Una unión de mercados de capitales es la clave para una Europa más verde

Una unión de mercados de capitales es la clave para una Europa más verde
Carl Court/Getty Images

Jean Monnet, un arquitecto de la Unión Europea dijo una vez que la unidad europea «se forjará en las crisis y será la suma de las soluciones adoptadas para resolverlas». Los últimos 15 años confirmaron aún más su predicción. A diferencia de lo que pronosticaron muchos economistas eminentes, la unión económica y monetaria de la UE sobrevivió a la crisis de la deuda del euro y se mantiene sólida gracias al Mecanismo Europeo de Estabilidad. El Plan Juncker ayudó a reencauzar la economía y el brexit, lejos de destruir la UE, fortaleció sus vínculos.

La UE nuevamente está demostrando su valía durante la pandemia de la COVID-19. Los excelentes investigadores de BioNTech desarrollaron una vacuna líder en tiempo récord, y las compras conjuntas permitieron distribuir las vacunas de manera justa y eficaz (a pesar de algunas dificultades iniciales), garantizando tasas de vacunación relativamente elevadas en muchos estados miembros de la UE. El plan de recuperación y el Fondo de Garantía Europeo están ayudando ahora a los estados y regiones económicamente más débiles a lidiar con las consecuencias de la pandemia.

Desde el año 2000 la UE ha demostrado reiteradamente su capacidad para implementar soluciones y mostrar solidaridad, pero la incesante búsqueda de soluciones rápidas a crisis graves tiene una gran desventaja: la concreción del mercado único europeo cayó hasta el fondo de la agenda política. Esos problemas al nivel de la UE no afectaron la campaña electoral alemana, aun cuando el fortalecimiento del mercado único es fundamental para enfrentar la mayor competencia económica de Estados Unidos y China.

Europa sencillamente no concreta su potencial, la UE ya cuenta con un mercado único de bienes, pero carece de uno de servicios que funcione de manera acabada, en especial para la economía digital que, por lo demás, florece. Si una empresa emergente de Silicon Valley desarrolla un buen producto, tiene acceso inmediato a un enorme mercado interno y puede crecer hasta el punto en que logra competir en el mundo. Pero en Europa la misma empresa tiene que dedicar sus primeros años a lidiar con tantos abogados especializados en impuestos extranjeros y reguladores nacionales que la expansión internacional difícilmente parecerá valer la pena.

Europa carece además de una unión de mercados de capitales y una verdadera unión bancaria y —debido a que existen significativas diferencias regulatorias entre los países de la UE— los accionistas y bonistas corporativos europeos se mantienen al margen de las ofertas de otros países. Dejan entonces de lado oportunidades de inversión potencialmente más atractivas. Esto pone de relieve la necesidad de completar una unión bancaria que incluya la supervisión bancaria común, un mecanismo bancario de pagos y una garantía de depósitos compartida.

Los gobiernos europeos también deben superar su escepticismo frente a la titulización, un elemento clave para la unión de los mercados de capitales. Es cierto que la consolidación de créditos disparó la crisis financiera de 2008, pero eso solo se debió a que nadie vigiló a conciencia esas operaciones. Con una mejor regulación y monitoreo, la titulización puede ser una herramienta poderosa para que los bancos desbloqueen capital adicional para otorgar nuevos créditos comerciales y financiar inversiones en tecnologías verdes.

La Comisión Europea hizo bien en diseñar una ambiciosa estrategia de transformación digital verde de la economía de la UE, esto da una importante señal al resto del mundo; pero la ausencia de un mercado de capitales competitivo pone en riesgo los ambiciosos objetivos climáticos de los europeos. Son necesarias inversiones masivas en esta década para transformar los sectores energético y del transporte, grandes partes de la industria y millones de inmuebles, así como para proteger a los europeos de los devastadores efectos del cambio climático, que quedaron completamente a la vista en los últimos dos veranos.

Estos objetivos sólo serán posibles si los gobiernos trabajan juntos con los bancos públicos y privados para atraer inversores extranjeros. Europa debe cubrir un déficit de financiamiento para la acción climática de 350 mil millones de euros (401 mil millones de dólares) al año durante al menos los próximos 10 años. Tal vez nos acostumbramos a que los gobiernos y los bancos centrales proporcionen gigantescas sumas de dinero para apoyar a la economía, pero esto no durará por siempre. Las tasas de interés no seguirán tan bajas en el largo plazo, la deuda soberana alcanzará sus límites y aumentar los impuestos no será suficiente para financiar una transformación a esta escala, algo que solo ocurre una vez por siglo.

Pero la UE ya cuenta con la herramienta que necesita para cubrir esa brecha: sólo tiene que crear una verdadera unión de mercados de capitales y bancaria. Un ejemplo de lo que se puede lograr a través de las normas comunes es el financiamiento sostenible: con la emisión del primer bono verde, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) brindó un impulso importante al mercado de bonos verdes y bonos para la sostenibilidad. Esto llevó a una comprensión uniforme en el mercado de qué constituye un bono verde o sostenible.

Además, gracias a la taxonomía de la UE existen ahora criterios transparentes para determinar cuáles actividades económicas ya son verdes o pueden avanzar en esa dirección. Los inversores cuentan con un conjunto de reglas claras como guía para el financiamiento sostenible. Esta transparencia al nivel del a UE representa un enorme avance, que convirtió una idea otrora ridiculizada en un mercado de 2 billones de euros.

Con una unión genuina de mercados de capitales la UE ampliaría las oportunidades de financiamiento para las empresas y atraería capitales de todo el mundo, y el euro podría tornarse verdaderamente competitivo frente al dólar. Actualmente las empresas europeas dependen demasiado de los créditos. Los bancos privados, como el Deutsche Bank, proporcionan el 80 % del financiamiento corporativo. Aunque los bancos contribuirán de manera fundamental a la transformación verde y digital del sector privado, no pueden hacerse cargo solos de la gigantesca necesidad de financiamiento.

Mientras que el 60% de las empresas estadounidenses se financian a través del mercado de capitales, solo el 20% de las empresas en la UE lo hacen. Si más empresas europeas lo hicieran, se podrían liberar grandes sumas para la inversión. Las empresas emergentes europeas no tendrían que recurrir a inversores estadounidenses durante su fase de crecimiento. Y las empresas pioneras como BioNTech (que recibió financiamiento inicial del BEI) no tendrían que recurrir al Nasdaq cuando necesitan financiar cientos de millones de dólares.

Si Monnet está en lo cierto sobre la UE, la crisis climática será el nuevo paso hacia una integración más profunda. La transformación verde y digital europea sólo podrá tener éxito si al mismo tiempo se concreta un mercado único que incluya la unión de mercados de capitales y bancaria.

Christian Sewing is CEO of Deutsche Bank. Werner Hoyer is President of the European Investment Bank. Traducción al español por Ant-Translation.

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