La vida sigue igual

Dolores Leis en Nantón. Paula Vázquez
Dolores Leis en Nantón. Paula Vázquez

Pasaron las elecciones gallegas la semana recién terminada y triunfó el mal menor. Mucho menor que el gran mal, y no es poca cosa. De hecho es un buen alivio a corto y medio plazo que no gobierne una región como Galicia una coalición abiertamente separatista, desigualitaria en su propio tuétano, atentatoria contra el bien común de los españoles, y anti española en una palabra. Recordemos, para ser conscientes del peligro que se ha evitado momentáneamente, que el BNG, una creación sistemática de PSOE y PP, llevaba en su programa la abolición del español, extraer Galicia de las decisiones del Tribunal Constitucional, una explosión de los impuestos, mientras se manifestaba junto a Bildu y ERC a favor del filoterrorismo y del desguace unilateral de la Nación Española. Eso no se ha aceptado por parte de una mayoría absoluta, y no es moco de pavo.

Pero para algunos, entre los que nos encontramos, la vida sigue igual, como decía el cantor gallego más famoso. ¿Para quienes? Pues esencialmente para los que nos obsesionamos con el futuro de los españoles y soñamos con ver renacer, alguna vez una España democrática de unidos, libres, iguales y solidarios. Sumariamente diríamos que los problemas estructurales y radicales de España son su partición en regiones enfrentadas entre sí, insolidarias y desleales al bien común, y la banalización, cuando no legalización, de una felona y destructiva “multinacionalidad” o cantonalismo, absolutamente contrarios al espíritu y esencia de la Constitución del 78. Inherente a ese proceso y como otro gran problema estructural, está el hecho de que se está labrando sobre la destrucción y perversión de nuestras instituciones democráticas todas, en particular del Estado de Derecho. Las consecuencias son abundantes y letales: pérdida del mercado único interior, pérdida de nuestra “Koiné”: el español, destrucción de la igualdad entre ciudadanos españoles con la creación de súbditos de primera, segunda y cuarta, y eso es destrucción de nuestra democracia en favor de rampantes totalitarismos apoyados en la delincuencia, etc…

Pues si observamos los dos mayores mensajes que nos han librado las elecciones galaicas, hemos de reconocer primero que el PP del señor Feijoo ha salido avalado y reforzado. Pero ese PP es el de la persecución del español en Galicia, el de la banalización de “Junts” y los indultos, el de la gestión autónoma de la COVID de aquella manera, el de las relaciones bilaterales con el Gobierno, el de la necesidad de tener un “banco gallego”, etc… El de la tolerancia, ¿o complicidad? con el multinacionalismo. Eso va a seguir igual, para los gallegos y para los españoles. Y el otro mensaje mayor de las mentadas elecciones es el crecimiento, casi la explosión de la dinámica multinacionalista indisimulada que representa el BNG. ¡En Galicia! donde en las primeras elecciones regionales el Partido separatista tuvo tres diputados. De acuerdo que lo hace a costa del PSOE, pero hace tiempo que la estrategia de Sánchez es reforzar el sanchismo por sus muletas, los separatismos (PSC, ERC, PNV, Bildu, Junts…) y a costa del PSOE. El multinacionalismo ha pegado un brinco en la región más improbable de España, siguiendo la estela de Baleares, Valencia, Navarra…Y, seamos serios, la España multinacional es la no España.

Por eso decimos que habiendo evitado ir a peor, los problemas democráticos radicales, existenciales, siguen igual. A ver si las elecciones europeas nos ayudan más a combatir nuestra metástasis nacional.

Por Enrique Calvet Chambon, ex europarlamentario y Presidente de ULIS.

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