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«No parece un libro escrito por una mujer» fue un comentario recurrente cuando salió mi primera novela, en 2007. La intención era que se tomara como un cumplido, y debo confesar, con toda la incomodidad que me produce hoy admitirlo, que en ese momento también lo tomé como tal. Quedaba implícito, obviamente, que no es que pareciera escrito por un gato o un alienígena, sino por un hombre, lo que me otorgaba una certificación, un pasaporte oficial, para acceder al mundo de los escritores. Hoy, sin duda, sería problemático para los críticos literarios hacer afirmaciones semejantes (aunque aún existe un brote misógino en los críticos italianos, especialmente en aquellos que se legitiman a sí mismos como tales), pero perdura una cuestión de fondo que concierne al estatus de la literatura escrita por mujeres, incluso en un momento en que por fin se reafirma –en cuanto a ventas y visibilidad– en el debate literario.…  Seguir leyendo »

Queríamos tanto a Paul Auster

¡Cuánto he disfrutado leyendo a Paul Auster! Tal vez, entre todos los escritores contemporáneos, ninguno me haya procurado tanto deleite, tanto alborozo y asombro como Auster. He leído algunas de sus obras –'La trilogía de Nueva York', 'El libro de las ilusiones', 'Leviatán', 'La música del azar' o 'El palacio de la luna' con las que prefiero, no necesariamente por este orden– en una suerte de encantamiento, en un estado de incesante voluptuosidad, tal era el festín de inteligencia y fascinación que desplegaba su escritura. Me subyugaba la aparente levedad de sus tramas, en las que Auster iba infiltrando perplejidades que –casi imperceptiblemente– envolvían a sus personajes en una telaraña de zozobras, hasta convertir sus existencias –risueñas, mansas, muy amablemente rutinarias– en infiernos acechados por la angustia y la autodestrucción.…  Seguir leyendo »

El inventor de la soledad acompañada

Días atrás, en el vórtice de Sant Jordi, un amigo muy leído que nunca había leído nada de Paul Auster me preguntó, con algo de culpa ante mi asombro, por dónde empezar. La respuesta no era fácil (porque, a su manera, todos los títulos de Auster acaban funcionando como diferentes movimientos de una misma sinfonía) pero, al mismo tiempo, se me hizo muy sencilla. No dudé más que un instante y, sí, hay escritores que tienen la suerte para mí (y el estigma para otros) de ya estar perfectamente formados con su primer libro. Allí –conscientes o no de que esas páginas son su Big Bang– aparece ya todo lo que vendrá en variaciones resonando desde un centro, como las ondas que provoca la piedra que se arroja a un estanque.…  Seguir leyendo »

Byron, el peregrino eterno

De los poetas de la segunda generación romántica inglesa (Keats, Shelley, Byron), Lord Byron fue el único con éxito en vida. Célebre nacional e internacionalmente, conocido por su exuberante vida amorosa, Byron cultivó una reputación de libertino. Fue, por así decir, el Mick Jagger del romanticismo. Una amante abandonada lo describió como “mad, bad, and dangerous to know” [un loco, un malvado, una amistad peligrosa]. La frase aún resuena en Inglaterra, hasta el punto de que una obra sobre Byron que se estrenará el 27 de abril en Newstead Abbey (su ancestral mansión familiar) se titula precisamente Dangerous to Know.…  Seguir leyendo »

Ese objeto repleto de palabras

Una persona que lee libros es una persona sospechosa. Y cuantos más libros lea, más sospechas despertará. Soy consciente de que un texto como este va destinado a incondicionales de la lectura. Simpatizantes y lectores habituales de libros que, como yo, no se sienten sospechosos en su día a día. Pero cambiemos la perspectiva, giremos el punto de vista y centrémonos en la imagen que ofrecemos cuando leemos un libro en el metro, en un avión, por la calle a veces, en una cafetería, rodeados del bullicio habitual, las voces que no paran porque han de anunciarnos la próxima parada, el precio de la consumición, el contenido del audio de WhatsApp que escucha su receptor y de paso todos los que le rodean.…  Seguir leyendo »

El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos, canta Pablo Milanés en Años. Ahora que llega la fecha de la ceremonia de entrega del premio Cervantes que recibirá el gran Luis Mateo Diez, primer ciudadano de Celama, hago las cuentas y ya han pasado seis años desde que en un abril parecido subí las escalinatas del púlpito del paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares para decir mi propio discurso.

Y revisando la lista de premiados, que a medida que crece va alejándome en el tiempo, encuentro, con no poco gozo, que entre los últimos dominan los poetas, Ida Vitale, Joan Margarit, Francisco Brines, Cristina Peri Rossi, Rafael Cadenas, un justo reconocimiento de que la poesía está en la esencia de nuestra literatura.…  Seguir leyendo »

En una conocida plataforma digital se vende un preciado libro por 2.300 euros. Parece caro, pero no es un ejemplar cualquiera. Tiene una dedicatoria y la firma de Joseph Roth. El escritor se dirige a una dama cuyo nombre desconocemos y revela una relación que va más allá de la amistad superficial, a tenor de las palabras que le dedica, algo así como: “Para una dama muy querida y honorable, a quien permanezco fiel en un viejo amor eternamente joven”. Y a continuación, la firma: Jósef Roth, París, octubre de 1930.

El legendario escritor, que al final de su vida apenas firmaba autógrafos, no sólo legó a la posteridad esta dedicatoria, además la escribió en el idioma de la dama: el polaco, lengua que dominaba lo suficiente como para utilizarla “en la intimidad”.…  Seguir leyendo »

Quién vivirá dentro de los libros?

José Saramago creía que los escritores vivían dentro de sus libros. El premio Nobel portugués pensaba que, al tomar un libro en nuestras manos, debíamos pasar el dedo por el lomo con un gesto cómplice y luego abrirlo con cuidado, pues entre esas páginas impresas vivía el creador, con toda su sensibilidad, su inteligencia, acompañado por cada uno de los grandes y sutiles ingredientes que hacen que ese objeto, muchas veces maravilloso, esa obra concebida por su morador, sea única e irrepetible. Jugando con una concepción animista, Saramago aseguraba que en los estantes de su biblioteca vivía gente.

Un siglo y medio antes, Gustave Flaubert había sido atacado por los críticos de su momento pues había escogido como heroína de su novela Madame Bovary a una mujer adúltera.…  Seguir leyendo »

Estados Unidos por dentro

Escribir un libro de viajes es difícil. A poco que uno se descuide, puede acabar contando anécdotas de escaso interés fuera de su círculo. También se corre el riesgo de ofrecer descripciones de postal. No es el caso de Eduardo Moga (Barcelona, 1962), cuyo Americaneando: un viaje por los Estados Unidos después de Trump (Hojas de Hierba, 2023) se nutre no solo de una estancia estival en 2022, sino también de un conocimiento profundo de Estados Unidos. Por eso Americaneando no es un mero libro de viajes: es una antología literaria, un ensayo sobre literatura y traducción, una reflexión sociológica, e incluso un diario de autoexploración.…  Seguir leyendo »

Allá por los lejanos años sesenta del lejano siglo XX me escribía a menudo con Claribel Alegría, ella en Mallorca, yo en San José de Costa Rica. No nos habíamos visto nunca.

Existían entonces las cartas. Las de Claribel escritas en papel de seda color verde, con estampillas desde las que me miraba en sepia, verde, o gris, el rostro adusto de bigote recortado del generalísimo Francisco Franco.

Su dirección, C’an Blau Vell, Deià, llevaba hasta mi escritorio, en la penumbra de las eternas lluvias vespertinas del valle central de Costa Rica, el vago aliento de las islas Baleares del que hablaba Rubén Darío en su Epístola a Juana de Lugones.…  Seguir leyendo »

«En general, se piensa que, cuando algo es nuevo e interesante, 'hace pasar' el tiempo, es decir, lo abrevia, mientras que la monotonía y el vacío entorpecen su marcha y hacen que se estanque. No obstante, esto no es del todo exacto. […] Cuando un día es igual que los demás, es como si todos ellos no fueran más que un único día; y una monotonía total convertiría hasta la vida más larga en un soplo que se llevaría el viento», escribe Thomas Mann en 'La montaña mágica', hace cien años de calendario.

Iba a ser el contrapunto de la exitosa 'Muerte en Venecia' (de 1912), otra historia en un microcosmos apartado del mundanal ruido, esta vez en la alta montaña (cual descenso a los infiernos invertido), en un sanatorio de Davos que Mann conoció de primera mano, porque su esposa estuvo en él (y llegó a cumplir los 97).…  Seguir leyendo »

Heródoto ha pasado a la posteridad como el primero de los historiadores, pero en realidad fue mucho más que eso. O eso, y además narrador literario, y periodista, tres virtudes fundamentales que en sus Nueve libros de la Historia vienen a ser una sola; y cuando digo periodista estoy hablando de sus calidades de reportero y cronista, oficios que entonces estaban lejos de ser reconocidos como tales; y, por si fuera poco, explorador, geógrafo, arqueólogo, etnólogo y paleontólogo, pues al adentrarse en territorios entonces desconocidos, registraba de manera acuciosa y metódica todo lo visto y oído.

Historia, novela y mitología son entonces una misma cosa porque las fronteras del mundo son difusas y distantes, y esa bruma de la lejanía desconocida crea la duda, el asombro y el misterio, pero también la curiosidad.…  Seguir leyendo »

Dibujo de Aquiles arrastrando el cuerpo de Héctor en su carro, de una exposición sobre Troya en el British Museum.

En 1967, un ejemplar de la Ilíada, la obra de Homero, salió de la biblioteca del instituto madrileño de San Isidro en préstamo. Aunque el plazo era de 15 días, el libro no regresó. Pero con Homero siempre hay que esperar un retorno, aunque este se demore años. Odiseo llegó a Ítaca 10 años después de que los griegos vencieran a los troyanos. La demora en el retorno y llegar cuando ya nadie te espera son cualidades homéricas. Así ha sucedido de nuevo. Como el protagonista de la Odisea, el ejemplar de la Ilíada también ha regresado a casa. En esta ocasión la vuelta ha llevado 57 años.…  Seguir leyendo »

El lugar de Cortázar

Por razones que no tienen ninguna relación con Julio Cortázar, hace unos días me encontré cruzando el cementerio parisino de Montparnasse, y una mezcla de curiosidad sociológica y de superstición literaria me obligó a desviarme unos cuantos pasos para ver su tumba por segunda vez en la vida. La primera había sido en el otoño de 1996, cuando Cortázar llevaba apenas 12 años muerto y el culto de su figura y de sus libros estaba, me pareció, agudamente vivo, y lo que recuerdo de ese día es una superficie de mármol tan cubierta de ofrendas —ramos envueltos en papel blanco, pequeñas materas plásticas, tulipanes sueltos, tiquetes de metro, cartas en sobres de colores— que leer la inscripción era imposible.…  Seguir leyendo »

Hablemos de 'La piel' en el 75 aniversario de su publicación en 1949. Con esta novela Curzio Malaparte completa el díptico sobre la Segunda Guerra Mundial que abrió 'Kaputt'. Ambos títulos deberían figurar entre las mejores novelas del siglo XX, aunque a su autor la posteridad le haya sido ingrata. Digamos a las nuevas generaciones que Curzio Malaparte era el pseudónimo de Kurt Erick Suckert, nacido en 1898 en Prato e hijo de un alemán que se instaló en la villa toscana y casó con la italiana Eugenia Perelli. El 'nom de plume' Malaparte es una provocación: si la vida de Bonaparte acabó en derrota, la de Malaparte sería victoriosa, ironizaba el escritor.…  Seguir leyendo »

Cuando Antonio Machado, agotado y enfermo, se incorpora en su lecho del hotel Bougnol-Quintana el 20 de febrero de 1939 para dictar la carta que dirige a su amigo Luis Álvarez Santullano, no sabe que ese esfuerzo supremo constituye su última relación con la escritura. Lleva dos días en cama, desde el 18, tras sentir una fuerte angustia en el pecho, pero le anuncia que su salud mejora y que espera verlo pronto en París. Unos días después, cuando ya conozca la noticia de su fallecimiento y reciba esa carta, el pulso tembloroso de su firma revelará al secretario de la Embajada de España que el alma de Antonio Machado había empezado ya a escapar del trazo antes de dictarla.…  Seguir leyendo »

El regreso de Stefan George

El arabismo 'azar' rige la vida de los hombres y los ritmos del Universo. Unos lo llaman así, azar, y otros prefieren el latinismo 'Providencia' (con P mayúscula) para explicarlo todo. El caso es que el azar –o la Providencia– me condujo una tarde, hace quince o veinte días, a una de las estanterías de mi babélica biblioteca en busca de la primera edición del 'William Shakespeare' (1864), de Victor Hugo, para extraer una cita de las páginas que dedica a Macbeth. Al topar con el libro me di cuenta —hacía mucho tiempo que no frecuentaba ese estante– de que los libros que flanqueaban la introducción a Shakespeare que redactó el autor de 'Los miserables' como prólogo a los 'opera' del Bardo que había traducido al francés su hijo menor, François Victor, eran los dos libros siguientes: uno de los 500 ejemplares de que consta la edición príncipe de 'Le cimetière marin' (1920), de Paul Valéry, y otra 'princeps' de factura externa impecable y elegantísima, ni más ni menos que 'Das neue Reich' (1928), del poeta alemán Stefan George (1868-1933), autor con quien yo había mantenido relaciones literarias muy intensas allá por los años 70 y 80 del siglo XX y que tenía a día de hoy muy olvidado.…  Seguir leyendo »

José Eustasio Rivera, en un retrato sin datar.Banco de la República

Una noche memorable de hace tiempo en Ciudad de México, que ya he referido alguna vez, ensayábamos durante la sobremesa de una larga cena en casa de José María Pérez Gay a recordar primeros párrafos de novelas, y Gabriel García Márquez empezó a recitar uno que todos coreamos, Carlos Fuentes, Álvaro Mutis, porque también lo sabíamos de memoria: “Antes que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar, y me lo ganó la violencia…”, tal como empieza La vorágine de José Eustasio Rivera, de cuya publicación se cumplen cien años.

Nacido en 1888 en el poblado de San Mateo en la región de Los Andes, que ahora se llama San Mateo-Rivera, justicia cívica para un escritor, Rivera era un abogado que trabajaba como funcionario en comisiones limítrofes, y eso le hizo conocer los territorios selváticos de la Amazonia, donde se desarrolla principalmente La vorágine.…  Seguir leyendo »

Un siglo de 'La vorágine'

Hay frases iniciales de novela que resumen un mundo. Cervantes, Dickens, García Márquez las consiguieron. El poeta José Eustasio Rivera (1888-1928) logró una para 'La vorágine', en 1924: «Antes que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia». La frase conduce al lector hacia el sentimiento amoroso desenfrenado y, luego, lo integra en una de las constantes definidoras de la historia hispanoamericana, especialmente de Colombia. Al fin y a cabo, el diccionario define 'vorágine' como una pasión desenfrenada o mezcla de sentimientos intensos.

Un escritor debe aprender a mentir. Pero en literatura mentir no significa faltar a lo cierto, sino construir un mundo que produzca en el lector el efecto de realidad.…  Seguir leyendo »

En una escena de 'Annie Hall', Alvy Singer (Woody Allen), un humorista de club nocturno aparece tumbado en la cama, exhausto tras haber hecho el amor. «¿No te importará que haya tardado tanto en acabar?», le pregunta la chica.

—No –responde Singer con humor–, no seas tonta, ya empiezo a recuperar la sensibilidad en la mandíbula.

—Hacer el amor contigo es toda una experiencia kafkiana– dice ella.

—Gracias, responde sorprendido.

—Eso lo digo como un cumplido– concluye su amante.

El adjetivo kafkiano se ha integrado en el léxico de muchos idiomas, pero lo sorprendente en este caso es que alguien lo considere positivo.…  Seguir leyendo »