Una guerra inteligente contra el terrorismo

Por Javier Solana, Alto Representante de la Unión Europea para la Política Exterior y de Seguridad Común (EL PAIS, 11/11/04):

El terrorismo es una amenaza existencial. Nuestra Estrategia Europea de Seguridad la considera una de las amenazas estratégicas clave a las que se enfrenta la Unión Europea, y para luchar contra ella estamos usando todos los instrumentos que tenemos a nuestra disposición, especialmente en el área del espionaje. El primer objetivo de los servicios secretos es descubrir a los terroristas, impedirles que actúen, y seguirlos después de que cometan un atentado. Es el tipo de espionaje táctico que se realiza mejor a escala nacional. De la cooperación entre los servicios secretos de los países miembros de la UE se derivan muchas detenciones y desmantelamientos de operaciones terroristas.

No hace mucho, unos periodistas me preguntaron si la cooperación entre organismos es suficiente, y si deberían crearse mecanismos europeos para compartir información estratégica. Más tarde, ese mismo día, una operación conjunta tuvo como resultado detenciones simultáneas en cinco países europeos. El éxito de la operación no fue una casualidad. El año pasado, la Unión firmó dos acuerdos Europol, así como un Tratado de Extradición y Asistencia Jurídica Mutua. Los servicios de seguridad de Europa trabajan en estrecha asociación en el Grupo Antiterrorista, y se ha restablecido el Equipo Operativo Antiterrorista de Europol. Está funcionando un grupo de alto nivel, especializado en seguridad de fronteras y de transporte, y los vínculos entre los jefes policiales de los países miembros se están reforzando. Pero el compartir información de manera generalizada no siempre es necesario o apropiado. Los países miembros también necesitan obtener información reservada, derivada de un estudio continuado de antecedentes, no para orientar la política, al menos no directamente, sino para desestabilizar y desmantelar redes y evitar atentados. Esta información es en algunos aspectos más delicada, y los servicios sólo la comparten en caso de que "sea necesario conocerla", y no con el fin de fomentar la cooperación.

Yo pienso que los servicios secretos tienen otra función: orientar las medidas políticas. Los servicios secretos pueden educar a la opinión pública, explicando los orígenes de la alienación que fomenta el terrorismo, cómo se produce la radicalización y el reclutamiento, y resaltar los objetivos, los métodos y las estrategias utilizadas por los terroristas para elegir sus blancos. Sólo cuando comprendamos esto podremos establecer políticas apropiadas y concretas. Para ello necesitamos buenas evaluaciones estratégicas de la información reservada. Los miembros de la UE tienen estructuras para ello, y con su apoyo y aportación estamos estableciendo estructuras a escala europea, para proporcionar esta información a los políticos de la UE. La Europol desempeña una función similar con material obtenido del trabajo policial, y nosotros estamos trabajando para garantizar una sinergia entre estos dos esfuerzos. Es un nivel distinto de información secreta, más analítico, en el que la colaboración añade un valor significativo.

Después de los atentados de Madrid, la UE se centró en los aspectos internos de la lucha contra el terrorismo. Pero esto no significa que la Unión se haya vuelto introvertida. Por el contrario, la UE considera la cooperación internacional como un elemento fundamental en la lucha contra el terrorismo. En general, el contraterrorismo es un asunto muy importante en nuestra agenda internacional, y se está integrando mejor en el diálogo político de la Unión con otros países. Estamos canalizando mejor nuestros programas de ayuda exterior y de aumento de la capacidad, y estamos dispuestos a usar nuestra fuerza comercial y económica, exigiendo cláusulas antiterroristas en los tratados bilaterales en los casos necesarios.

También se ha producido un profundo cambio en la cooperación transatlántica entre la UE y Estados Unidos. Los hechos dicen más que las palabras, y los hechos en el marco transatlántico han sido rápidos y decisivos -por ejemplo, iniciativas conjuntas encaminadas a asfixiar las fuentes de financiación de los terroristas-, incluso mientras manteníamos fuertes divergencias sobre Irak. Aun así, no estoy satisfecho. Para facilitar la tarea extremadamente compleja de la política antiterrorista en la UE tenemos ahora un plan de acción aprobado por el Consejo Europeo, que especifica claramente quién hace qué y para cuándo. Esto ayudará también a los parlamentos nacionales a comprender los objetivos de la UE, y facilitará su planificación legislativa. Recientemente he nombrado un coordinador antiterrorista para que me ayude a llevar a cabo el plan de acción.

También tenemos un número considerable de nuevos instrumentos en el área de la justicia y los asuntos interiores. La Orden de Detención Europea ya está produciendo resultados concretos, y estamos avanzando hacia el "libre movimiento de las decisiones judiciales" en la UE, mediante el cual se reconocerán mutuamente las decisiones judiciales, como la detención y la extradición de sospechosos, o la confiscación y la congelación de activos. Además, en 2005 entrará en funcionamiento el Organismo Europeo para el Control de Fronteras. A petición del Consejo Europeo, estoy desarrollando, en colaboración con la Comisión Europea, una estrategia para impedir la financiación de los terroristas. Aquí radica la verdadera prueba para la cooperación, porque nuestro éxito residirá en garantizar una interacción y un flujo de información adecuados entre los servicios pertinentes y las comunidades financieras y bancarias. Creo firmemente que la opción militar no puede por sí sola derrotar al terrorismo. La acción debería centrarse en la cooperación judicial, policial y de los servicios secretos. Esto no quiere decir que no estemos buscando la forma de que la aportación de la Política Europea de Seguridad y Defensa sea significativa. Pero la PESD no es el núcleo de nuestros esfuerzos. Aparte de las iniciativas relacionadas con la seguridad y la inteligencia, también debemos procurar privar de "oxígeno" a los terroristas. Esto significa abordar los factores que facilitan el apoyo a los grupos terroristas y su captación de miembros. Los conflictos regionales causan ira y resentimiento. El problema no resuelto entre árabes e israelíes lleva a un aumento del radicalismo y el extremismo. Hay demasiado combustible para la propaganda terrorista. La UE será firme con el terrorismo. Pero también debe mostrarse firme con las causas que lo provocan. No se trata de dos luchas distintas, sino de una.