Palabra en el tiempo, corazón de justicia
La barba que se dejó en sus años de profesor de Literatura Española en la Universidad de Nuevo México en Albuquerque (EEUU) le dio, al ir encaneciendo, para los que le conocimos mediando la pasada década de los 70, un aire de hombre cosmopolita y viajado, que mucho contradecía con sus fotos de los años 50, cuando era funcionario en Madrid, como Juan García Hortelano, y tenía un aspecto más local o, como Carlos Barral decía, más carpetovetónico. Buen bebedor y nocherniego -como tantos de su generación, la del 50- Angel era un hombre cordial, sano, liberal, entrañable, y como dijo su tan querido Antonio Machado «en el buen sentido de la palabra bueno».… Seguir leyendo »