
Opinar y castigar
Nos relacionamos desde hace tiempo según el paradigma del sinóptico tomado de la terminología de Zygmunt Bauman, una estrategia social en la que el diálogo que establecemos con la verdad queda circunscrito a una peculiar relación en la que la opinión ha tomado la vara de mando. El sinóptico se caracteriza por la exposición de unos pocos y la observación del resto. El paradigma fue, claro, el Gran Hermano, pero en esta sociedad del espectáculo en la que vivimos, donde lo representado parece más real que la experiencia vivida, se suceden interminablemente actores para ocupar ese lugar del ser visto.
El sinóptico lo es por una constante exposición pública de lo privado, incluso de lo íntimo, para la visualización de los otros, de modo que el que allí se expone, el que desvela sus intimidades, realiza algo así como una performance.… Seguir leyendo »