Chamberlain y Cameron: semejanzas y diferencias

La cuestión europea es el ángel de la muerte de la política británica – divide a partidos, debilita a gobiernos y destruye carreras. Sin embargo, nunca antes alrededor de esta cuestión se había puesto tanto en juego. La decisión del primer ministro británico David Cameron de celebrar un referéndum – quizás tan pronto como en junio próximo – sobre la continuación de la membresía del Reino Unido en la Unión Europea podría derrocar a su gobierno, destruir a su partido político y, literalmente, desgarrar a su país.

Cameron está haciendo todo lo posible para renegociar los términos de la membresía con el fin de persuadir a los votantes para que elijan permanecer en la UE. Pero, los referéndums son notoriamente impredecibles. Y, no existe razón para creer que las tormentas de populismo que soplan a lo largo del continente no toquen tierra en el Reino Unido.

La decisión de abandonar la UE caería como un mazazo sobre la economía británica y disminuiría en gran medida su talla internacional. Mucho peor, podría conducir a la disolución del Reino Unido. El Partido Nacional Escocés (PNE) ha amenazado con llevar a cabo un segundo referéndum sobre su independencia si los votantes británicos deciden abandonar la UE. Los líderes del PNE argumentan que esto permitiría que una Escocia independiente siga siendo parte de Europa, incluso mientras Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte toman un rumbo propio y distinto.

Si esto sucediera, el desmembramiento del Reino Unido haría que el legado de Cameron sea el peor dejado por un primer ministro en toda la historia británica. Esto puede parecer difícil de lograr ya que la barra de comparación es difícil de alcanzar, debido a que dicho título se asocia, generalmente, con Neville Chamberlain, primer ministro que es famoso porque trató de apaciguar a Adolf Hitler. Si bien lo que estaba en juego en el caso de Chamberlain, ciertamente, revestía mayor importancia, al menos sus políticas pudieron revertirse antes de que destruyeran al país (y eso fue lo que hizo Winston Churchill). Si Cameron pierde ambos referéndums, es decir tanto el referéndum sobre la UE y el relativo a la independencia escocesa, sus sucesores no podrán unir nuevamente a la UE o al Reino Unido.

Mientras Cameron lucha por salvar a su partido y a su país, una frase de Oscar Wilde resuena: “Cada hombre mata lo que ama”. La situación peligrosa que enfrenta el primer ministro es que su fuerza política depende de su habilidad para estirar la frazada del Partido Conservador para unir debajo de ella a compañeros de cama que se sienten incomodos unos con otros, como ser el grupo de nacionalistas agita-banderas y el grupo de fundamentalistas de libre mercado; pero, la cuestión europea enfrenta a uno contra el otro.

Para el capital y las grandes empresas, la membresía en la UE es un imperativo económico, que ofrece acceso a 500 millones de consumidores y a reservas de mano de obra calificada y barata. Para los nacionalistas, es una amenaza, que socava la soberanía británica y el control que se ejerce sobre las fronteras del país. La convocatoria de Cameron a un referéndum, emitida por primera vez cuando se encontraba en la oposición, fue un intento para apaciguar a ambos lados, permitiendo que cada uno mantenga su adhesión a sus principios, mientras que simultáneamente se daba a los votantes la última palabra. El problema comenzó cuando se convirtió en Primer Ministro y se vio obligado a elegir un lado.

Afortunadamente para Cameron, existen muchos aspectos a su favor. Los hechos son claros: la economía, la seguridad y la talla internacional del Reino Unido, en su totalidad, se benefician de la membresía en la UE. Y, en términos generales, la comunidad empresarial, los sindicatos, el parlamento, los medios de comunicación e incluso una pluralidad del público británico, todos ellos, están a favor de la permanencia en la UE. Mientras tanto, los opositores a la membresía en la UE aún tienen que fundamentar su posición para constituirse en una alternativa creíble.

Además, Cameron tiene un impresionante historial con respecto a superar las expectativas. Pocos predijeron que tomaría el control de su partido cuando lanzó su campaña por el liderazgo en el año 2005. Cuando los conservadores llegaron al poder el 2010, muchos dudaban de que Cameron fuese a mantenerse en el puesto de primer ministro durante un período completo. E incluso el propio Cameron no esperaba ganar una mayoría absoluta en las elecciones generales del año pasado.

Sin embargo, no existe ninguna garantía de que su racha de victorias vaya a continuar. Las noticias que llegan desde Europa han sido implacablemente sombrías; y, en última instancia, podrían influir en el resultado del referéndum. La crisis de los refugiados, los ataques terroristas y los efectos persistentes de la crisis económica mundial están, en su conjunto, proporcionando combustible para cocinar a fuego lento y aglutinar el sentimiento nativista.

Las preocupaciones sobre la migración y el espectáculo de una Europa disfuncional y dividida han beneficiado a xenófobos y extremistas a lo largo de todo el continente. Y los ataques terroristas, por su propia naturaleza, están destinados a provocar reacciones violentas irracionales (como lo demuestra un reciente referéndum en Dinamarca, a través del cual los votantes rechazaron de manera inesperada una propuesta para modificar las cláusulas de exención del país con respecto a ciertos reglamentos de la UE en materia de justicia y seguridad interior).

Los aliados de Cameron dicen que él sólo funciona en dos modalidades: la complacencia y el pánico. Hasta el momento, se ha enfrentado al desafío del referéndum con calma. Pero, es probable que eso cambie cuando se acerque el momento de la votación y crezca el riesgo de que él – parafraseando a Churchill – llegue a ser recordado como el líder a quién se le dio a elegir entre su partido y su país, optó por su partido, y terminó perdiendo a ambos.

Mark Leonard is Director of the European Council on Foreign Relations. Traducido del inglés por Rocío L. Barrientos.

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