi nombre, No.