Sanlúcar, Sevilla y la vuelta al mundo

Mi generación y aquellas posteriores que tuvieron la suerte de estudiar la Historia de España tradicional aprendieron la importancia de la gesta de Magallanes-Elcano, la primera constatación de la redondez de la tierra, y con esta noticia muchos pusieron en el mapa a la ciudad de Sanlúcar de Barrameda. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, en la medida que se acerca la celebración del Quinto Centenario, la memoria de Sanlúcar se está diluyendo en favor de Sevilla, pese a que las evidencias históricas documentadas y el propio sentido común avalan a la ciudad gaditana como lugar de salida de este viaje, hito fundacional de la que ahora llamamos conciencia global.

Cierto es que por encima de cualquier diferencia localista se sitúa la celebración del Quinto Centenario de este magno acontecimiento que establece un histórico lugar de encuentro entre todos los españoles en el que podemos legítimamente sentirnos un paso por delante del resto de los terrícolas. Pero esta celebración no debe, ni tiene por qué, establecerse sobre la tergiversación de la verdad histórica, para así, de modo impropio, favorecer a una ciudad como Sevilla, que por su evidente importancia social, humana y cultural en nada necesita de estos subterfugios, teniendo en cuenta además su papel indiscutible e imprescindible en la gestación y organización de la Armada de la Especiería, hecho éste que por sí mismo sitúa a la ciudad hispalense en un lugar de honor en la conmemoración de esta efeméride que hubiera sido en cualquier caso imposible de no mediar la expresa voluntad política y financiera de Carlos I.

Sanlúcar, Sevilla y la vuelta al mundoPero para situar las cosas en su sitio se hace imprescindible dar un repaso a las fuentes documentales, ya muy conocidas, emitidas por contemporáneos y supervivientes de esta singular proeza, las cuales avalan sin duda al puerto de Sanlúcar (Bonanza o Zanfanejos, que es lo mismo) como punto de partida de aquella portentosa navegación. Seis fuentes contemporáneas aluden de manera explícita al punto de salida de la expedición magallánica, cinco de ellas contadas por tripulantes de la expedición y otra contemporánea pero indirecta, debida a Maximiliano Transilvano, quien en octubre de 1522 envió al emperador una carta explícitamente utilizada en Stefan Zweig en su tan famosa, como en algunos casos poco informada, biografía sobre Magallanes. Transilvano era secretario de Carlos V, afín al núcleo de comerciantes de Burgos, con estrechas conexiones con el Flandes natal del Emperador, por tanto interesado en que, por encima de todo, su señor valorara la importancia del logro recién obtenido por Juan Sebastián Elcano y también reivindicar las positivas consecuencias del decidido patronazgo regio la expedición. Por ello Transilvano, al señalar a Sevilla como punto de arranque de la legendaria expedición, no estaba negando a Sanlúcar como puerto efectivo de salida, algo completamente obvio en su tiempo, sino afirmando el pleno control regio de los rendimientos fiscales que la nueva vía de comercio con las Molucas iba a producir. Así lo evidencia el hecho de que una de las primeras medidas que tomó Carlos I tras conocer la noticia de la llegada de Elcano a Sanlúcar, fue establecer en La Coruña la Casa de la Especiería, decisión que toma el 22 de diciembre de 1522, apenas unas semanas después de haber recibido la carta de Transilvano.

Hay sin embargo otros testimonios, todos de tripulantes supervivientes, entre ellos de ElCano mismo, que designan a Sanlúcar como puerto de salida y arribo de la Armada de la Especiería. El primero es un Roteiro, traducido al portugués de un texto italiano obra de un piloto genovés embarcado con Magallanes. Este piloto dice que la flota salió de Sevilla el 10 de agosto pero que se demoraron hasta llegar a la barra de Sanlúcar a los ventyun días de septiembre; esta demora tan prolongada se explica por el necesario alistamiento de la Armada en el puerto de Sanlúcar (Bonanza) para cubrir las necesidades derivadas de la efectiva preparación de la flota para su salida al océano: reunión de jarcias para la navegación, entre ellas probablemente los palos mayores y las mesanas, que ya desde antiguo se importaban a Sanlúcar desde los pinsapares gaditanos, dada la dificultad de encontrar árboles de gran porte aguas arriba de Sevilla.

Un compañero o hermano de Duarte Barbosa, ambos enrolados en la nao Victoria, compuso también una Relación en la que la mención a Sanlúcar como puerto de salida es aún más explícita, pues al señalar el punto de partida, dice que el 20 de septiembre de 1519: comenzamos a navegar desde Sanlúcar a las Islas Canarias en busca de las Malucas.

Es obligado citar la crónica Primer Viaje en torno al Globo escrita por el caballero de Rodas Antonio Pigafetta, célebre superviviente, junto con Elcano, de la Circunnavegación. Este es sin duda el relato más completo y detallado de la expedición, dice que las naves partieron de Sevilla, el 10 de agosto, pero que en ellas no iban los mandos, ni las tripulaciones completas, ni gran parte de los bastimentos necesarios para tamaña aventura. Todo ello debía reunirse y completarse en Sanlúcar, como era práctica documentada desde que comenzaron los viajes a las Indias a finales del siglo XV. De hecho Pigafetta especifica en su diario que Magallanes y el resto de capitanes se incorporaron a la Armada en los primeros días de septiembre, y que el tiempo que medió entre su llegada y su salida desde Sanlúcar el 20 de septiembre, puerto que señala como de inicio y retorno de la singladura, fue empleado en supervisar y embarcar todo lo que aún resultara necesario para que ésta llegara a buen puerto.

Como colofón contamos con la célebre carta que Juan Sebastián Elcano envió al Emperador tras tomar fondo en Sanlúcar el 6 de septiembre de 1522, en la que señala a Sanlúcar como punto de salida y culminación de la primera vuelta al mundo, después de haber navegando siempre de este a oeste. La carta fue contestada por el propio Carlos V y en ella el Emperador celebra la feliz llegada de Elcano y sus escasos compañeros supervivientes a Sanlúcar.

Nos encontramos pues con un balance abrumador que señala a Sanlúcar de Barrameda como el lugar donde comenzó efectiva y técnicamente la navegación de la Armada de la Especiería que culminaría con la primera circunnavegación del planeta, lo que, como decíamos al principio para nada empece, ni resta gloria al papel fundamental que ejerció Sevilla a través de la Casa de Contratación en la construcción, organización y gestión de la flota de Magallanes y Elcano aplicando las órdenes y administrando con eficacia los dineros otorgados por Carlos I, artífice político y financiero incuestionable de esta gran gesta.

Leoncio-Alonso González de Gregorio Álvarez de Toledo es Profesor de Historia de la UCLM y duque de Medina Sidonia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *