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Indice Catálogo Piezas
Prehistoria
El arte aqueménida
Introducción
El período de Ciro el Grande (558-530 a.C.)
El período de Darío I (522-486 a.C.)
El período de Jerjes I (486-465 a.C.) y sus sucesores hasta Darío III (336-330 a.C.)
Galería de imágenes
El arte griego antes de la época parta
El arte en la época parta
El arte en el Imperio Sasánida
El arte al inicio de la época musulmana
Bibliografía
 
Figura 33
Cuenco de Oror
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Figura 34
«Puerta de todos los países»
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  III. Catálogo: el arte aqueménida  

El período de Jerjes I (486-465 a.C.) y sus sucesores hasta Darío III (336-330 a.C.)

Durante el período de gobierno de Jerjes I terminaron de construirse en Persépolis la sala de audiencias (la Apadana) y el palacio residencial, además de ampliarse la Casa del tesoro. Las inscripciones del rey (núm. cat. 112) encontradas en las distintas construcciones testifican que durante su reinado se levantaron nuevos edificios en Persépolis.

Artajerjes I (465-423 a.C.) prosiguió también con la actividad constructora en Persépolis. Bajo su mandato se añadieron el palacio central y la escalera norte. Mandó retirar los dos relieves de Darío en el trono situados en el centro de las dos escalinatas de la sala de audiencias, la Apadana, y los reemplazó por discos con inscripciones. Durante la última fase de construcción de Persépolis (entre los años 450 y 330 a.C. aproximadamente), se levantó el ala de las cocinas de palacio al este del Salón de las cien columnas. La escalinata oeste del palacio de Darío tiene sus orígenes en el período de Artajerjes III (359-338 a.C.).

A Persépolis, la obra maestra de la arquitectura y los relieves aqueménidas, le llegó su hora en el año 330 a.C., cuando el ejército griego, bajo las órdenes de Alejandro III de Macedonia, saqueó e incendió la ciudad (16). De Persépolis y de otras ciudades aqueménidas, como Ecbatana (Hamadán), se conoce un gran número de lujosas vajillas, en las que se han hallado algunas inscripciones que permiten determinar su fecha con certeza. En Ecbatana (Hamadán), la residencia de verano de los reyes aqueménidas, apareció un sencillo cuenco de oro (17) con la inscripción de Jerjes I, la denominación de su nombre y título en persa antiguo, en elamita y en el dialecto neobabilonio [FIG. 33]. Se desconoce si este cuenco fue un obsequio con el que el rey quiso agradecer los méritos de uno de sus funcionarios o si formaba parte del servicio de mesa del propio Jerjes. También allí se halló un ritón de oro (núm. cat. 113) sin inscripción alguna y decorado más lujosamente que el cuenco de oro mencionado. La autenticidad de otras vasijas de oro resulta discutible, ya que para asignarles una fecha sólo podemos basarnos en las comparaciones iconográficas. En Persépolis, por ejemplo, se encontró un cuenco de piedra con leones (18) que originariamente perteneció al inventario del palacio de Asurbanipal en Nínive, según lo que indica la inscripción (19). Entre los objetos que sobrevivieron a la destrucción de Persépolis, además de los archivos en tablillas de arcilla (núms. cat. 127 - 128 - 129), se encuentra también una pesa con una inscripción trilingüe de Darío I (núm. cat. 126) y gran número de sellos planos y sellos cilíndricos (20) (núms. cat. 124 y 125).

Uno de los rasgos más esenciales del arte aqueménida es su espíritu abierto y su gran permeabilidad a las influencias externas. Todos los adelantos y logros conseguidos por aquellos pueblos antes enemigos y ahora integrados dentro del gran imperio, lejos de ser rechazados, fueron aprovechados y absorbidos por el propio arte aqueménida. Por lo tanto, no sorprende encontrar en los monumentos aqueménidas elementos que si bien por un lado denotan claramente su origen asirio, egipcio y griego, por el otro se han visto transformados según la ideología del imperio aqueménida.

   
 
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