Nos tiene democráticamente desazonados la confusión reinante en los discursos de pre campaña y la absoluta incoherencia entre la proclamada trascendental importancia de las futuras elecciones y la relativa venialidad de los temas que abordan los principales candidatos. En los que quieren alcanzar el poder, la obsesión, el mantra, es que hay que echar a Sánchez como sea. Ni siquiera al SanchoPodemismoSeparatismo (SPS), la fijación es echar al Doctor Sánchez. Vale, pero ¿Por qué? y ¿para qué? ¿Qué hace de las elecciones del 23J unas elecciones históricas, únicas y torales de la democracia española? En privado, o en artículos de algunos intelectuales insumisos tal vez se abordan los temas de relieve, pero no escuchamos nada de la boca del principal candidato de la actual oposición, no digamos del candidato Sánchez. Dos frases pronunciadas la semana pasada nos sirven de ejemplo.
Así, el señor Núñez Feijoo afirmó: “ Los derechos del colectivo LGTBIQ+ son sagrados” Nos agradó oír esa frase con toda contundencia y tomando posición tajante a favor del respeto, la no discriminación, etc.. hacia ese colectivo. Habida cuenta que se ha calculado que un 14% de la población española no es heterosexual simple, estamos hablando de un colectivo de unos seis millones y medio de ciudadanos, por lo que es un aspecto muy importante de nuestra convivencia. Pero… ¿es el tema de los derechos LGTBIQ el problema esencial que amenaza el futuro de los españoles? Evidentemente no, por lo que le preguntaríamos a don Alberto : ¿tiene algo que decir también sobre los derechos de la infancia y los derechos de los ciudadanos españoles con hijos menores, que son más de seis millones, y que no pueden ejercer el sagrado derecho de escolarizar a sus hijos en español? Porque aquí, sí que nos acercamos a un tema toral y sobre derechos fundamentales. Nos acercamos a la deconstrucción de España, a la letal pérdida de su koiné, a la creación de barreras y discriminaciones entre ciudadanos españoles no admitidas por la CE de 1978 en su artículo 2. ¿Qué ofrece el candidato Feijoó sobre la destructiva política lingüística a la vista de lo que ha hecho en Galicia? De eso, no se habla.
Pero viene el doctor Sánchez y afirma:” Tirar una bandera es quitar derechos” (se refería a la bandera arco iris) Tiene razón en cierto modo. Pero nos hacemos la misma pregunta, ¿es la amenaza principal para el futuro de los españoles que el Partido más conservador, sin posibilidades de gobernar en solitario, cometa el desagradable acto de despreciar la bandera arco iris? Por supuesto que no, aunque se haga bien en denostarlo, pero la pregunta que surge inmediatamente es ¿cuántos derechos civiles y fundamentales se quitan cuando se “tira” (se quita) la bandera de España impunemente e ilegalmente de ayuntamientos y edificios oficiales. Y durante años? Porque de nuevo, con esa pregunta nos estamos acercando al meollo de nuestro abismo. Estamos viendo cómo el Estado de Derecho no se respeta, cómo los Gobiernos nacionales no son capaces de proteger a millones de españoles del totalitarismo separatista o golpista que les amedrenta, intoxica o intimida, estamos viendo crecer la existencia de españoles de primera, tercera y cuarta desde la primera concesión a la ilegalidad, estamos viendo la paulatina desaparición de una España de ciudadanos libres… Pero de eso no se habla.
Entonces, ¿por qué son tan importantes las elecciones del 23J? ¿Para que el señor Feijoo se apoye en el PNV para seguir dando transferencias, para que aporte unos leves matices a la política económica coyuntural, (que dudamos que sean mejores), para que retoque técnicamente la Ley Sisí y la Ley trans…? O los debates electorales dejan claro que lo que motiva la trascendencia de estas elecciones es la paulatina desaparición de España vía Confederación asimétrica, el acabar radicalmente con la desigualdad creciente en derechos y obligaciones de los españoles, el restituir una plena democracia recuperando la fuerza de las Instituciones y los temas como Educación, Justicia, Administración territorial, etc… o estaremos ante un desperdiciado mes de julio en la senda de una jarifa agonía.
Por Enrique Calvet Chambon, ex europarlamentario y Presidente de ULIS.