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153) Estatua de una diosa (?)
153) Estatua de una diosa (?)
Hadjiabad (Fars, Sur de Irán)
S. IV d.C.
Estuco; alt. 33,5 cm, anch. 18 cm, gr. 21 cm
Teherán, Museo Nacional, núm. inv. 1 (GM 8681)
Bibliografía: Azarnoush 1994, núm. 38

A esta estatua, prácticamente tridimensional, aunque de gran frontalidad, y originariamente fijada en un nicho mural, le falta la cabeza, el pulgar de la mano derecha y una parte de la pierna izquierda, por debajo de la rodilla, además de la base con los pies.. Esta estatua es similar a las grandes figuras situadas en los nichos del «Santuario de Anahita» (núm. cat. 152); también se han encontrado restos de una pieza igual a ésta. Lleva una túnica con mangas llena de pliegues, como si de un tejido fino y vaporoso se tratara, muy ajustada al cuerpo, lo que permite reconocer claramente la silueta corporal. El fino cinturón, con dos cintas acanaladas colgando, se cierra delante mediante dos discos. Alrededor del cuello lleva un collar de perlas. En el brazo derecho, algo más arriba del codo, puede verse una cinta delgada, o quizás un brazalete. La mano derecha reposa sobre el muslo de la pierna derecha, ligeramente inclinada, como si sujetara la túnica, mientras que con la otra mano rodea el pecho izquierdo. En la base, los pliegues de la túnica están ahuecados hacia arriba de forma simétrica, dando la sensación de un movimiento hacia delante. Azarnoush ha relacionado acertadamente esta característica pose —una mano sujetando el pecho— con el aspecto de la fertilidad de la Anahita irania (Azarnoush 1994, 161-163). Sobre este tema también nos remitimos al relieve de terracota arsácida de Susa, que muestra el busto de una diosa que de su pecho desnudo derrama leche en un recipiente (¿) (Ringbom 1957, 7, il. 3; Ghirsham 1962 a1, il. 117 B). No obstante, el tipo de la divinidad o mujer que sustenta sus pechos es mucho más antiguo y se remonta a la época babilonia antigua (Blocher 1987). En el Yahst 5 del Avesta, el libro sagrado de los zoroastrianos, se elogia a Ardvi Sura Anahita del siguiente modo:
1. Habló el sabio señor (Ahura Mazda) dirigiéndose a Spitāma Zarahuštra: honorad, oh Spitāma Zarahuštra, a la heroica y pura Urdvi (Ardvĩ sūrā anāhita), la que se propaga largamente, la que cura y la que es enemiga del diablo, la que sigue la doctrina del señor, digna de adoración en el mundo físico, digna de veneración en el mundo físico, la piadosa que protege las fuentes, la piadosa que protege los rebaños, la piadosa que protege los campos, la piadosa que protege los bienes, la piadosa que protege la tierra.
2. La que prepara la semilla de todos los seres masculinos, la que prepara el fruto de las entrañas de todas las mujeres antes del parto, la que ayuda al alumbramiento de todas las mujeres, la que proporciona leche a todos los seres femeninos en el momento propicio.
3. La grande y universalmente conocida, que es tan grande como todas las aguas que fluyen sobre la tierra, que fluye con fuerza desde el monte Hukarya hasta el lago Vurukurta.
4. Toda la orilla del lago Vurukurta se ondula, el centro del lago se agita cuando fluye hasta él, cuando corre hasta él Ardvĩ sūrā Anāhita, la que tiene 1.000 bahías y 1.000 caudales. Y cada una de estas bahías y caudales representa 40 jornadas a caballo para un jinete con un buen caballo.
5. Y el caudal de esta agua única se propaga por los siete continentes, y de esta agua única fluye constantemente hacia abajo tanto en verano como en invierno. Ella (Urdvi), purifica para mí las aguas, ella, la simiente de (todo) lo masculino, ella, el fruto del cuerpo de las hembras, ella, la leche de las mujeres.
(...)
9. Por su belleza y por el esplendor de su felicidad, yo la honoro con una clamorosa oración, yo la honoro ofrendándole un bello homenaje, yo honoro a la piadosa Ardvĩ sūrā Anāhita con libaciones. Que las invocaciones lleguen a ti y que puedas ser aún más honorada, oh, Ardvĩ sūrā Anāhita, con leche rica en hauma, con ofrendas de paja, con elocuencia y proverbios, con palabras, trabajo, libaciones y bellos discursos. (Traducción según Lommel 1927).

El nombre de Ardvi Sura Anahita se relaciona con los adjetivos «húmedo, poderoso, inmaculado» (Boyce 1985 a). Además del aspecto dominante de la fertilidad, a Anahita también se la venera por su sabiduría y su fuerza en la lucha. Los griegos la llamaban Anaitis y la identificaron con Artemisa, aunque también en algunas ocasiones con Afrodita o Atenea (Boyce 1985 b). Asimismo, se relaciona con la Ishtar babilonia, que gozaba de gran veneración como diosa del amor y de la guerra. Bajo los aqueménidas, Anahita fue acogida en el panteón zoroástrico; Artajerjes II (404-359 a.C.) mandó construir las primeras imágenes de culto y los primeros templos dedicados a ella (Chaumont 1985). No hay duda de que Anahita también fue muy adorada bajo los sasánidas, si bien es difícil identificar de forma clara los templos y las imágenes del legado arqueológico relacionados con ella (Bier 1985). (M. A.)

   
 
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