España sí, España no

Por Alfonso Ussía (LA RAZON, 02/04/04):

Dentro de cuatro años, si las cosas de España transcurren con normalidad, habrá nuevas elecciones generales. No serán como las últimas. El Gobierno socialista habrá concedido a sus socios de la Izquierda Republicana de Cataluña una buena parte de sus peticiones. Necesitan sus votos y sus escaños para gobernar. Entre sus fines, destaca la aplicación de un «Plan Ibarreche» a la catalana. Ha declarado Blanco, refiriéndose al texto secesionista vasco, que jamás será aceptado por el futuro Gobierno de Rodríguez Zapatero. Está claro que a una concesión rupturista a Cataluña seguirá otra similar o complementaria al País Vasco. Dentro de cuatro años, si España se mantiene intacta territorialmente, habrá nuevas elecciones generales. El Centro-Derecha se presentará con las siglas del Partido Popular y es muy probable que tenga enfrente al resto de los partidos políticos, nacionales y nacionalistas. No se votarán programas ni promesas. Lamentablemente se votará nación o no nación, Patria o no Patria, España sí o España no. Serán unas elecciones atípicas y al límite de la confrontación social. Todos habremos tenido la culpa de alcanzar ese punto de división, que nada tiene que ver con diferencias sociales o lucha de clases ya superadas. Europa mirará hacia otro lado si no se siente afectada o amenazada por las ocurrencias y particularidades de los españoles. Las más altas instancias de la Justicia habrán tirado la toalla, al constatar que sus sentencias y resoluciones no son acatadas por determinados parlamentos y gobiernos periféricos y el incumplimiento de las leyes pierde el sentido de máxima gravedad que hasta ahora ha tenido. El Gobierno socialista habrá gobernado en Cataluña con los independentistas y en la autonomía vascongada alcanzará pactos con quienes han protegido a los representantes de una banda criminal. Es posible que sea Navarra la víctima de los acuerdos. El socialismo navarro nunca se ha sentido distante del nacionalismo vasco, como el socialismo valenciano siempre ha mirado más a los «Países Catalanes» que al resto de España. Son lastres y descolgaduras que aún se mantienen.

En las próximas elecciones generales no se votarán programas políticos, ni económicos, ni promesas. Poco importará la vivienda, la educación, la sanidad, la seguridad social, las pensiones, el paro, la seguridad y el terrorismo. Nadie decidirá con su voto ésta o aquella política internacional, ni se analizará el cumplimiento o el retraso de las obras públicas prometidas. Todo eso, tan importante y fundamental, quedará en segundo plano. El rumbo que lleva España por culpa de los políticos y los propios españoles ha sembrado en la juventud el desafecto a la Patria. Eso es de Derechas. Venerar a la Bandera de todos, la de España, es de carcas. Respetar y defender a las Fuerzas Armadas, de trogloditas. Pretender que el territorio de España se mantenga intacto, de reaccionarios. Lo moderno es otra cosa. La modernidad se cimenta en la separación, en la concesión gratuita a unos pocos de lo que a todos nos pertenece, en la negación de los derechos soberanos de todos y cada uno de los españoles. Si me lo permiten, hasta la traición es modernidad y progresismo. Consecuencias de un Centro-Derecha que no se ha sacudido sus complejos. De una Izquierda que no se ha sacudido sus rencores. De unos nacionalismos que no se han sacudido sus fábulas históricas y sus racismos aplastantes. Y de una ciudadanía que no se ha sacudido su ignorancia. Si en cuatro años todavía hay posibilidad de que se celebren elecciones generales en España, las urnas serán testigo de unos comicios dramáticos. España sí. España no. Unidad o separación. Conjunto o piezas. ¿La Constitución? ¿Qué importa la Constitución si no se cumple? Se cambia por diecisiete constituciones.

El Partido Socialista puede ser devorado por sus contradicciones, sus mensajes confusos y su carnaval de ideas. Pienso, y espero, que la gran mayoría de los españoles, ante una situación de descomposición de España, olvidarán sus diferencias ideológicas y la defenderán con sus votos. Que elegirán España. Que vencerá el concepto de Patria, de unión, de Historia común. Si no es así, es que no la merecemos. Porque España está muy por encima de todos nosotros, aun siendo nuestra. España sí, España no. Mi voto ya está decidido.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *