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Manifestación multitudinaria y politizada hasta el tuétano, aunque con una teórica bandera transversal, la arcoíris LGTBI. Un miembro del Gobierno va y asiste (primera cosa extraña, al menos a mi juicio). El ministro del Interior, en concreto (algo, en mi opinión, aún más extraño: su personalísima orientación sexual no sólo no lo justifica sino que hubiera debido constituir una causa de abstención). Y, arrancado a hablar, lo hace en términos de partido, dividiendo el mundo en buenos (los míos) y malos (los que no son míos). Un rato después, los miembros de otro sector político (de entre los que habían sido señalados en el segundo de los grupos) se vieron repudiados hasta el grado de tenerse que ir.…  Seguir leyendo »

Después de haber sido testigo del escrache al que se sometió a los representantes de Ciudadanos en el desfile del orgullo LGTBI, me vuelvo a acordar de algo de lo he sido testigo en varias ocasiones, como ciudadano observador y también, por desgracia, como directamente implicado en dos ocasiones, tras el accidente de ferrocarril de Angrois, en julio de 2013, en el que falleció mi madre, y tras la explosión del almacén ilegal de material pirotécnico que explotó en Tui en mayo de 2018.

Llevo años observando cómo desde posturas políticas próximas al marxismo se prioriza siempre el liderazgo en causas públicas de todo tipo que tengan como denominador común la implicación y la supuesta o real negligencia del poder político, puede ser un accidente grave -como el de Angrois, el Yak o el Metro de Valencia-, una catástrofe medioambiental -como la del Prestige o los incendios-, una causa social de cualquier tipo -como la que nos ocupa de las personas LGTBI por reivindicar sus derechos o promover sus intereses-, etc.…  Seguir leyendo »

Nos acababan de tirar una lata de cerveza que impactó en el brazo de una chica. Esta vez tuvimos suerte porque el bote estaba vacío. Al ver esa agresión empecé a gritar: «¡Libertad, libertad, libertad!», con todas mis fuerzas. Un chico que estaba entre los «odiadores» me miró con cara de ira, con ojos de violencia y me dijo: «Tú, sí, tú». Extendió sus brazos al aire para que los viera bien, me mostró sus dedos corazón y espetó: «¡Cállate, facha!».

No olvidaré ese momento jamás en la vida porque mostró el odio e ignorancia de los «odiadores» que increparon a Ciudadanos en la manifestación del Orgullo.…  Seguir leyendo »