¿Para qué sirve el CIS?

Fundado por M. Fraga (ministro del Gobierno de Franco); se llamó Instituto de Opinión Pública (IOP) y así siguió durante la Transición, cuando encargaba los sondeos a empresas y cuyos resultados primarios eran entregados a los partidos políticos (no se podían publicar); todo un privilegio que llamaba la atención de muchos profesionales y organismos internacionales como Esomar o Wapor, pues los datos quedaban ocultos a los ciudadanos y votantes, que tenían derecho pleno a conocerlos en su día; nadie entendía que un Estado hiciera una cosa así... Para evitar esta crítica, se cambió el nombre de IOP a Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y se siguió igual. En aquellos tiempos fueron siendo disueltas en todo el mundo las agencias 'oficiosas' dedicadas, como el CIS, a la opinión electoral.

Sin embargo, el CIS permaneció (hoy es único en el mundo) y su andadura ha demostrado que se cumplían, un gobierno tras otro, nuestros temores: una institución al servicio del partido en el poder y que nombra a directores siempre sumisos. Y así hasta llegar al día de hoy, cuyo uso de privilegio a favor del PSOE y el desacierto de sus pronósticos electorales le han llevado a la más grande desconfianza e irrespeto.

Afirmo que de todo lo que sucede, avisé allí donde pude (ministros incluidos), porque lo habíamos visto en otros países (puedo citar casos) y era solo cuestión de tiempo que pasaría en España.

Estamos ante un CIS financiado con fondos públicos y que ha caído en el mayor 'pecado' administrativo: la malversación y uso de bienes públicos en favor de un partido (en el Gobierno); aunque yo aquí solo hablo de fraude demoscópico y de engaño colosal a ciudadanos. Este CIS vende como verdad lo que es erróneo o manipulado a gusto del partido (el de su director).

Hubo tiempos en que los medios publicaba todas las encuestas que les llegaban desde los partidos y organizaciones sociales; muchas eran falsas o sesgadas. Por ello las sociedades internacionales de opinión pública (Esomar y Wapor), lograron, a través de la Foundation for Information e International Press que en adelante los medios publicarían solo encuestas electorales pagadas por ellos; esto fue un gran paso en seguridad sobre sondeos electorales; con esta premisa, lo mismo podrían hacer hoy con las encuestas del CIS…

Como medida de regeneración democrática y, sabiendo que lo ocurrido ahora con el CIS, puede volver a suceder, lo procedente sería disolverlo e integrarlo en su más cabal y pertinente lugar: en el Consejo de Investigaciones Científicas (su nombre lo indica) y con la expresa prohibición de intervenir en áreas de sociología electoral. Es recomendación que doy al gobierno futuro; la opinión pública electoral es asunto muy serio para dejarlo en manos de los gobiernos de turno, cualesquiera.

Somos fedatarios independientes de la opinión pública. Sin cumplir ese principio, ¿de qué sirve el CIS? De nada; y si lo cumple, tampoco.

Ginés Garrido Alart fue presidente de la Asociación Española de Estudios de Opinión y Mercados.

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