Acabar con el sesgo a favor de los hijos varones es socialmente rentable

En la mayoría los países emergentes de Asia, el persistente sesgo a favor de los hijos varones sigue siendo una barrera para las perspectivas de vida de las niñas y, con frecuencia, una barrera para la vida propiamente dicha. La selección del sexo de los hijos, tanto antes como después del parto, mediante formas que incluyen el aborto y el infanticidio, ha provocado importantes desequilibrios demográficos.

La preferencia por los hijos varones también perpetúa problemas sociales a gran escala. Debido a que la mayoría de la población sigue valorando más a los hijos varones que a las hijas (una preferencia reforzada por tradiciones culturales en las que los hijos desempeñan un papel importante, como por ejemplo la celebración de rituales funerarios en el hinduismo) el Asia meridional está plagada de violencia doméstica, matrimonios infantiles y muertes por disputas sobre la dote. Asimismo, la preferencia cultural de los padres y madres por los hijos varones puede crear problemas adicionales para el desarrollo humano.

En ningún lugar esto es más evidente que en la India. Las oportunidades educativas y económicas para los niños y las niñas en este país continúan siendo profundamente desiguales, debido a que el rápido crecimiento económico del país desde la década de 1990 no estuvo acompañado de grandes cambios en los valores sociales tradicionales y las actitudes con respecto al género. Y, debido a la selección del sexo de los hijos, la proporción de hombres y mujeres está desequilibrada, uniéndose eso a que millones de niñas y mujeres no están presentes en las instituciones educativas y en el mercado laboral.

El problema está empeorando. La mayoría de las muertes de niñas menores de 5 años se deben a la selección postnatal del sexo, y la propagación de la tecnología de ultrasonido ha agravado el desequilibrio. En consecuencia, el número de mujeres “desaparecidas” en la India se ha duplicado en los últimos 50 años. Según el informe Estado de la Población Mundial 2020 del Fondo de Población de las Naciones Unidas, UNFPA, hoy en día sólo la India da cuenta de 46 millones de niñas desaparecidas, casi un tercio del total mundial que asciende a 142 millones.

Comprender el sesgo sexual en la fertilidad es importante para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, particularmente el ODS 4 (educación de calidad) y el ODS 5 (igualdad de género), porque dicho entendimiento ayuda a explicar el trato desigual que dispensan los padres y madres a las hijas, particularmente en las zonas rurales o aquellas afectadas por la pobreza. Las grandes disparidades entre los géneros en los resultados educativos del Asia meridional deben abordarse comenzando por la raíz de los mismos.

Las normas tradicionales de género (los hombres como sostén de familia y las mujeres como amas de casa) podrían explicar el mayor valor que se le da a los niños varones, al igual que los percepciones sobre beneficios económicos que se adquirirían por tener hijos varones (quienes, por ejemplo, recibirán una dote en lugar de que sus padres sea quienes costeen una). Estos puntos de vista tradicionales sustentan la desigualdad de género en cuanto a logros educativos, y la brecha perpetúa mayores desigualdades en la próxima generación. Por el contrario, las mujeres más educadas tienden a tener familias más pequeñas, con niños más sanos y mejor educados.

Acabar con el sesgo a favor de los hijos varones en la fertilidad deseada, frenar el trato preferencial que se dispensa a los niños varones y abordar la baja inversión que realizan los padres y madres en las hijas requiere un mayor gasto en educación pública dirigido a las niñas. Bangladesh ofrece un ejemplo de rentabilidad social a largo plazo de este enfoque.

En un artículo publicado recientemente, analizamos las opciones deseadas y reales de fertilidad de miles de mujeres bangladesíes en edad fértil. Aunque las decisiones sobre la fertilidad todavía están influidas por la preferencia por los hijos varones, nuestros resultados confirman una disminución del deseo de tener hijos varones. Además, es más probable que las mujeres con escolaridad secundaria deseen un equilibrio entre los géneros en lo que respecta a su fertilidad. Este hallazgo contrasta con un estudio del año 1994, que sugirió la relación opuesta entre la educación secundaria de las madres bangladesíes y la preferencia por los hijos varones. Por lo tanto, la interrogante es: ¿qué es lo que ha cambiado?

Hace tres décadas, las mujeres bangladesíes instruidas tenían limitadas oportunidades de obtener ingresos, y su estatus económico seguía siendo bajo. Sencillamente, no había suficientes mujeres educadas para cambiar la preferencia de tener hijos varones a favor de tener hijas mujeres. Sin embargo, desde aquel entonces la educación de las niñas se ha beneficiado del Proyecto nacional de asistencia para la escuela secundaria femenina, que se introdujo a principios de los años 90. El programa proporciona ayuda financiera a las niñas y las alienta a retrasar el matrimonio en favor de la educación. Desde entonces, Bangladesh ha dado un gran salto y ha superado a la India, su país vecino, con respecto a la educación secundaria de las niñas.

Es más, Bangladesh está cerrando la gran brecha de género en la matriculación escolar que prevalece en todo el sur de Asia, esto lo logra con la ayuda de cambios en el mercado laboral. La mejora del acceso a la escolarización coincidió con un auge en el sector de exportación de prendas de vestir, que ahora emplea a millones de mujeres jóvenes bangladesíes. Se halló que el deseo de lograr un equilibrio de género en la fertilidad era más fuerte entre las mujeres que vivían en zonas que brindan más oportunidades de trabajo remunerado para las mujeres.

Por lo tanto, como consecuencia del aumento de la educación y el empleo de las mujeres, la preferencia por los hijos varones está dando paso a un deseo de equilibrio entre los géneros. Esto se refleja en la mejora de la proporción entre sexos en Bangladesh. El exceso de muertes femeninas como porcentaje de la tasa general de mortalidad de menores de 5 años es ahora aproximadamente de un 3 por ciento, lo que indica una disminución de la selección del sexo antes y después del parto.

En 1992 el economista Lawrence H. Summers cuando se desempeñaba como economista jefe del Banco Mundial gano notoriedad debido a que identificó la educación de las mujeres como la mejor y más influyente inversión individual que puede hacerse en el mundo en desarrollo. Nuestra investigación confirma este hallazgo. La lección sobre formulación de políticas que nos llega desde Bangladesh es que la inversión en la escolarización de las niñas y la creación de oportunidades económicas pueden tener importantes efectos intergeneracionales en el momento del nacimiento, en la educación y mucho más allá.

M. Niaz Asadullah, Professor of Development Economics at the University of Malaya in Kuala Lumpur, is Head of the Southeast Asia cluster of the Global Labor Organization. Nazia Mansoor is a lecturer at the University of Paris-Dauphine’s London campus. Teresa Randazzo is an assistant professor at the Cà Foscari University of Venice. Zaki Wahhaj is an associate professor at the University of Kent. Traducción del inglés: Rocío L. Barrientos

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