ZP en la Navarra de las maravillas

A Zapatero le ha salido malamente la jugada en Madrid. Estaba claro. El presidente del Gobierno es un 'outsider' en su propio partido. Llegó a la secretaría general del PSOE por una serie de divergencias del destino, que ni él mismo esperaba, y eso acaba pagándose de una manera u otra en sistemas tan oligárquicos y endogámicos como el 'aparato' político español. Un ejemplo de ello es Simancas. Lo han presentado una y otra vez a la presidencia de la Comunidad de Madrid no porque tenga ninguna posibilidad electoral como candidato, sino porque es uno de los dos hombres fuertes del partido en la región. El partido pesa, en la mayoría de las ocasiones. En otras, muy excepcionales, el 'aparato' del partido puede hacer la vista gorda, mirar para otro lado, si el candidato tiene un tremendo, pero tremendo, tirón electoral. Tal es el caso de Gallardón, en la otra gran endogamia que es el Partido Popular. Pues Miguel Sebastián no estaba ni en un supuesto ni en el otro. Ni tenía apoyo del 'aparato' de un partido tan complicado como el socialista en Madrid, ni poseía ese 'charme' que algunos candidatos tienen y que les franquea el paso por encima de oligarquías.

Hay una tercera vía para hacerse con la dirección de un grupo oligárquico sin que hayas sido promovido por la dinámica endogámica, y es la crisis sobrevenida cuando existen varias facciones enfrentadas que no se ponen de acuerdo. Tal fue el caso de Zapatero, que se encumbró a la presidencia del PSOE vía gran crisis de liderazgo con guerristas y renovadores quemando candidatos en comicios primarios sin horizonte. La posición de un líder así nominado es, como se puede suponer, tan inestable como libre si le da por hacer de su capa un sayo. Eso es lo que está haciendo Zapatero, a ver si le sale bien. Porque hacer de tu capa un sayo cuando sabes que tu posición es el resultado de los frágiles compromisos a los que llegan dos facciones que ceden el poder provisional a una tercera vía, a un tercer candidato, puede ser la estrategia más inteligente si tu capacidad de innovación obtiene resultados y está a la altura de tu retórica. Zapatero ha elegido desde los inicios esa estrategia, la más arriesgada. Y, de momento, no le están saliendo las cosas muy bien, aunque en estos procesos hay que esperar siempre a que el toro muestre todo su ser, hasta el rabo.

Después del chapapote con Sebastián en Madrid, Navarra puede convertirse en otra de esas audacias de Zapatero. De momento, ya está apuntando que los de UPN no le caen bien porque le han insultado. La traducción de ese sentimiento expresado por Zapatero es que, tal vez, es probable que pacte con Na-Bai. También que el PP le cae mal, aunque esto ya lo sabíamos.

Navarra ahora mismo es un laboratorio del estilo Zapatero. En tanto 'aparato', los socialistas no lo tienen nada, pero nada sencillo. Cualquier alternativa es mala. Si pactan con UPN, los sectores más antipopulares del socialismo se les echarán encima. Pero, siendo esto malo, no es lo peor. Lo peor es que, en términos de ese manejo de la percepción que tratan siempre de dominar los partidos políticos (sin mucho éxito, hay que decir), pactar con UPN significa fortalecer a Rajoy. Y lo peor para Zapatero, ahora mismo, es fortalecer a Rajoy. Así que será difícil el acuerdo por ahí.

Otra opción en la Comunidad Foral de Navarra, que sería la que menos perjudicaría a los socialistas en términos estratégicos, es dejar que UPN gobierne con toda la minoría que tiene, abstenerse en la sesión de investidura y, cuando pasen las generales, promover una moción de censura y convocar elecciones anticipadas. No está mal y tiene pocos costes. Sin embargo, si Zapatero tiene tendencia a algo es a ser él mismo, genio y figura, en estas ocasiones donde estratégicamente conviene hacer algo pero donde suele apostar, en cambio, por su propia estrategia de liderazgo, que es la del solitario no aceptado que busca epatar y demostrar que realmente es el elegido, alguien que es capaz de imprimir otro estilo a los acontecimientos y de hacerlo con mayor éxito que el resto. Si Zapatero elige la vía Zapatero, pactará con Na-Bai en minoría, proponiendo un candidato (¿nacionalista?) a presidente de la comunidad foral.

En el pensamiento profundo de Zapatero, que debe de revelar únicamente a sus más allegados, está desactivar a ETA. Estoy seguro de que cree que es algo así como la misión histórica de la época que le ha tocado vivir. Si no, cómo es posible que sea el presidente, si no es para algo grande se dirá. El caso es que Navarra siempre ha sido la golosina abertzale, aquello que les toca la fibra sensible. La previsión, de nuevo tan arriesgada como inocente, es que un bipartito PSN-Na-Bai, con abstencionismo nasal de ANV, puede imprimir otros aires u otros vientos a Navarra, y que los chicos de la gasolina lo entiendan como una señal de la nueva época posibilista hacia el soberanismo, o casi, en el norte de las Españas. El escenario es tan inverosímil que parece hecho a medida para Zapatero.

Andrés Montero Gómez, psicólogo.