Abajo los “mercados emergentes”

Han pasado nueve años desde que acuñé el acrónimo "BRIC", que se ha convertido en sinónimo del ascenso de Brasil, Rusia, India y China. Han pasado más de siete años desde que mis colegas de Goldman Sachs y yo publicamos por primera vez un panorama hasta 2050 en el que sugeríamos que las cuatro economías de los BRIC podrían crecer más que las del G-7 y que, junto con los Estados Unidos, serían las cinco más grandes del mundo.

También han pasado más de cinco años desde que apareció por primera vez la expresión "los once siguientes"  o "N-11" (su abreviatura en inglés). Ese término abarcaba a los once países siguientes en tamaño por población y buscaba determinar su potencial de tipo BRIC.

Actualmente estos 15 países generan la mayor parte del impulso positivo para la economía mundial. China ha superado a Japón como segunda economía del mundo con una producción aproximadamente igual a la de los otros tres países BRIC juntos. El PIB agregado de los 15 es de alrededor de 11 billones de dólares, es decir, alrededor del 80% del nivel de los Estados Unidos.

La demanda interna en los países BRIC es aun más impresionante. El valor colectivo en dólares de los consumidores de los países BRIC, según cálculos conservadores, es de un poco más de 4 billones de dólares, tal vez de 4.5 billones. El mercado de consumo estadounidense es de más del doble de esa cifra –alrededor de 10.5 billones—pero la capacidad de consumo de los BRIC actualmente está creciendo a un ritmo anual de aproximadamente 15% en términos de dólares, lo que significa casi 600 mil millones de dólares.

Si se mantiene ese ritmo, los consumidores de los BRIC añadirán otro billón de dólares a la economía mundial para mediados de esta década. Para finales del decenio, superarán en valor a los consumidores estadounidenses.

En efecto, en algún momento de esta década, las economías de los BRIC en conjunto serán tan grandes como la de los Estados Unidos, y el PIB de China por sí solo alcanzará una magnitud de dos terceras partes del estadounidense. Los cuatro países generarán al menos la mitad del crecimiento real del PIB en el mundo y tal vez hasta el 70%.

Más allá de los BRIC, entre los países que probablemente serán los primeros diez contribuyentes al crecimiento del PIB global están Corea del Sur, México y Turquía. Del llamado mundo desarrollado, sólo los Estados Unidos tienen un lugar garantizado en esa lista –y entre los 20 primeros podrían estar Irán, Nigeria, Filipinas y Vietnam.

Así pues, ¿qué debemos pensar ahora del término “mercados emergentes”?

Hace algunas semanas decidí, junto con mis colegas, emplear el término “economías de crecimiento”, que Goldman Sachs adoptó en 2010 para describir la forma en que tratamos a muchos de los mercados más dinámicos del mundo. Al nivel más simple, una economía de crecimiento debe considerarse como una que tiene probabilidades de experimentar un crecimiento de la productividad que, junto con factores demográficos favorables, indique que su crecimiento económico será superior al del promedio global.

Pero una economía también necesita un tamaño y una profundidad suficientes para permitir que los inversionistas no sólo inviertan sino que se retiren cuando sea adecuado. Por ello, optamos por lo siguiente: cualquier economía ajena al llamado mundo desarrollado que represente al menos el 1% del PIB global debe definirse como economía de crecimiento.

Con esa magnitud, que actualmente es de alrededor de 600 mil millones de dólares, una economía debe ser lo suficientemente grande para permitir que los inversionistas y las empresas operen como lo hacen en los países avanzados, y al mismo tiempo tener probabilidades de crecer más rápido. El resto de las economías deben seguirse definiendo como mercados emergentes. Hay ocho países que actualmente cumplen esta definición: los BRIC, junto con Corea del Sur, Indonesia, México y Turquía, mientras que otros – incluidos Arabia Saudita, Irán, Nigeria y Filipinas– podrían entrar en la lista en los próximos 20 años.

También es tiempo de que los inversionistas comiencen a utilizar referencias más adecuadas para sus carteras. En las últimas décadas, se empezó a hacer común que los inversionistas de capital basaran sus decisiones en referencias neutrales determinadas por la capitalización bursátil de compañías e índices. Sin embargo, esto le da mucho más peso a la economía estadounidense y a sus empresas respecto a los llamados mercados emergentes.

Un enfoque alternativo es usar una referencia basada en el PIB. Para los inversionistas audaces y agresivos, una referencia que incorpore las predicciones del PIB a futuro da mucho más peso a los mercados emergentes, en particular a las economías de crecimiento.

El índice que Goldman Sachs calcula cada año para alrededor de 180 países, llamado Puntuación del entorno para el crecimiento (GES por sus siglas en inglés) se utiliza para observar la productividad y la probabilidad de crecimiento sostenible. El índice va del 0 al 10, y tiene 13 subíndices para el crecimiento en general y la productividad. Por ejemplo, el GES de Corea del Sur es actualmente del 7.5, frente al 6.9 de los Estados Unidos.

Es adecuado tratar a las economías pequeñas con GES bajos como mercados emergentes con muchos riesgos. Aunque pueden crecer significativamente y salir de su situación actual, son vulnerables a los acontecimientos adversos en países desarrollados centrales – especialmente los Estados Unidos– y en los mercados financieros de esos países.

Los países que tienen GES bajos deben emprender políticas que les permitan crecer. Por ejemplo, prevemos que en los próximos 20 años, Nigeria, donde vive aproximadamente el 20% de la población de África, podría representar el 1% del PIB global. Sin embargo, su GES de 3.9 está muy por debajo del promedio de los BRIC y los N-11. Por otra parte, la economía de Nigeria casi ha duplicado su tamaño en los últimos 13 años. Si mantiene ese ritmo, antes de 2030 ya no será una "economía emergente".

Ese sería un gran acontecimiento para Nigeria –y para África. Más emocionante es la posibilidad de que Nigeria no vaya sola a su graduación como economía de crecimiento.

Por Jim O'Neill, presidente de Goldman Sachs Asset Management y miembro de la junta directiva del grupo de expertos Bruegel. Traducción de Kena Nequiz.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *