En el llamado Palacio del harén de Persépolis (Krefter
1971, 22-28) se hallaron cuatro losas de piedra caliza (registradas con los
núms. 137-140) con inscripciones: una losa inscrita en neobabilonio, las
otras tres con el mismo texto en persa antiguo, que recibieron el nombre del
lugar del hallazgo y se les llamó «textos del harén».
Otras cuatro losas de piedra que deberían haberse
empotrado en el muro como inscripciones conmemorativas de la fundación del
rey Jerjes, pero que por lo visto no fueron empleadas para tal fin, fueron
halladas dispuestas en serie a lo largo de una pared de la Fortificación del
Este, el cuartel general de la guarnición, junto a la llamada Sala del
tesoro de Persépolis. Son conocidas como «inscripciones Daiva» (PT 3 141-143
y PT 3 337; Schmidt 1953, 51, tab. 20-22).
Cada placa está inscrita sólo en un idioma: una con una
inscripción neobabilonia, dos más llevan inscripciones en persa antiguo y la
cuarta está en elamita.
Las ocho losas son de piedra caliza gris oscuro, de
forma cuadrada, y la mayoría poseen una superficie algo convexa en la parte
delantera. La inscripción recubre ambos lados, así como los bordes superior
e inferior. Se conoce la existencia de una placa de oro y otra de plata de
la época de Darío I (522-486 a.C.) con textos trilingües, se trata de
inscripciones fundacionales encontradas en la sala de audiencias de
Persépolis (Apadana).
La traducción de los «textos del harén» (según Schmidt
1957, 52 y sig.) es la siguiente:
§1 «Ahura Mazda es un gran dios, el creador de la tierra y del cielo que hay
sobre ella, el creador de los hombres y el que les ha traído la paz, el que
hizo rey a Jerjes, un rey entre muchos otros, un señor entre muchos otros.»
§2 «Yo (soy) Jerjes el gran rey, el rey de reyes, el rey de los pueblos en
los que viven todo tipo de gentes, el rey de esta tierra grande e inmensa,
el hijo del rey Darío, un aqueménida.»
§3 «Así habló Jerjes, el rey: mi padre fue Darío; el padre de Darío se
llamaba Histaspes; el padre de Histaspes se llamaba Arsames; y tanto
Histaspes como Arsames vivieron en la época en que Ahura Mazda deseaba que
Darío, que era mi padre, se convirtiera en rey de este mundo. Cuando Darío
se convirtió en rey, hizo construir muchas maravillas.»
§4 «Así habló Jerjes, el rey: Darío tenía otros hijos, pero Ahura Mazda
acariciaba el deseo de que Darío, mi padre, hiciera de mí el más grande,
siguiendo su ejemplo. Cuando mi padre, Darío, abandonó el trono, me convertí
en rey en el trono de mi padre por voluntad de Ahura Mazda. Al hacerme rey,
construí muchas maravillas. Conservé lo que se había construido bajo mi
padre y añadí otros edificios. Todo lo que yo construí y lo que mi padre
construyó fue construido con el favor de Ahura Mazda.»
§5 «Así habló Jerjes, el rey: que Ahura Mazda me proteja a mí y a mi reino y
a todo lo que he mandado construir; y que todo lo que se construyó bajo mi
padre también sea protegido por Ahura Mazda.»
El
texto «Daiva» que nos ocupa, a diferencia del «texto del harén», contiene
una lista de pueblos. Por lo visto, Daiva es la denominación de las
divinidades anteriores al zoroastrismo cuyo templo destruyó Jerjes. Según
Herodoto I, 183, dicho templo Daiva probablemente haga referencia al templo
de Marduken Babilonia:
La introducción §1 en el texto «Daiva» es idéntica al mismo pasaje del
«texto del harén». A la genealogía del §2 se ha añadido en este caso lo
siguiente: «un persa, hijo de un persa, un ario con lengua aria.»
§3 «Así habló Jerjes, el rey: por la gracia de Ahura Mazda, estos son los
países en los que yo fui rey fuera de Persia; yo reiné sobre ellos; ellos me
traían tributos; ellos hacían lo que yo les mandaba hacer y cumplían mi ley:
Media, Elam, Aracosia, Armenia, Drangiana, Partía, Aria, Bactriana,
Sogdiana, Corasmia, Babilonia, Asiría, Sattagyda, Lidia, Egipto, Jonia, los
que vivían junto al mar y al otro lado del mar, los habitantes de Makran,
Arabia, Gandhara, Sind, Capadocia, Daha, los escitas amirgios, los escitas
de sombreros puntiagudos, los tracios, los habitantes de Akaufaka, los
libios, los carios, los etíopes.»
§4a «Así habló Jerjes, el rey: Cuando me convertí en rey, hubo entre los
pueblos que aparecen escritos antes (uno) en el cual se produjo una
revuelta. Entonces Ahura Mazda me prestó ayuda: por la gracia de Ahura Mazda
vencí a aquel país y lo arrasé.»
§4b «Y entre estos países había (un lugar) en el que anteriormente se habían
venerado falsos dioses (daiva). Entonces, con el favor de Ahura Mazda
destruí aquel santuario de los daivas y proclamé que no debían venerarse los
daivas. Allí donde antes se veneraba a los daivas, allí yo adoré a Ahura
Mazda en el momento más propicio y del modo más propicio.»
§4c «Y allí había otras (cosas) que eran malas y yo las enmendé. Todo lo que
hice allí lo hice con el favor de Ahura Mazda. Ahura Mazda me prestó ayuda
hasta que finalicé la empresa.»
§4d «Tú, que vendrás después, debes pensar: 'que yo sea feliz mientras viva
y que cuando muera, sea bendecido'; cumple con la ley que ordenó Ahura
Mazda: venera a Ahura Mazda en el momento más propicio y del modo más
propicio. El hombre que cumpla con la ley que ordenó Ahura Mazda y venere a
Ahura Mazda en el momento más propicio y del modo más propicio, recibirá
ambas cosas: la felicidad mientras viva y la bendición cuando muera.»
§5 «Así habló Jerjes, el rey: que Ahura Mazda me proteja del sufrimiento,
así como a mi casa real y a este país; esto es lo que yo pido a Ahura Mazda.
Todo ello, que Ahura Mazda me lo conceda.»
(Schmitt 2000, 92 y sig.) (E. B.) |