La carta portuguesa de Sánchez
Hubo un tiempo político -septiembre de 1988- en el que el Gobierno de Felipe González, para eximirse de los crímenes de los GAL, se valió de unas apócrifas cartas portuguesas con el beneplácito del otrora fiscal general del Estado Javier Moscoso. Nada que ver, desde luego, con las célebres epístolas de amor que tres siglos atrás escribiera Mariana Alcoforado desde su retiro conventual de Beja, en el Alentejo, al conde Chamilly, capitán de la caballería gala participante en el asedio de Ferreira, y compendiadas con ese título estampillado en la cubierta.
En aquellas espurias misivas para embarullar la investigación sobre los GAL, tres mercenarios encarcelados en el país vecino se desdecían de las imputaciones hechas ante el juez contra los policías españoles Amedo y Domínguez, finalmente condenados en este sumario.… Seguir leyendo »